domingo, 6 de febrero de 2011

Leo en el país de hoy el excelente artículo de Javier Valenzuela, buen conocedor de las realidades sociales del país de los faraones y que incluso llegó a entrevistar a Mubarak. No había caído, la verdad, en que el presidente egipcio, que tiene 80 años o más, luce un pelo abundante y negro ala de cuervo, según la vox populi de los egipcios, porque se gasta la mitad del dinero que le mandan los yanquis por aguantar el tinglado en Oriente Medio, en teñirlo. Y yo digo, observando su foto, que parte de esa pasta va a parar asimismo a alguna afamada clínica de cirugía estética, porque, la verdad, al personaje no se le echan ni de lejos los años que tiene.

Pero, observaciones sobre su físico aparte, la verdad es que Valenzuela acierta de pleno cuando dice que Mubarak es ya una momia y yo digo que incorrupta como todas y que aguanta por ello muy bien el paso del tiempo.

Llegados a este punto, es fácil entender porqué hace oídos sordos a lo que le pide con clamor su oprimido pueblo, respaldado por las importantes palabras del presidente Obama, verbas seguida asimismo y a su rueda por varios dirigentes europeos. Pero si es una momia, como os va a escuchar, chicos!!!.

Lo que ocurre es que él todavía no se ha enterado de su verdadera situación y no es que haga oídos sordos, es que no oye, ¡coño!. Y uno se pregunta cual va a ser el siguiente paso. Pues como Valenzuela a pesar de su sapiencia en asuntos del país de las pirámides, no adelanta nada, me voy a atrever yo a decir lo que creo que va a pasar. Y será que del aviso, se vaya Ud., pero ya, que le ha mandado la Casablanca a que lo echen de verdad, queda un plisplas y lo que están ahora buscando los que de verdad mandan, o sea los EEUU, es un sustituto presentable, con marchamo democrático, pero que siga defendiendo sus importantes intereses en la zona. Puede ser un militar o un político bien amigo de los militares, que, como ya dije en el anterior artículo, son los que tienen el poder de hecho en estos momento. ¿El nombre? Pues pregúntenle a Javier Valenzuela que de eso sabe mucho más que yo.

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