lunes, 24 de septiembre de 2012

LAS REVUELTAS INTEGRISTAS


                Pone los pelos de punta, o sea, se nos erizan todos, el contemplar cómo todo un ministro de un gobierno de un país como Pakistán, con más de 180 millones de habitantes y en posesión de la bomba atómica, puede cometer burrada tal como ofrecer nada menos que 100.000 dólares de recompensa a quien asesine al supuesto autor del vídeo sobre Mahoma, que ha desatado las iras de multitudes de musulmanes radicales y ha provocado decenas de muertos, entre otras, la del embajador de Estados Unidos en Libia. Curioso destacar que el tal funcionario era un claro simpatizante de la revolución que echó del poder a Gadafi. También es sabido que esta guerra contra el lunático dictador, la ganó el pueblo gracias precisamente a la ayuda que el imperio yanqui prestó a las fuerzas europeas que intervinieron directamente en el conflicto. Norteamérica no se quiso involucrar frontalmente en las operaciones militares, pero su apoyo logístico fue determinante. Pues bien, la historia acaba con una embajada asaltada, quemada y varios funcionarios de EEUU muertos.
            Las masas de fanáticos energúmenos protestan, berrean, queman y están dispuestas a linchar a quien se les ponga por delante, con el razonamiento que tienen las turbas humanas. O sea, ninguno. A señalar que la inmensa mayoría de estos individuos totalmente irracionales, ni siquiera han visto el famoso vídeo, origen de la protesta, pero maldita la falta que les hace. A ellos les basta con el boca a boca y con los discursos encendidos de los muftí, los mulá o los ayatolá para salir a la calle a quemar cosas y matar gente.
            Pero volvamos al inefable ministro de los ferrocarriles de Pakistán. El tipo está dispuesto a soltar tan cuantiosa recompensa a quien mate al cristiano copto, supuesto autor de la película blasfema y al que las autoridades norteamericanas ya han condenado a muerte, indentificándolo sea o no sea el responsable, que eso está por ver.
            Y el gobierno pakistaní, en lugar de obligar a este ejemplar de su corte a dimitir de forma instantánea o cesarlo y a que pida disculpas o se retracte, lo único que dice es que no comparte la idea. O sea, que no está mal lo que hace su colega, pero que ellos no van a soltar ni un dólar para que se lleve a cabo la faena contra el copto. Pues qué bien. Habría que decir que, dado el follón que se ha montado (o lo han montado, que esa es otra posibilidad bastante posible), no hace falta que este energúmeno de ministro ofrezca dinero alguno para que alguien se anime a llevar a cabo la ejecución. Seguro que sobran voluntarios gratuitos. Dios nos pille confesados con esta gente.
            Parece que, al final, la única solución será la peor, la que defienden los americanos desde el atentado de las torres gemelas. Es decir, la guerra, en la que ellos están, sin ambajes, contra el terrorismo integrista islámico.
            Y esta es una guerra bien jodida, porque los unos ponen su tecnología y los otros, cientos de miles de fanáticos dispuestos a matar o morir. Así, mientras los moros siguen con sus kalasnikof, los chicos de West Point ya matan todos los días talibanes (o a quien le toque), desde aviones teledirigidos y tienen por ejemplo muy avanzados sus soldados robots, capaces de correr a cuarenta kilómetros por hora sobre cuatro patas y prácticamente indestructibles (la meta próxima es que se desplacen a 100 k/hora) . Imagínense una escena que parece de ciencia ficción, pero que cada vez está más cerca. Imagínense una manifestación de estas de quemar, destruir y linchar y una tropa de máquinas de guerra, que pueden neutralizar a todo el mundo, desde la muerte del enemigo hasta una descarga eléctrica o un laser paralizante, pongamos por caso.
            Claro que esta no es una situación deseable, pero mucho me temo que no vamos a poder elegir. O la masas musulmanas y sobre todos sus dirigentes, que son los que suelen prender la mecha, se reconvierten y se empiezan a enterar de qué cosa es la libertad de expresión y otros derechos fundamentales del ser humano, o les van a cascar duro, bien duro. Y no van a ser directamente los soldados, sino un técnico informático delante de un ordenador y sentado cómodamente a miles de kilómetros, que se irá a su casa cuando termine el horarios de trabajo, con la conciencia tranquila, pensando que está sirviendo a su patria, manejando cualquier máquina de guerra, por tierra, mar o aire. Ya verán, ya…          

viernes, 21 de septiembre de 2012

CATALUÑA, EL ESTADO PEQUEÑITO


            En toda esta historia de la “independencia de Cataluña”, hay muchas cosas que decir. La primera, que en la situación económica y social que se encuentra España, también Cataluña, que como está claro no forma parte de Marruecos, lo menos oportuno es montar cipostios de cualquier clase. Eso no beneficia a nadie, ni por supuesto a los mismos catalanes.
            Artur Mas acaba de decir que los catalanes no están locos. Pues claro que no. El problema de los nacionalistas españoles, nuestros particulares y muchas veces ridículos nacionalistas, es que hablan siempre y se llena la boca en nombre de “su país”, cuando la realidad es que, lo único que representan verdadera y legalmente, son a la gente que les ha votado. Así es como funciona la democracia. Lo de la calle está muy bien y hay verdaderos especialistas en el follón callejero, que se dedican a lo que se dedican, o sea, a tratar de sustituir la voluntad de las urnas, por la de los carteles y las consignas gritadas a coro. Olvidando que el derecho de manifestación es un derecho fundamental y eso nadie lo niega, pero las que mandan en democracia, son las urnas.
            Jordi Pujol, hombre bien sensato él y de reconocidas convicciones democráticas, acaba de decir que la independencia de Cataluña no es posible. Pues claro. Les cuento que una vez me encontré en Canadá, concretamente en las Cataratas del Niágara, a uno de estos personajes que presumen de no ser españoles. Yo estaba solo y me dirigí hacia la persona que estaba a mi lado, para pedirle que me hiciera una foto. Yo no sabia si era español o ruso, pero al contestarme en el idioma de Cervantes, pues lo primero que siente uno es alegría de encontrarse con un paisano en tierras lejanas. Le pregunté si era español (es que somos 450 millones que lo hablamos, incluyendo a los catalanes) y me contestó airado “soy de Barcelona” En seguida pensé para mí “con la Iglesia hemos topado” y le conteste con sorna gallega, que yo era de Zaragoza.
            O sea, el tipo no era español, era de Barcelona, manda carallo, era como para preguntarle qué ponía en su pasaporte.
            Bueno esta confusión entre sentirse como… y ser en realidad de…. Es muy común en nuestros particulares nacionalistas. O sea, que en realidad todo se reduce a un mero sentimiento bastante visceral. Y poco realista. Y bastante insolidario. Es el sentimiento de la tribu. Como cuando los de Coruña se pelean en el fútbol con los de Vigo. Y los de Gijón con los de Oviedo. Los de Villaconejos de Arriba, con los de Villaconejos de Abajo. Y así cabria seguir enumerando las miserias humanas que se reflejan en estas actitudes de tribu prerománica.
            No le pidas a un nacionalista que razone en temas de nacionalismo. No le pidas a un forofo del fútbol que razone en materia deportiva. No le pidas, a cualquier fanático religioso, llámese católico, musulmán, budista o sintoísta, que razone siquiera en tales materias.
            Le mente de ser humano es bien curiosa. Ayer veíamos en la televisión una manifestación en Paquistán, creo, de abogados, nada menos, protestando por los vídeos, ya tristemente famosos, que han salido en youtube y que han desatado una ola de violencia por todo el mundo islámico.
            Y uno de se pregunta, porque preguntarse a uno mismo es bueno y saludable y siempre hay contestación, ¿cómo es posible que gente culta, abogados, profesores, ingenieros, puedan tener una parte de su cerebro, aislada, aparte, que no razona y solo se rige por principios e ideas inculcadas casi siempre en la niñez, por las cuales llega a estar dispuesta a matar o morir?
            Pues lo es, y esto lo único que demuestra a mi modo de entender es la fragilidad del pensamiento del ser humano, al que se le puede domesticar desde niño en cualquier idea, por más absurda que sea desde un punto de vista estrictamente racional.
            Dicho de otro modo, si tenemos en unas cunas a cuatro niños recién nacidos, uno de un país europeo democrático, pongamos Suecia. Otro de un país africano, pongamos Etiopía, otro de un país asiático, pongamos China y otro de un país americano, pongamos Brasil.
            Imaginemos que ninguno de ellos, por las circunstancias que sean, tiene padre ni madre conocidos. Imaginemos que se acuerda realizar un experimento social. Y al sueco, lo mandamos a China y al Etíope lo mandamos a Suecia, al chino a Brasil y al Brasileiro a Etiopía. A buenas familias, eso si. Con medios económicos, que no se trata castigar a las criaturas con las miseria.
            Bueno, ¿cuál sería el resultado, cuando tuvieran 18 años, educados en cada uno de los países?, pues muy sencillo, el sueco hablaría chino y sería ateo. Sería un hombre trabajador hasta la extenuación. Probablemente sería un hombre hormiga.
            El etiópe de nacimiento al que remitimos a Suecia, sería respetuoso con las leyes y muy sensato.
            El chino en Brasil, lo tendría más fácil, porque allí hay muchos y se podría integrar en su cultura. Pero nunca sería un chino de la China, sin un chino brasileiro, que es otra cosa.
            Por último, el brasileiro en Etiopía, sería el peor de los supuestos. Sería musulmán y viviría en un país en donde la mejor opción es salir corriendo.
            Y Udes. dirán, pero ¿qué tiene que ver todo esto con Cataluña? Pues bastante. El sentimiento catalanista, soberanista, independentista o como le queramos llamar, de las juventudes catalanas, no ha nacido por generación espontánea, no ha salido de la nada. Es el resultado de un adoctrinamiento bien calculado y regulado desde las instancias políticas nacionalistas, que se ha fortalecido con la democracia española de la transición. Claro que en la república hubo movimientos nacionalistas tanto en Cataluña, como en las Vascongadas o en Galicia, pero para nada tenían la fuerza ni la virulencia que se ha ido desarrollando al amparo de la España de las autonomías.
            Pero la realidad es que el tema de la tan manida independencia de Cataluña no es sólo de los catalanes. Pues claro que no, es cosa de todos los españoles. Y esto es lo que tienen que entender (y algunos catalanes ya lo entiende bien como Jordi Pujol), porque si no, van listos y los políticos que se dediquen a echar leña al fuego este del independentismo, pues hasta puede ser que se quemen con él.
            Aquí, en España, hay una Constitución, que nos atañe a todos y que todos tenemos que cumplir. Y para cambiarla, hay procedimientos legales que seguir. Pero de momento no se atisban para que Cataluña pueda ser un estado pequeñito, porque además, en materia de estados, lo pequeñito ya no se lleva.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

SANTIAGO CARRILLO


      Santiago Carrillo, el incombustible, el fumador empedernido que ha acabado demostrando que “fumar no mata”, por lo menos a él, que casi ha consumido un siglo de existencia, se ha marchado, como nos tocará a todos, más tarde o más temprano.
            Animal político donde los hubiera, su larga historia abarca prácticamente todo el siglo XX. Carrillo interviene desde adolescente en todos los episodios de la convulsa historia política de este país. Desde la revolución de Asturias de 1.934, por la que acaba en la cárcel, hasta la República, en la que ostenta cargos importantes. Luego viene el exilio y luego la parte más importante de toda su historia, o sea, la transición.
            Nadie pone en duda que, en el paso de la dictadura de Franco a la democracia de la Constitución de 1.978, en la que vivimos hoy afortunadamente, hay dos personajes fundamentales, a saber, Suarez y Carrillo. El primero porque, partiendo de las entrañas mismas del régimen franquista, como secretario general del Movimiento, diseña y sobre todo negocia el tránsito con la mayor habilidad que le caracterizaba. El segundo porque, en la parte contraria, en la verdadera y única oposición a Franco (Partido Comunista y su correa de transmisión, Comisiones Obreras), entra en el juego y tiene la enorme visión de estado de comprender que las cosas cambian y hay que abandonar el estalinismo y el paraguas de la Rusia soviética, para comprometerse con la realidad concreta de la nueva España, bien diferente ya, por muchos motivos, a la de 1.936.
            Así, Suarez y Carrillo, Carrillo y Suarez, son los dos verdaderos pilares políticos de la transición democrática española del posfranquismo. El PSOE ni existe y hay que inventarlo, carente de cuadros ni de estructura comparable con la de la izquierda comunista de Carrillo. En aquél momento, la derecha sigue siendo, simplemente, franquista, los nacionalistas que ahora tanto gritan, andaban escondidos y los monárquicos, ni se ven. En las cárceles solo hay políticos comunistas, fuera de algunos de la ETA.
            La personalidad de Carillo, como la de Suarez, queda reflejada de forma dramática cuando los guardias disparan al techo en el Congreso, el aciago día del golpe de estado de Tejero. Todos los diputados se tiran al suelo, menos Suarez, Gutierrez Mellado…y Carrillo. Con la agravante de que el dirigente comunista está sentado muy arriba en las gradas y tiene más posibilidades de que le alcance un tiro, además de que él sabe que, con toda seguridad, puede ser la primera víctima de los levantados en armas. Además, el origen del golpe viene precisamente del reconocimiento de la legalidad del Partido Comunista.
            Todo un icono, una imagen de dignidad y de valor personal, para mí representativa de que los dos pilares, las dos personas verdaderamente importantes en la transición democrática española eran, precisamente, los que aguantaron a pie firme sin plegarse a las balas y a la violencia fascista de quienes estaban mancillando nada menos que lo más sagrado que tiene una nación, es decir, la soberanía popular, representada en el hemiciclo legislativo.
            La inteligencia política de Santiago Carrillo le llevó a evolucionar en sus ideas, moderándolas notablemente, primero en relación al comunismo estalinista, luego a su propio partido, que llegó a expulsarlo y luego a nivel personal.
            Creo sinceramente que España, todos los españoles, tenemos mucho que agradecer a D. SANTIAGO, como le llamaban cariñosamente los periodistas. Descanse en paz.

domingo, 16 de septiembre de 2012

EL ORDAGO DE LA DIADA

Resulta curioso ver a tanta gente, cientos de miles de personas, diciendo y pidiendo tantas tonterías a la vez. Naturalmente que muchos, supongo que la gran mayoría, incluso todos los que lucían el cartelito de “Cataluña estado europeo” saben que eso es imposible y además no puede ser, como diría el castizo. Entre otras cosas, porque en la Unión Europea no se entra sólo por desearlo o por pedirlo, sino siguiendo un procedimiento legal, que incluye la aprobación por unanimidad de todos los países miembros, incluida España, por supuesto. Por otra parte, en Cataluña pueden organizar todas las consultas populares que quieran, sobre la independencia o sobre el sexo de los ángeles y todos serán ilegales y pírricos. Y pueden aprobar las leyes que les parezcan en tal sentido, que tampoco servirán para nada, fuera de dar una opinión o manifestar una idea, cosa a la que, por supuesto, todos tenemos derecho. Y esto por razones muy sencillas. Con arreglo a la Constitución española de 1.978 (artículo 1, 2), la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. Esto quiere decir que, en el hipotético caso de que se pudiera plantear un referéndum sobre la independencia de Cataluña o de cualquier otro territorio español, tendrían que emitir su voto todos los españoles, o sea, también los catalanes. Así mismo conviene recordar lo que dice el artículo 2 de nuestra Carta Magna: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Así pues, está claro que, para lograr por métodos legales, únicos aplicables y admisibles en un estado de derecho como el nuestro, una posible independencia de las provincias de la barretina, haría falta modificar la Constitución ¡y de qué manera!. O sea, más bien haría falta cargársela y no creo que la gran mayoría del pueblo español, incluidos la mayoría de los catalanes, que son gente muy sensata, quiera hacer o intentar siquiera tal cosa. Como en el caso vasco y en el gallego, hay que decir que, nunca, en la historia de estas tres regiones, han tenido mayor capacidad de autogobierno ni se ha respetado más su lengua y su derecho propio. Lo curioso es que estos beneficios identitarios, que provienen precisamente del proceso constitucional español de la transición, en lugar de contentar a los nacionalistas, han producido un efecto contrario, sobre todo en las nuevas generaciones educadas en la inmersión de la lengua y en el victimismo antiespañolista. En lugar de fomentar la idea de que la unión hace la fuerza y la desunión la debilidad (lo que estamos viendo claramente a nivel europeo), en lugar de inculcar a los jóvenes principios de solidaridad, la autoridades catalanas se han dedicado a todo lo contrario y estos son los frutos. Produce tristeza que haya tanta gente que piensa que Cataluña es tratada injustamente por parte del estado español. Pero es que, además, es totalmente falso. En el aspecto económico, los principales clientes de las producciones catalanas, sean las que sean, son, precisamente, el resto de los conciudadanos españoles. En el aspecto identitario, con la lengua o las banderas, la tolerancia del estado español, por incumplimientos flagrantes de las leyes, como la ley de banderas, por ejemplo, es mucho mayor que en otros casos como el vasco. Y eso por no hablar de la frontera de España con Francia, por la Junquera. Al estado español, si de verdad quisiera perjudicar a Cataluña le habría bastado con terminar la autovía de Zaragoza a Francia por el túnel de Canfranc, con lo que se deviaría gran parte del flujo comercial por el centro de la península, cosa bastante normal, por otra parte. Si alguien tuviera que protestar por esa injusticia sería la gente de Aragón. Un estado catalán independiente, no sólo de España, claro, sino de la Unión Europea, se vería aislado y débil por tanto. Se quedaría sin moneda y no podría prescindir ni siquiera del idioma castellano que, por cierto, es el que hablan en realidad y de forma habitual la gran mayoría de los habitantes de Cataluña. Naturalmente que en el fondo de toda esta absurda algarabía popular, los que mandan y dirigen a la masa no piensan en serio en ninguna clase de independencia, sino en ir a Madríd, usando la manifestación del día 11 de septiembre como arma a blandir pidiendo el famoso “pacto fiscal”, o sea, más dinero, que es en realidad lo que les interesa y de lo que tienen merecida fama los catalanes.

jueves, 13 de septiembre de 2012

EL ETARRA BOLINAGA


            Estos de ETA, torvos y siniestros ellos donde los haya, a veces hasta dan la risa o la sonrisa, si Udes. quieren. La Audiencia Nacional acuerda concederle la libertad condicional, rechazando así el recurso del Fiscal contra el auto del Juez de Vigilancia Penitenciaria y ellos lo celebran como si fuera una gran victoria, producto de su lucha reivindicativa.
            Este criminal, que asesinó a tres guardias civiles y protagonizó uno de los más crueles secuestros de la triste historia de la banda vasca, le da las gracias al pueblo de Euskal Herria, que por cierto sólo existe en la mente enfermiza de esta tribu que son los terrorista de ETA. En realidad debería de darle las gracias a vivir en un país como España y tener los derechos de ciudadano español.
            Si el Bolinaga este hubiera hecho lo mismo en Estados Unidos, por ejemplo, lo más seguro es que ya no existiera, porque lo habrían condenado a muerte o habría muerto en un enfrentamiento con la policía. Pero si estaba en la cárcel, aparte de andar encadenado de pies y manos cuando saliera de la misma para cualquier diligencia judicial, no iba a salir de ella, por mucha enfermedad terminal que le aquejara. Pero el asesino tiene la suerte de que esto es un estado de derecho y las leyes de cumplen. Si lo hubiera hecho en otro sito, por ejemplo en Brasil, pues ya no estaría en la cárcel, porque ni existiría él ni su organización, que habría desaparecido hace años o la habrían desaparecido, para ser más exactos.
            Así, no es que el Estado le haya hecho ningún favor, ni que haya influido para nada cualquier clase de movilización de las que llevan a cabo los suyos con fervor y constancia desde hace años. Es, simplemente, que se ha aplicado lo que dice el Código Penal y las leyes penitenciarias, que preveen que ninguna persona tenga que morir entre rejas.
            Es ese sentido, el auto del Juez de Vigilancia (se lo pueden Udes. leer, porque lo publicaron los periódicos)es intachable y si cabe hacer alguna interpretación de la norma, que cabe poco, porque está clara, siempre deberá de ser “pro reo”, o sea a favor del condenado. Téngase en cuenta que, para ley, Bolinaga es un preso que cumple su condena como cualquier otro y por lo tanto, se le debe de aplicar la ley igual que a todos. Naturalmente que los de ETA y sus adláteres lo que prentenden es que sean tratados con privilegios, por ser “presos políticos”. Pero esta condición sólo existe en una dictadura y simplemente no puede haberla en una democracia como la española. La cosa es bien elemental, si los de ETA estuvieran en la cárcel en un estado como el de Franco, serían tratados de forma distinta, pero para peor.
            En fin, Bolinaga está en libertad, no porque se lo merezca, que dan ganas de vomitar, solo de verlo, sino porque se le ha aplicado la ley y se le han respetado sus derechos como reo. Como a cualquier otro reo. 

viernes, 7 de septiembre de 2012

LA COSA DEL TWITTER


          Confieso que rechazo por sistema las invitaciones de muchos amigos y amigas que, de buena fe, me incitan a participar en ese invento de comunicación social que está revolucionando las relaciones humanas.
            No acaba de convencerme el que todo el mundo se entere al punto de los que hace todo el mundo, hasta los más intrascendentes detalles de su vida. Creo que la utilización que se hace en general de este potente instrumento de internet cabe calificarla de frívola, pero no de inocua.
            A estas alturas, nunca sabes si estás ya en una página web, donde va salir, sin que tú te enteres, la última reunión de amigos, en donde tocas la guitarra y una amiga cariñosa te agarra y te da un beso. Estamos hablando de cosas inocentes, pero hay que imaginarse que pasa si la fiesta tiene contenidos sexuales y a alguien se le ocurre filmar y colgar la “obra de arte” de internet, pues a los protagonistas se les avecinan problemas sin cuento.
            Vivimos en una sociedad hipócrita y todas los son en mayor o menor grado, donde se trata de aparentar ante los demás lo que no se es o de ocultar en realidad lo que se es.
           Si la hipocresía social alcanza a todos los ámbitos del comportamiento humano, cuando tocamos el tema sexual, la cosa se dispara. Aquí nadie se masturba, o folla o tienes ganas que se muere por hacerlo con la vecina de enfrente, esté casada, soltera o viuda. Aquí nadie tiene querido o querida (cambiemos por una vez el orden de la ridícula frase de los políticos cuando se dirigen al público) y le pone unos cuernos de alce a su pareja. Pues claro que sí, entre otras cosas porque esto es más viejo que la tana y como diría el castizo, el asunto de jodienda no tiene enmienda.
            Pero cuidadito que tal cosa se haga pública y no veas si es con imágenes incluidas.
            Ahora le ha pasado a una concejal del pueblo de los Yébenes (Toledo). Pobrecica la angelica, parece que se hizo un vídeo tocándose salva sea la parte y alguien que no la quería muy bien se apresuró a colocarlo en el dichoso twitter y todo el pueblo y muchos más se enteraron y recrearon con las imágenes. El escándalo es monumental, la peticiones de dimisión de amontonan. Los medios de difusión, también, a la puerta del Ayuntamiento y  los vecinos escandalizados (quiero suponer que en este pueblo también los haya que no se escandalicen por estas cosas), se dedican a abuchearla e insultarla.
            Olvido Hormigos, que así se llama la concejal, abrumada y aturdida por lo que le ha pasado, ha querido dimitir. Pero alguien bien inteligente y con mentalidad abierta la ha convencido de que no, que tiene que darle cara a la situación y de que tiene ser valiente. Si ella se ha masturbado delante de una cámara, el 90% por ciento de las mujeres del pueblo, por no decir más, también practican el autoplacer y estoy seguro de que bastantes les gustaría la experiencia morbosa de gravarse, aunque no se atreven.
            Si ella no ha sido la que ha puesto su vídeo en internet, lo cual añadiría un plus de exhibicionismo a su osadía erótica, si ha sido objeto de una sucia maniobra por parte de alguien interesado en hundir su carrera política, esta mujer merece todo el respeto del mundo e incluso la protección que las leyes le dan a su intimidad. Vaya desde aquí mi más decidido apoyo.
            Así que la conclusión es que mucho cuidado con el twitter y las filmaciones. Porque cualquier de Udes, si, cualquiera de Udes. se puede ver cualquier dia en situación parecida. Y contra eso, contra la difusión de cosas como la que le ha pasado a la Hormigo, por internet, solo hay una defensa efectiva. Y es pasar de la gente y decirles a la cara, miren, yo con mi cuerpo, hago lo que da la gana, ¿vale?