domingo, 27 de noviembre de 2011

LAS FISURAS DE EUROPA

Y el PP ganó las elecciones, como sabía todo el mundo, y además por mayoría absoluta.

Así es la democracia, unos ganan y otros ganan menos o pierden, como le ha pasado al PSOE.

Ha habido debacles electorales mayores en la historia de nuestra joven democracia. Personalmente asistí a la caída de UCD en el año 1982, cuando quien arrasó en contra de pronóstico por cierto, fue Felipe Gonzalez, que abrió así una nueva época en la historia reciente de España.

Estaba casualmente y por motivos que nada tienen que ver con la política, en la sede de UCD en Melilla. Llegamos tarde, otro amigo y yo, acompañando a dos secretarias que trabajaban allí. Ya no había casi gente y al poco aquel piso se quedó vacio y acabamos cerrando la puerta. “El último que salga, que cierre la luz”, pareció escucharse.

“Sic transit gloria mundi”, pensé yo y que sea para bien. Y aquél partido se rompió, se descompuso y dio lugar al poco a la Alianza Popular, de la que trae causa el PP de hoy.

Mariano Rajoy es un corredor de fondo, como lo era Mitterrand, que tras muchos fracasos electorales consiguió por fin llegar a presidente de Francia.Rajoy cuenta con el apoyo de la iglesia oficial, de los grandes empresarios…y con más de diez millones de votos. Cási nada y lo de encima.

Al PSOE de Zapatero, se lo ha llevado por en medio la tristemente famosa crisis de la economía europea, como han caído Papandreu, o Berlusconi. Al PP lo ha encumbrado la misma crisis, porque es lógico que si hay dos grandes partidos y uno que gobierna no es capaz de parar el vendaval, que azota nuestra economía, la gente piense: “Pues vamos a probar con el otro” Porque la esperanza es lo último que se pierde. Y a fuer de sinceros y a bote pronto, parece que la derecha de Rajoy puede estar en mejor posición para afrontar la situación, por aquello de que los conservadores siempre han sido “conservaduros”, como dice una tia mia, y suelen ser mejores administradores que los de la izquierda.

Veremos que pasa con Rajoy y su gente, aunque no les arriendo la ganacia. De momento “los mercados”, no se han dejado impresionar ni parece importarles lo que vote el pueblo español. Ellos van a lo suyo, que es obtener de su dinero la máxima rentabilidad. Y si en estos tiempos de vacas flacas hay gente que está haciendo buenos negocios, a costa de la ruina de otros, no olvidemos que esos “mercados” somos todos o podemos serlo en realidad, porque el dinero que acude a las subastas del tesoro no tiene padre ni madre y puede venir de cualquier sitio.

Como decía en anteriores artículos, Europa es una isla de bienestar, en medio de un mundo pobre e injusto y nos van a atacar por donde más débiles somos, es decir, por la grietas del nacionalismo y la insolidaridad, que se ven bien de lejos. Tenemos que trata de cerrar esas brechas o cuando menos reducirlas lo más posible. Sólo así conseguiremos frenar los ataques despiadados de nuestros enemigos económicos. He dicho.

lunes, 14 de noviembre de 2011

EL EURO Y EL EFECTO DOMINO

Pues la crisis de nuestra moneda única, ha conseguido cosas que, por la via de las urnas, resultarían difíciles, como hacer dimitir a líderes políticos sempiternos como Papandreu o Belusconi y provocar elecciones elecciones anticipadas, como en España y en otros países de la unión europea.

Los aires de cambio impulsados por la crisis económica, que también financiera, sacuden Europa. Se habla incluso de “dos velocidades” en un supuesto de miembros que andarían como tortugas y otros que irían como galgos.

Así, la Europa del euro parece un corral de gallinas, en donde todas cacarean, pero nadie se pone de acuerdo de verdad para encauzar los problemas y encararlos con seriedad de cara a una salida ordenada y razonable de la problemática económica en la que nos encontramos.

El ciudadano de a pie contempla átónito y atemorizado cómo cada uno de los supuestos cerebros pensantes que nos gobiernan da una opinión a menudo bien distinta de la que da el otro, apuntando soluciones que nadie acaba de entender, pero lo que sí entiende todo el mundo es que estamos metidos en un lío con lo del euro, que amenaza con dar al traste con la moneda única y de rechazo, con la misma unión europea.

Personalmente creo que el euro es uno de los logros más importantes, junto con la eliminación de fronteras para personas y mercancías, de los conseguidos en esta nuestra vieja y complicada Europa, desde que el tratado de Roma vio la luz, allá por los años cincuenta. Llegar hasta aquí ha costado sangre sudor y lágrimas. Entre otras tragedias de la humanidad, las dos grandes guerras mundiales. Dar marcha atrás es casi impensable y el efecto que se podría conseguir sería tan pernicioso para los países de la cola como para los de la cabeza del tren de nuestra economía comunitaria.

También pienso que en realidad esta es una opinión totalmente mayoritaria en la altas instancias de todos los países que componemos la unión europea. Así pues, la única solución no es romper lo que hemos construido con tanto esfuerzo, sino al contrario, más Europa, mayor entendimiento entre todos, en el convencimiento de que unos dependemos de otros y que solo la solidaridad y la mayor renuncia a planteamientos nacionalistas excluyentes puede sacarnos del bache político y económico en el que estamos. Es cierto que los países que están en peor situación a menudo se han saltado a la torera recomendaciones o normativas comunitarias de obligado cumplimiento o incluso han falseado sus cuentas para parecer que han hechos los deberes impuestos cuando no ha sido así. En estos casos, si quieren ayuda de la Unión, que sepan que ahora la cosa va en serio, aunque eso suponga ajustes dolorosos, sobre todos en cuanto repercuten sobre los ciudadanos y el estado de bienestar, que hay que salvaguardar a toda costa, sobre todo en sus aspectos más importantes, como son la cultura, la sanidad o las pensiones.

Yo creo que de esta crisis (que en griego quiere decir cambio) ha de salir al final una Europa más unida y por tanto más fuerte. El que esto se consiga es responsabilidad de todos. Que así sea.