domingo, 27 de febrero de 2011

EL PETROLEO Y LOS MOROS

Si no fuera dramático, por las cosas que están pasando en el Norte de Africa, tendría gracia que precisamente a los países árabes, más atrasados y de regímenes tiránicos o fanáticos, le haya caído en suerte el poseer las reservas de oro negro y gas con mejor calidad y mayor facilidad de explotación del mundo.

Llámese Argelia, Libia, Arabia Saudita, Irak o Irán, todos ellos tienen su principal fuente de riqueza en elementos naturales en los cuales no ha intervenido para nada ni el ingenio ni el trabajo de sus habitantes. Les ha venido dado por la naturaleza. Y les ha hecho ricos por la tecnología que ellos no han inventado ni producen.

Les voy a contar una historia chusca, de cómo los adelantos de la ciencia pueden convertir en rico al pobre y en pobre al rico. Había un agricultor en un pueblo de Aragón, que tenía dos hijos. El mayor era trabajador, responsable, obediente y dispuesto a seguir la senda de su padre, defendiendo el patrimonio familiar, cultivando los campos, continuando en fin con la tradición de sus ancestros. El menor era un viva la virgen, que no quería saber nada del campo, ni de obligaciones, ni de responsabilidades. A pesar de todo se las apañaba para vivir bien trabajando en distintos oficios y viajando por el mundo. El padre, llegada la hora de hacer testamento, acordó dejarle a su hijo bueno las mejores fincas de labradío y buen secano, en la seguridad de que las seguiría trabajando y haciéndolas rendir. Al calavera de su hijo menor, le dejó la legítima estricta, representada por unos montes pedregosos donde no crecía ni una brizna de hierba, porque el viento soplaba de forma conStante y con fuerza. Aquello no valía nada, pero era lo que se merecía aquél hijo despreocupado y maniroto.

El tiempo corrió, el padre murió y los hijos heredaron las propiedades. El mayor continuó cultivando hortalizas y cereales y el menor siguió con su vida disipada y alegre. Pero llegó un día en que dos señores muy serios con corbata y portafolios localizaron al camándula y le dijeron que representaban a una compañía eléctrica que se dedicaba a las energías alternativas y que querían alquilarle los montes pedregosos de su propiedad. El hombre no entendía nada ¿Para que querrían aquellos tipos las tierras que su padre le había dejado sólo para joderlo? Cuando le dijeron cual era la finalidad y cuales las condiciones económicas, el hijo pródigo por poco se cae de espalda, porque por cada molino generador iba a cobrar unos 6.000 euros al año y en aquellos montes cabían muchos…

Moraleja, el buen hijo, responsable, trabajador y buen agricultor continuó recogiendo tomates y patatas, que cada vez valían menos y el malo se dedicó a darse la gran vida a cuenta de los montes pedregosos donde sólo corria el viento.

Así, muchos países árabes no han tenido otro mérito más que tener oro negro a espuertas y de fácil extracción además. Los más de los casos, por no decir todos, tanta riqueza ha ido a parar a manos de unas oligarquías tiránicas y medievales, en cuya cúspide de poder está un rey, un emir…o un iluminado revolucionario como Gadafi. Los más de los casos, por no decir todos, el dinero del petróleo ha ido a parar a los fabricantes de armas, porque las dictaduras necesitan protegerse en primer lugar de su propio pueblo y a continuación a los bancos de Suiza, las Islas Caimán o a inmuebles en todo el mundo y entre otros sitios preferidos por esta ralea de tiranos pueblicidas, las costas españolas, sobre todo la zona de Marbella, Fuengirola y sitios parecidos. Esta es la triste realidad, como lo es que el occidente democrático y civilizado y por supuestos la potencia yanqui, ha venido apoyando a todos estos personajes, que al defender sus intereses, también lo están haciendo con los del capitalismo más duro.

El dia que el petróleo sea sustituido por otras energías mucho más baratas y menos contaminantes, como la eléctrica, proveniente de recursos inagotables, como el viento, el sol o las mareas del mar y no digamos la fusión nuclear fría, todos estos pueblos ahora ricos, volverán a donde estaban, o sea, a los rebaños de cabras y camellos. Y es una lástima enorme que estos pueblos no hayan aprovechado la riqueza temporal de las energías fósiles para fomentar sobre todo la cultura, para modernizarse, para crear instrumentos de riqueza que puedan servir para que sus hijos y sus nietos vivan mejor el día de mañana. Esta oportunidad histórica que han desaprovechado en su gran mayoría no es fácil que la vuelvan a tener. Sic transit gloria mundi.

martes, 22 de febrero de 2011

Y AHORA GADAFI

Los sucesos de Libia, donde el dictador Gadafi está demostrando lo que es y lo que ha sido siempre, un tirano, déspota y caprichoso, de los que gobiernan con “todo para el pueblo”, pero sin el pueblo, ponen los pelos de punta. Utilizar armas pesadas de guerra, como son cañones, tanques o aviones, contra ciudadanos desarmados demuestra dos cosas a mi juicio: la catadura moral del sátrapa libio, que no repara en llegar al más claro genocidio contra su propio pueblo y la depravación de un sistema político, que deja ver bien a las claras que el ejército de Gadafi no es de Libia, sino de Gadafi.

Pero el curso de la historia es imparable y, o mucho me equivoco, o cuando más mate el Gadafi, más se le va a ver un plumero por demás de sobras conocido en un personaje que ha llegado hasta el atentado terrorista como norma de política exterior. Y más se le va a volver contra él su propio pueblo. Porque la realidad es que ya le han perdido el miedo y dentro de las mismas fuerzas armadas y del aparato de su estado represor, ya empieza a haber importantes deserciones. De aquí a que surja un movimiento de rebelión militar contra el tirano creo que falta muy poco. En el momento en que los soldados se nieguen a disparar contra personas indefensas, cosa que ya está pasando, Gadafi está listo.

Su última intervención de breves minutos, en donde aparece dentro de un coche y con un paraguas, diciendo hola y adiós, parece demostrar que Gadafi no está muy bien de la cabeza, si es que alguna vez lo estuvo, que lo dudo. En todo caso, significa el desprecio más contumaz contra sus súbditos, que no ciudadanos, y es claro que esta salida de tono, propia de su mente calenturienta, sólo tenía la finalidad de demostrar que no se había marchado a Venezuela, aunque la realidad es que nadie sabe muy bien donde está y una filmación de esa clase se puede orquestar desde cualquier lugar hoy en día.

Así que tenemos otra pieza del rompecabezas norteafricano que se va a desmontar. Y ya era hora después de 41 años gobernando con sus caprichos estrafalarios. Ahora sólo queda desear que lo echen pronto, para que los muertos sean los menos posibles y luego que se le persiga y se le lleve ante un Tribunal especial como a Sadam Husseín para que rinda cuentas de sus crímenes. Va ser una historia larga, por cierto.

miércoles, 16 de febrero de 2011

LAS ARMAS EN SUIZA

Cuentan que el Ministro Castiella, al que recordarán con toda seguridad los que peinan canas, hizo un viaje a Suiza y regresó encantado del país. Su orden, su limpieza, su puntualidad, el respeto de las normas… Reunido con Franco para informarle, le expuso con entusiasmo todas estas maravillas del país helvético. El dictador, con su retranca gallega, se le quedó mirando y le dijo: “todo eso está muy bien Castiella…pero aquí, en España…, ¿dónde tenemos los suizos?”

Viene esto a cuento porque los suizos acaban de hacer un referéndum para decidir si quieren o no que la gente continue teniendo armas de guerra en sus casas. Digo yo que Suiza debe de ser el país más democrático del mundo, porque organizan una consulta popular hasta para cambiar el nombre de una plaza. Y nos dan lecciones en casi todo. Yo personalmente he adoptado una costumbre suya bien sencilla, que consiste en no entrar nunca en casa calzado, sino cambiar los zapatos por zapatillas a la misma entrada, como también hacen los japoneses, por aquello de que lo importante no es limpiar, sino no ensuciar.

Esta de las armas es una polémica que resurge de vez en cuando en países como Norteamérica, sin que se consiga eliminar ni limitar el derecho a poseerlas y portarlas, por las sencilla razón de que es un derecho consagrado en la cuarta enmienda de su Constitución, si no recuerdo mal. O sea, una de sus primeras normas fundamentales, lo que resulta lógico, teniendo en cuenta que los ciudadanos del nuevo país americano tenían que defenderse de los indios, de los bandidos y de las alimañas, y que el estado no tenía capacidad para contrarrestar todos esos peligros de forma eficaz, dado lo enorme y salvaje de su territorio. Así nació la institución del Sheriff, elegido democráticamente entre los vecinos, que hacían recaer el puesto en aquél que tuviera más valor y manejara mejor el revólver, que era prácticamente el único lenguaje que entendían los enemigos de la ley y el orden, los cuales pululaban como moscas a la miel.

Así que lo de Norteamérica se entiende y dado que ellos no cambian prácticamente su constitución, tienen armas libres para rato.

Pero ¿qué pasa con los suizos?. ¿Cómo se explica que tengan armas de guerra en sus casas?. Pues muy sencillo, porque el ejército suizo, por tradición, es en realidad una milicia popular, en la que participa todo el mundo. En realidad es el verdadero ejército del pueblo, que encima sale bien barato y que permite a un país tan pequeñito poner en pie de guerra a más de 1.500.000 soldados en un breve espacio de tiempo, cosa que no puede hacer ninguna otra nación del mundo.

Y porqué, con ese enorme arsenal en sus casas, no se dan en Suiza las cosas que pasan en EEUU, Udes ya saben, el tipo que llega a un colegio o un supermercado o cualquier otro sitio concurrido y empieza a disparar sin ton ni son, dejando un montón de muertos y heridos. Pero si hasta les pasó con un comandante en una base militar, que para más inri era el siquiatra que atendía a los soldados que volvían desequilibrados de Irak (casi todos). Y además resultó que era un mulsulmán integrista, que manda truco…

Pues la explicación es muy sencilla, porque son suizos, coño, que ya lo dijo Franco, que sería muy dictador, pero de tonto no tenía un pelo. La lección que sacamos de todo esto es que el problema no está en las armas, como tampoco está en que los automóviles puedan andar a 250 kilómetros por hora. El problema está siempre en las cabezas. Y si a un mono le das dos pistolas cargadas, pues mejor que pongas tierra por en medio. Y si a un lerdo que no sabe conducir, aunque él cree que si, le dejas un Porsche 911, pues lo más fácil es que se desgracie en la primera curva y se lleve a alguien por delante en su caso.

Esta es la pura realidad de las armas y de muchas otras cosas peligrosas. Ni las armas ni los coches en realidad son peligrosos, los peligrosos son quienes las manejas o utilizan indebidamente. Por eso está bien que los suizos sigan con sus armas de guerra y sus uniformes en sus casas y por eso, porque son suizos y bien sensatos, ni hacen mal uso de las armas y además votan en refendum (un 60%) que continuen en casita, que ahí están bien. Como ya dije, nos dan ejemplo de cordura y civilidad. ¡Qué envidia!

domingo, 13 de febrero de 2011

Y LA MOMIA CAYÓ

Y pasó los que era previsible que pasara. Que la enorme presión de la revuelta propular acabó echando del sillón presidencial a Mubarak. Pero fíjense que digo revuelta, no revolución. Son dos cosas bien distintas y bien contrastadas sobre todo a la vista de las ocurridas en el siglo XX. La diferencia entre una revuelta y una revolución es bien sabida. La primera se suele originar de forma expontánea, sin cabecillas, sin organización, sin una filosofía concreta que la dirija teóricamente. Se trata de una protesta contra actos concretos del poder dominante y suele perseguir únicamente acabar con una o varias de las personas determinadas que mandan en la sociedad.La segunda tiene siempre una base, unas ideas, que vienen de una o varias cabezas pensantes, anteriores en sus formulaciones teóricas al proceso revolucionario.

La revuelta suele agotarse en sí misma, como se calma una tempestad, una vez se han conseguido los objetivos perseguidos, que siempre son a muy corto plazo y suelen consistir, como es el caso de Egipto estos días, en que se marche un personaje en particular, en el cual se encuadran ingenuamente todos los males del régimen que preside.

La revolución es algo mucho más complejo y más largo de miras. Persigue acabar con el mismo régimen, no sólo con su cabeza visible. Pretende implantar nuevos postulados sociales, es decir, otras reglas del juego, lo que se traduce en que tiene que afectar de forma traumática a todo el tejido social.

Ejemplos de revueltas. En España, el motín de Esquilache, valido del Rey, contra el que se levantaron las masas en Madrid, porque prohibió el embozo de la capa, alegando motivos de seguridad, pues la gente escondía las armas en su interior.

Ejemplos de revolución, por supuesto, las dos más importantes de la historia de la humanidad, es decir, la francesa de 1.789 y la soviética de 1.917.

En el caso del Egipto de hoy, estamos por supuesto, ante una revuelta popular descomunal, lo que es normal teniendo en cuenta la demografía de este país y sobre todo de la capital, El Cairo, donde se hacinan unos 20 millones de personas, o sea practicamente el doble de la población de muchos países sudamericanos, por poner un ejemplo.

Hasta que punto esta revuelta, a pesar de su fuerza numérica, se podrá considerar una revolución, está por ver. Toda revolución tiene una característica que la define de forma ineludible. Se pretende cambiar el régimen por otro distinto, en este caso, se supone que por uno democrático y eso supone que tiene que empezar la purga. En realidad, no existe ninguna revolución sin lo que podríamos llamar para entendernos, ajuste de cuentas. Solamente si el nuevo régimen depura en mayor o menor medida las responsabilidades de toda clase del anterior, cabe que estemos hablando de un proceso revolucionario. En la Revolución de Robespierre y Dantón, la cosa era bien primaria. El individuo tenía que enseñar las manos a los “sen cullotte” y si las tenías limpias de callos, tenía muchos números para acabar con su cuello bajo el invento del sr. Guillot.

Y lo único que está claro en este sentido del asunto de Egipto, es que no hay nada claro. De momento se ha ido la momia y están quitando sus retratos oficiales de todas partes. Pero el país es un verdadero Valle de los Reyes, lleno de momias de distintas categorías y texturas, que no se han ido y que constituyen el verdadero entramado del régimen del dictador caído. Y entre ellas están, como no, los militares que, por el momento, están desarrollando un papel que no les corresponde en este peculiar proceso popular.

Cual es el camino a seguir ahora? Teniendo en cuenta que no existen líderes carismáticos que puedan encauzar el enorme crédito político conseguido por las masas, en poco tiempo además, lo lógico sería que el país se encaminase hacia un proceso constituyente, que culmine en unas elecciones libres y limpias y en una verdadera renovación democrática. Va a ser bien difícil, pero no es imposible. En todo caso, librarse de Mubarak ya ha sido un paso importante, por todo lo que representaba del antiguo régimen. Pero es inevitable que caigan otras cabezas probablemente tan responsables o quizás más de la situación a la que ha llegado el antiguo pueblo egipcio. Mi deseo es que la revuelta se convierta en una revolución del siglo XXI, en la que, en lugar de la guillotina, trabajen las leyes y la justicia y que se depuren las responsabilidades hasta donde sea posible, para que Egipto pase a ser lo que se merece, como una de la culturas más antiguas de la humanidad. Es decir, un estado democrático moderno. Veremos que pasa.

jueves, 10 de febrero de 2011

Y EGIPTO SIGUE

Pues la momia parece que está dispuesta a que la entierren en su pirámide, llevándose consigo a la otra vida valiosas pertenencias y numerosa comitiva de sus acólitos y servidores, algunos con su voluntad y otros a la fuerza, como era costumbre en los faraones. Así, hacían matar y enterraban con ellos, en el corazón inexpugnable e intrincado del laberinto dentro de la tumba real, a sus más directos servidores, a sus arquitectos, a sus mujeres y a muchos de sus pobres y obedientes siervos.

Murbarak cuenta ahora y sobre todo con el poder del ejército, de su ejército, y el que dá ahora la cara, el vicepresidente Suleimán, acaba de amenazar a las masas con un posible golpe de estado. La cosa se complica, porque ni siquiera nadie sabe de qué aldabonazo de los militares está hablando y ni siquiera si se refiere a ellos o a los tristemente famosos Hermanos Mulsumanes, que aguardan su oportunidad agazapados entre la multitud, con su maquinaria bien engrasada y presta a saltar al poder en cuanto puedan.

Pero el pueblo sigue en las suyas y con trescientos muertos a la espalda y miles de heridos, no parece a estas alturas que una posible represión feroz, a base de cañonazos, le vaya a hacer desistir de sus peticiones de que se marche el dictador. Yo pienso que, antes al contrario, si los cañones de los tanques se vuelven de nuevo contra la multitud, la cosa se va a poner que arde en contra de los que están defendiendo un régimen que pienso va a morir con ellos.

Guardando las distancias, hay que recordar que en la revolución de octubre de 1.917, en Rusia, las masas de manifestantes en las calle de Moscú y San Petesburgo se daban cuenta de que los cosacos a caballo ya no les atacaban con la misma ferocidad que tenían por costumbre. También ahora los tanques han vuelto sus enormes cañones en dirección contraria a los que protestan en la calle.

Así que una dictadura militar como es en realidad el régimen egipcio, malamente puede darse asimismo un golpe de estado que no sea una farsa. En realidad, sí va a haber un asalto real al poder, como apunta de forma difusa el vicepresidente, lo normal sería que surgieran militares democráticos o que intenten serlo, que se pongan del lado del pueblo, que es quien en realidad está haciendo la revolución.

Lo que parece claro es que va a correr la sangre y como Mubarak siga así, yo creo que no va a ser sólo la de los manifestantes. A lo peor para él acaba como Ceaucescu en Rumanía. Pronto lo vamos a ver.

domingo, 6 de febrero de 2011

Y LA MOMIA AGUANTA

Leo en el país de hoy el excelente artículo de Javier Valenzuela, buen conocedor de las realidades sociales del país de los faraones y que incluso llegó a entrevistar a Mubarak. No había caído, la verdad, en que el presidente egipcio, que tiene 80 años o más, luce un pelo abundante y negro ala de cuervo, según la vox populi de los egipcios, porque se gasta la mitad del dinero que le mandan los yanquis por aguantar el tinglado en Oriente Medio, en teñirlo. Y yo digo, observando su foto, que parte de esa pasta va a parar asimismo a alguna afamada clínica de cirugía estética, porque, la verdad, al personaje no se le echan ni de lejos los años que tiene.

Pero, observaciones sobre su físico aparte, la verdad es que Valenzuela acierta de pleno cuando dice que Mubarak es ya una momia y yo digo que incorrupta como todas y que aguanta por ello muy bien el paso del tiempo.

Llegados a este punto, es fácil entender porqué hace oídos sordos a lo que le pide con clamor su oprimido pueblo, respaldado por las importantes palabras del presidente Obama, verbas seguida asimismo y a su rueda por varios dirigentes europeos. Pero si es una momia, como os va a escuchar, chicos!!!.

Lo que ocurre es que él todavía no se ha enterado de su verdadera situación y no es que haga oídos sordos, es que no oye, ¡coño!. Y uno se pregunta cual va a ser el siguiente paso. Pues como Valenzuela a pesar de su sapiencia en asuntos del país de las pirámides, no adelanta nada, me voy a atrever yo a decir lo que creo que va a pasar. Y será que del aviso, se vaya Ud., pero ya, que le ha mandado la Casablanca a que lo echen de verdad, queda un plisplas y lo que están ahora buscando los que de verdad mandan, o sea los EEUU, es un sustituto presentable, con marchamo democrático, pero que siga defendiendo sus importantes intereses en la zona. Puede ser un militar o un político bien amigo de los militares, que, como ya dije en el anterior artículo, son los que tienen el poder de hecho en estos momento. ¿El nombre? Pues pregúntenle a Javier Valenzuela que de eso sabe mucho más que yo.
Leo en el país de hoy el excelente artículo de Javier Valenzuela, buen conocedor de las realidades sociales del país de los faraones y que incluso llegó a entrevistar a Mubarak. No había caído, la verdad, en que el presidente egipcio, que tiene 80 años o más, luce un pelo abundante y negro ala de cuervo, según la vox populi de los egipcios, porque se gasta la mitad del dinero que le mandan los yanquis por aguantar el tinglado en Oriente Medio, en teñirlo. Y yo digo, observando su foto, que parte de esa pasta va a parar asimismo a alguna afamada clínica de cirugía estética, porque, la verdad, al personaje no se le echan ni de lejos los años que tiene.

Pero, observaciones sobre su físico aparte, la verdad es que Valenzuela acierta de pleno cuando dice que Mubarak es ya una momia y yo digo que incorrupta como todas y que aguanta por ello muy bien el paso del tiempo.

Llegados a este punto, es fácil entender porqué hace oídos sordos a lo que le pide con clamor su oprimido pueblo, respaldado por las importantes palabras del presidente Obama, verbas seguida asimismo y a su rueda por varios dirigentes europeos. Pero si es una momia, como os va a escuchar, chicos!!!.

Lo que ocurre es que él todavía no se ha enterado de su verdadera situación y no es que haga oídos sordos, es que no oye, ¡coño!. Y uno se pregunta cual va a ser el siguiente paso. Pues como Valenzuela a pesar de su sapiencia en asuntos del país de las pirámides, no adelanta nada, me voy a atrever yo a decir lo que creo que va a pasar. Y será que del aviso, se vaya Ud., pero ya, que le ha mandado la Casablanca a que lo echen de verdad, queda un plisplas y lo que están ahora buscando los que de verdad mandan, o sea los EEUU, es un sustituto presentable, con marchamo democrático, pero que siga defendiendo sus importantes intereses en la zona. Puede ser un militar o un político bien amigo de los militares, que, como ya dije en el anterior artículo, son los que tienen el poder de hecho en estos momento. ¿El nombre? Pues pregúntenle a Javier Valenzuela que de eso sabe mucho más que yo.

miércoles, 2 de febrero de 2011

LA CAIDA DE LOS SATRAPAS

El mundo árabe del norte de Africa, anda revuelto. El pueblo, en su más genuina acepción, se ha levantado con la evidente intención de echar abajo sistemas políticos ultrapasados, corruptos e injustos.

Empezó Túnez y ahora sigue Egipto, el gran país de milenaria cultura. Las revueltas prometen alcanzar a más países, incluso a Arabia Saudí. La gente se ha levantado contra el poder establecido de forma espontánea, sin nadie que les dirija ni organice. El dictador de turno sólo tiene dos opciones: o marcharse, como rugen las masas en la calle, o empezar a tiro limpio contra la multitud. Como siempre, en toda dictadura, la clave está en la fuerza real, es decir, en el ejército. Pero los mandos castrenses de esto países, aunque puedan ser muy amigos e incluso cómplices de la oligarquía que manda, ya le han visto las orejas al lobo y saben que ponerse de frente contra una revolución popular de estas características, suele dar mal resultado. No lo van a hacer por consideraciones de tipo democrático o humanitario, porque eso no saben ni lo que es, pero sí por salvar el propio pellejo, tanto político, como físico. Es decir, a estas alturas, no van a obedecer órdenes de reprimir a la masa, que seguramente tiene dadas alguno de estos personajes como Mubarak, con tal de mantenerse en el poder.

Así como para el dictador, solo existen las dos opciones apuntadas, porque pretender hacerse pasar por demócrata a estas alturas ya no cuela, para el militar, que es el que tiene el poder fáctico en estos momentos, sólo queda una opción real, descartada la de andar a tiros con el personal. Y esta no es otra que subirse al carro del vencedor, o sea, el pueblo, que a la fin y a la postre es el que tiene legitimidad para mandar, porque ostenta el marchamo sagrado de la soberanía popular.

Entre las masas que salen a la calle en cualquiera de estos países para reclamar libertad y derechos cívicos, además de que les den de comer, destacan sobre todo las nuevas generaciones, que le han perdido el miedo al sistema y que está compuestas por millones de jóvenes que viven en el umbral de la pobreza, pero que, sin embargo, tienen fácil acceso a los medios de comunicación actuales, sobre todo a internet.

Una de la circunstancias que llama la atención es que estos poderosos movimientos sociales, además de haber nacido del puro descontento popular y sin una organización o líder político que los haya encauzado y dirigido, es que no tienen carácter religioso, como ocurrió con la revolución de Jomeini en Irán. Los chavales todavía van a la mezquita y rezan, pero ya no se dejan llevar por los integrismos fanáticos, que no obstante tratan de pescar en río revuelto, como pasa con los Hermanos Musulmanes o los salafistas, aunque con mucha prudencia, porque se dan cuenta de que ahora ellos no son los protagonistas.

La gente de a pie del múndo árabe del Norte de Africa, parece que se ha cansado de sus sátrapas particulares, que se han dedicado a gobernar, en muchos casos con la complicidad de EEUU y de países europeos como Francia, predicando lo que no cumplen, practicando el más duro nepotismo, incumpliendo y falseando las normas de procesos electorales, que son puras farsas, y atesorando fortunas, que se refugian en sitios seguros, como los bancos suizos.

Bienvenidas sean estas revoluciones, si valen para que el mundo árabe empiece a salir de la edad media en la que vive. Todos saldremos ganando con esta catarsis, que puede y debe de purificar un mundo podrido, lleno de injusticias y de pobreza. Y sería bueno que los pocos que se han enriquecido a costa de la sangre, sudor y lágrimas del pueblo paguen por sus crímenes. Para que otros muchos que todavía existen, vayan tomando nota…