lunes, 6 de junio de 2011

EL VICIO DEL MOVIL

Lee uno la noticia que reza "Los viajeros de un tren que hacía el recorrido entre Los Angeles y Seattle tuvieron que compartir espacio con una mujer que no paró de hablar a gritos por su teléfono móvil... durante 16 horas".

La noticia tiene su gracia...para los que no tuvimos que aguantar a tal energúmena, a la que al final tuvo que detener la policía, pues además de molestar a todo el mundo, cuando le llamaron la atención, insultó a los otros pasajeros, al personal del tren y hasta a la policía.

En fin, como me decía un simpático portugués en un hotel: "o celular forma parte do corpo" y es cierto que los teléfonos móviles han invadido nuestra vida y nuestra intimidad con una fuerza arrolladora, hasta el punto de que resultan totalmente imprescindibles para la vida actual y no andando mucho el tiempo es fácil que hagan desaparecer a los teléfonos fijos.

No están tan lejanos los tiempos en los que el teléfono de la habitación era un buen negocio para los hoteles. Pero ¿quién es el que usa hoy en día el aparato de la mesilla? Las abultadas notas por uso del teléfono han desaparecido de las facturas hoteleras.

El teléfono móvil no sólo es la forma actual de comunicarse que predomina ya sobre el fijo, es que llevar encima un aparato de estos te puede llegar a salvar la vida o la de otras personas y esto ya ha ocurrido en bastantes ocasiones.

Así pues, el aparatito está lleno de virtudes y de posibilidades. Puede incluso servir para poner en marcha a miles de personas. Junto con Internet (en realidad cada vez es más lo mismo) está sirviendo de medio para toda clase de movimiento sociales, incluyendo las revoluciones del norte de África y nuestro 15 M.

Pero como todo en la vida, tiene su contrapartida. Nos enseñaban antes en filosofía que la pasión no es buena ni mala, depende de para qué se empeñe. A las máquinas y los instrumentos les pasa igual. Y en el caso del teléfono móvil, es cierto que crea adicción. Sin llegar la exageración de la ciudadana americana de la noticia, es lo cierto que muchas personas abusan de su utilización. Tengo amigos que siguen pegados al móvil en el coche, aun teniendo instalado un manos libres y a alguno le ha costado, además de muchos puntos del carnet de conducir, algún grave accidente. Otros que lo usan en cualquier espacio público, hablando a gritos, de forma que parece que quieren que se enteren todos los circundantes de sus negocios o de sus temas familiares. ¿No se han fijado Uds. en mucha gente que, en cuanto el avión se detiene, encienden el móvil para dar la gran noticia de que ya han llegado, como si en ello les fuera la vida?

Este invento e internet, como digo, están revolucionando el mundo, porque permiten la transmisión inmediata de cualquier información, incluyendo sonido e imagen. Si la información es poder, la realidad es que, cada vez más, ese poder está en más manos.
Pero el uso del móvil requiere la asunción de nuevos parámetros de comportamiento social. Precisamente porque permite localizar a cualquiera en cualquier lugar y en cualquier momento, debemos de concienciarnos de que hay que hacer un uso racional, moderado y sobre todo respetuoso para con la intimidad de los demás. Hay gente que se molesta si no le responden al instante o si le cortan la llamada, o si el teléfono al que llaman no está activo, olvidando que al otro lado de la ondas, el posible receptor pueder estar haciendo muchas cosas o pasando incluso una situación apurada o angustiosa. Cuando llamemos por el móvil, pensemos en los demás y seamos tolerantes con el destinatario de la llamada. Como si fuéramos nosotros mismos. Hagamos un buen uso de este potentísimo instrumento social. No es difícil, solo hay que mentalizarse y guardar unas elementales normas de comportamiento. Y que la especie de la parlanchina del tren Los Angeles y Seattle se vaya extinguiendo, para bien de todos.

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