domingo, 27 de febrero de 2011

EL PETROLEO Y LOS MOROS

Si no fuera dramático, por las cosas que están pasando en el Norte de Africa, tendría gracia que precisamente a los países árabes, más atrasados y de regímenes tiránicos o fanáticos, le haya caído en suerte el poseer las reservas de oro negro y gas con mejor calidad y mayor facilidad de explotación del mundo.

Llámese Argelia, Libia, Arabia Saudita, Irak o Irán, todos ellos tienen su principal fuente de riqueza en elementos naturales en los cuales no ha intervenido para nada ni el ingenio ni el trabajo de sus habitantes. Les ha venido dado por la naturaleza. Y les ha hecho ricos por la tecnología que ellos no han inventado ni producen.

Les voy a contar una historia chusca, de cómo los adelantos de la ciencia pueden convertir en rico al pobre y en pobre al rico. Había un agricultor en un pueblo de Aragón, que tenía dos hijos. El mayor era trabajador, responsable, obediente y dispuesto a seguir la senda de su padre, defendiendo el patrimonio familiar, cultivando los campos, continuando en fin con la tradición de sus ancestros. El menor era un viva la virgen, que no quería saber nada del campo, ni de obligaciones, ni de responsabilidades. A pesar de todo se las apañaba para vivir bien trabajando en distintos oficios y viajando por el mundo. El padre, llegada la hora de hacer testamento, acordó dejarle a su hijo bueno las mejores fincas de labradío y buen secano, en la seguridad de que las seguiría trabajando y haciéndolas rendir. Al calavera de su hijo menor, le dejó la legítima estricta, representada por unos montes pedregosos donde no crecía ni una brizna de hierba, porque el viento soplaba de forma conStante y con fuerza. Aquello no valía nada, pero era lo que se merecía aquél hijo despreocupado y maniroto.

El tiempo corrió, el padre murió y los hijos heredaron las propiedades. El mayor continuó cultivando hortalizas y cereales y el menor siguió con su vida disipada y alegre. Pero llegó un día en que dos señores muy serios con corbata y portafolios localizaron al camándula y le dijeron que representaban a una compañía eléctrica que se dedicaba a las energías alternativas y que querían alquilarle los montes pedregosos de su propiedad. El hombre no entendía nada ¿Para que querrían aquellos tipos las tierras que su padre le había dejado sólo para joderlo? Cuando le dijeron cual era la finalidad y cuales las condiciones económicas, el hijo pródigo por poco se cae de espalda, porque por cada molino generador iba a cobrar unos 6.000 euros al año y en aquellos montes cabían muchos…

Moraleja, el buen hijo, responsable, trabajador y buen agricultor continuó recogiendo tomates y patatas, que cada vez valían menos y el malo se dedicó a darse la gran vida a cuenta de los montes pedregosos donde sólo corria el viento.

Así, muchos países árabes no han tenido otro mérito más que tener oro negro a espuertas y de fácil extracción además. Los más de los casos, por no decir todos, tanta riqueza ha ido a parar a manos de unas oligarquías tiránicas y medievales, en cuya cúspide de poder está un rey, un emir…o un iluminado revolucionario como Gadafi. Los más de los casos, por no decir todos, el dinero del petróleo ha ido a parar a los fabricantes de armas, porque las dictaduras necesitan protegerse en primer lugar de su propio pueblo y a continuación a los bancos de Suiza, las Islas Caimán o a inmuebles en todo el mundo y entre otros sitios preferidos por esta ralea de tiranos pueblicidas, las costas españolas, sobre todo la zona de Marbella, Fuengirola y sitios parecidos. Esta es la triste realidad, como lo es que el occidente democrático y civilizado y por supuestos la potencia yanqui, ha venido apoyando a todos estos personajes, que al defender sus intereses, también lo están haciendo con los del capitalismo más duro.

El dia que el petróleo sea sustituido por otras energías mucho más baratas y menos contaminantes, como la eléctrica, proveniente de recursos inagotables, como el viento, el sol o las mareas del mar y no digamos la fusión nuclear fría, todos estos pueblos ahora ricos, volverán a donde estaban, o sea, a los rebaños de cabras y camellos. Y es una lástima enorme que estos pueblos no hayan aprovechado la riqueza temporal de las energías fósiles para fomentar sobre todo la cultura, para modernizarse, para crear instrumentos de riqueza que puedan servir para que sus hijos y sus nietos vivan mejor el día de mañana. Esta oportunidad histórica que han desaprovechado en su gran mayoría no es fácil que la vuelvan a tener. Sic transit gloria mundi.

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