lunes, 31 de diciembre de 2012

CARROMERO Y SU CONDENA


         Pues la buena de Esperanza Aguirre dice que Carromero no es un delincuente y el interesado afirma que es inocente. Pero bueno, esto no es serio. Este señor ha sido condenado en sentencia que se tiene que respetar y cumplir en España, por ser vos quien sois. Que se sepa, este chico iba conduciendo por un carretera en obras y por su falta de atención, su inexperiencia o por exceso de velocidad (cualquier cosa puede haber sido, porque en España le habían retirado el carnet de conducir, buena prueba de sus “habilidades” al volante), derrapó, se fue contra un árbol y como resultado del accidente perdieron la vida dos personas.

         Si esto hubiera ocurrido en España, igual lo habrían empapelado y acusado de imprudencia grave con resultado de homicidio. Y el castigo…, pues de uno a cuatro años de cárcel. O sea que la justicia cubana no anda muy lejos en estos temas de la española.

         De forma que dejémonos de tonterías, porque el delito cometido por Carromero se equipara penalmente al de Flores, el de fiesta trágica del Arena de Madrid. Las cosas son lo que son y no está bonito hacer distingos donde la ley no los hace. O sea que este Carromero, sí que es un delincuente, declarado en sentencia firme y valida en nuestro país, en virtud de los tratados internacionales aplicables.

         En cuanto a concederle el tercer grado, nada más llegar de Cuba, pues qué quieren que les diga, que es un agravio comparativo con otros muchos presos que tenemos cumpliendo sentencias del mismo fuste y una tomadura de pelo para la justicia cubana. Y que, por supuesto, si cambiamos la oración por pasiva y les mandamos a un ciudadano cubano con una condena española de cuatro años de cárcel y lo ponen en libertad, habría que oir a las buenas gentes imparciales y objetivas de aquestos asuntos, como clamarían al cielo y criticarían la arbitrariedad de las autoridades caribeñas.

         Porque una cosa es predicar y otra dar trigo. Y la justicia cubana en este asunto merece tanto respeto como la nuestra propia. Digo…

viernes, 21 de diciembre de 2012

VIVA LA TRIGAMIA


         Acaban de detener a una mujer, por casarse tres veces, siempre con nigerianos. Parece ser que su afición por los africanos no proviene de sus atributos sexuales o algo así, si no que viene de “la pela”. O sea, que le cobraba 3000 euros para que pudieran hacerse con los papeles de residencia.

         La cosa tiene coña, porque se trata sin duda de falsos matrimonios, pero yo sugiero, al hilo de la noticia, que hay que estudiar la cuestión de la poliandría. Lo de la poligamia, ya está muy manido y se lo saben muy bien los musulmanes. Cuando le preguntas a uno cómo encajan las mujeres eso de que un hombre pueda tener cuatro de ellas,  te dicen que es que ya están acostumbradas a verlo en su casa desde niñas. Cuando les preguntas qué les parecería que las mujeres tuvieran los mismos derechos, ahí ya te salen por la tangente. Claro, no te van a decir, la realidad de las cosas y es que en ese mundo las hembras no tienen los mismos derecho que los machos ni por asomo.

         Pero volvamos al tema de la trigamia. Yo propongo que se modificque el código civil y el penal y que cada uno pueda casarse con quien quiera y con cuantos quiera. ¿No tenemos ya el matrimonio de homoxesuales? A quien puede molestar que una mujer o un hombre tenga varias compañeras, si ellos están de acuerdo. Bueno, ya sabemos a quien. Con la Iglesia hemos topado.

         Pero si el bueno de Más, con el concurso del Junquera, que cobran del estado español además, se permiten decir que se pasan la Constitución del estado por el forro de aquella parte y aquí no pasa nada (que le dijeran eso a Putin o a Obama, veriais cuanto duraban en el cargo), porqué la gente no puede hacer con su cuerpo lo que le de la gana, sin meterse con nadie, por supuesto.

         Aquí hay una reflexión colectiva y de futuro. Muchas cosas están cambiado a mucha velocidad y la familia tradicional es una de ellas. Así que, para mi, lo único que cabe reprochar a la buena de la señora trígama es que lo haya hecho por precio y sin consumar. Con lo bien que lo habría pasado con los nigerianos. Digo. 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

EL PELIGRO DE LAS MULTITUDES


            Hace bastantes años estaba con mi esposa en Salvador de Bahía, en Brasil, ciudad famosa por sus carnavales. Si Rio de Janeiro tiene el sambódromo, con todo su gran espectáculo de luz y color, Bahía tiene la calle y las gentes. Ellos dicen que sus carnavales, son más participativos…y tanto que lo son. En la calle no existen disfraces ni mucho colorido, pero hay sobre todo música y multitudes. En el carnaval desfilan los allí llamados “blocos”, que son la versión bahiana de las escuelas de samba de la ciudad carioca. Sólo decir que en la calle hay cientos de miles de personas, más de un millón tranquilamente. Y todo el mundo baila al son de los potentes altavoces de “los trios eléctricos”, que son como discotecas rodantes, ya que se montan sobre un camión trayler, en cuya parte superior actua el grupo musical correspondiente y el resto de la caja está lleno de altavoces con decibelios que harían temblar de envidia a la discoteca más grande del mundo.

         Un bloco de aquellos puede llegar a las 15.000 personas, que únicamente se distinguen por una camiseta, con el nombre del club y que es la que les identifica. Y que a nadie se le ocurra prescindir de la prenda, porque sería arrojado al instante y de forma violenta por los “seguranzas”, que controlan el bloco y lo rodean con una maroma de barco, para que todo el mundo sepa donde está, si dentro o fuera del grupo.

                Pues bien, estábamos dentro de un club de estos, desfilando por las calles de la ciudad, bailando claro, que es lo que se hace allí durante horas y horas, aparte de beber, comer…y otras cosas placenteras.

         Nuestro bloco podía tener unos 5.000 componentes, que son bastantes, aunque no para esta ciudad brasileira.

         En un momento determinado, pasando por la parte antigua de la ciudad, unos cables del tendido eléctrico, viejos como las casas que los sustentaban, se descolgaron y comenzaron a soltar chispas, amenazando con caer encima de la multitud.

         La reacción fue inmediata, con la fuerza de una ola gigante, la masa, escapando del peligro, se desplazó hacia nosotros y nos vimos arrastrados sin remisión hacía la pared de un edificio, al otro lado del siniestro. Quiso la suerte que existiera un portal abierto, en donde nos refugiamos… y que la masa no apretara un poco más.

         En esos momentos uno se da cuenta de lo cerca que ha estado de la muerte.

         La tragedia del Madrid Arena no es si no otra más propia de la irreflexión de la gente que se mete en una masa siempre peligrosa y la irresponsabilidad de quien lo permite.

         Esta clase de trágicos sucesos se repite con relativa frecuencia, sin que aprendamos a tomar las medidas oportunas para tratar de evitar nuevos casos. Partidos de futbol, conciertos, concentraciones religiosas o los encierros de San Fermín por ejemplo han visto casos de amontonamiento de personas, con las consecuencias lógicas de muertos y heridos.

         La gente que acude a esa clase de concentraciones de masas, a menudo jóvenes, va a divertirse o en general a pasarlo bien por el motivo que sea y pocas veces es consciente del enorme peligro que se corre en medio de miles y miles de personas, que pueden en un momento determinado, presas del pánico, de una pelea, de un incendio o de cualquier otra causa similar, incurrir en una especie de estampida humana, en donde los individuos actúan a una sola, como manada o rebaño, sin reflexionar en lo que hace ni en las consecuencias de lo que hace.

         Así pues, el consejo es obvio, escapar siempre de las grandes concentraciones humanas o al menos situarse en un lugar en donde el peligro sea mínimo y fácil ponerse a salvo de lo que es previsible que puede ocurrir en estos casos. Aunque, como decía mi abuela, “de todo lo que se da y todo lo que se ofrece, son los consejos tal vez, lo que menos se agradece”. Pues eso, que volverá a ocurrir, porque estas cosas, aunque sean terribles, se olvidan pronto y con facilidad. 

jueves, 6 de diciembre de 2012

LA CONSTITUCION ESPAÑOLA


         Pasamos otro 6 de diciembre, en el que se conmemora la constitución española de 1978. La de todos los españoles. La norma fundamental de nuestro ordenamiento jurídico que se ha mantenido durante más tiempo que ninguna. Las anteriores, desde la de Cádiz de 1812, pasando por las del siglo XIX, cabe calificarlas de efímeras, cuando no de trágicas, como la de la segunda República española, que terminó como todos sabemos, en guerra civil y en la posterior dictadura franquista.


         Rigiendo nuestra constitución, cabe decir que España ha experimentado el más importante cambio político y social de toda su historia, en proporción al corto periodo histórico al que nos referimos.


         De un país atrasado y sin libertades hemos pasado a ser uno de los estados más avanzados en muchas cuestiones. A cualquier lado que miremos, a nivel legal por supuesto, que es de lo que estoy hablando, no tenemos nada que envidiar a ninguna democracia del planeta. Si hablamos, por ejemplo de los derecho de la mujer, de la igualdad con el hombre, yo invito a cualquiera que me diga otro país en donde funcione de forma efectiva la llamada “discriminación positiva”, consagrada por el Tribunal Constitucional. Ser machista con la pareja en la España de hoy, sale caro, muy caro. A veces cuesta el suicidio del macho. Si me ralla el coche a propósito mi ex, la denuncia va lenta como una tortuga y probablemente quedará en nada. Si se lo rallo yo, la consecuencia de la denuncia es detención inmediata.


         Esto por poner algún ejemplo práctico. La modernización de la sociedad que habita la piel de toro, el cambio de costumbres y concepciones ha sido tan radical, que cualquier parecido de la España del 78 con la del 2012, es mera coincidencia.


         Y si hablamos de la organización territorial del estado, de las autonomías, pues no veas. Del centralismo rabioso y rígido del franquismo al semifederalismo actual. Nunca las llamadas nacionalidades históricas, Galicia, País Vasco y Cataluña, han disfrutado del grado de autogobierno, de la protección de su lengua y sus tradiciones como con la Constitución del 78. Curiosamente, este grado de descentralización de competencias ha producido un efecto contrario al pretendido, porque los partidos nacionalistas, que prácticamente no existían o estaban aletargados durante el franquismo, han recibido oxígeno y se han revitalizado y ahora resulta que piden más autonomía, más autogobierno y la independencia.


         Pero bueno, esta es la España que tenemos hoy y con la que tenemos que vivir, con toda nuestra crisis económica y la consecuente social.


         Naturalmente, la Constitución no tiene culpa de nuestros males actuales, al contrario, sigue aportando lo principal y más importante de una ley de leyes. Lo más importante para cualquier país, como es la estabilidad política, la seguridad jurídica, el entramado, la estructura legal que mantiene coexionada una nación.


         Por eso debemos de respetarla y defenderla. Y si la queremos cambiar, sobre todo en las cuestiones más importantes, como hay algunas voces que lo piden, que sepamos que hay que hacerlo por consenso, igual que cuando se fabricó y se promulgó. Es decir, interviniendo todos los españoles por procedimientos democráticos.


         Para mí, la Constitución del 78 está bien como está. Otra cosas son las leyes que se generan desde ella hacia abajo. Decía Romanones, “que hagan las leyes, que yo haré los reglamentos”. Pero estos nunca pueden ir contra aquellas.


         Lo que hay que hacer es defender y hacer respetar la Constitución, porque nos ha servido perfectamente hasta aquí (hasta ha acogido bajo su capa protectora a los terroristas de la ETA y a sus amigos), tiene muchos años de vida por delante y personalmente creo que hay que mantenerla como está. Y cuando expliquen qué es lo que quieren cambiar, pues ya veremos. De momento, como decía Manuel Fraga, “los experimentos con gaseosa” Dejemos la cosa así.

sábado, 1 de diciembre de 2012

RYANAIR ESE FENOMENO


       ”Todos odian a Ryanair, pero todo los imitan” dice un artículo del país, respecto al compañía irlandesa. Y de envidia, añado yo, por su buena cuenta de resultados. Las demás compañías, como nuestra Iberia, llena de sueldos astronómicos y de privilegios laborales, heredados de los tiempos en que pertenecer a esta compañía suponía, ya en si, todo un privilegio, han tenido que entrar por el aro y crear aerolíneas de bajo coste, para poder competir. Pero es que, a la vista está que nuestra Iberia se nos muere de no tomar muy drásticas medidas de carácter laboral sobre todo.


         Porque Ryanair amenaza con cargárselos a todos. Imagínense lo que sería si cubriera por ejemplo rutas transoceánicas, o sea, que te llevara, por ejemplo de Vigo a Rio de Janeiro o a San Paolo por 100 euros, pongo por caso. Es claro que la gente vendría desde sitios bien lejanos para tomar ese vuelo.


         Así que, en cuanto a  Ryanair le pasa cualquier percance, enseguida sale por todas partes y se habla de castigarle y hasta de retirarle la licencia. Y el bueno Michael O´Leary se escacharra de risa de ellos (la competencia) y del Ministerio de Fomento. Y demuestra con certificados que cumple extrictamente la normativa y que a todos los aviones les pueden ocurrir fallos pues no son más que máquinas como otras cualquiera, aunque mucho más seguras, por ser su control y mantenimiento muy estricto.


         A partir de ahí, se de bastante gente que tiene a menos volar con Ryanair, porque considera que viaja mucho mejor en una línea aérea de las convencionales.

         Pues les diré algo, uno, que ha viajado por el mundo en avión desde los tiempos en que era considerado un lujo y las azafatas se cambiaban varias veces de uniforme y eran seleccionadas incluso por su físico y a veces te daban de comer langosta. Uno que sigue viajando en líneas regulares, pero también en la irlandesa, en estos momentos y en determinados recorridos, ya no encuentra más diferencias que en la pega del reclino del asiento.

         Como dice “el jefe” O´Leary, los aviones no son más que autobuses del aire. Y tiene toda la razón. Los de unas y otras compañías son, más o menos, los mismos, y los de Ryanair se observan nuevos. El personal, que antes sólo hablaba inglés y poco castellano, ahora es foráneo y bien amable, por cierto. Los pilotos, son buenos y rápidos, siempre suelen llegar con adelanto sobre los horarios. En el avión hay comida y bebida, periódicos, perfumería y hasta cigarrillos electrónicos, pagando claro. Exactamente igual que en la demás compañías.


         Sí que es una compañía particularmente rigurosa en el cumplimiento de sus normas, pero las anuncia sobradamente en su página web y las reitera por correo electrónico.


         Y todas las reglas son totalmente lógicas y, si uno lo piensa, favorecen a la compañía, pero también a los viajeros, porque repercuten en el ahorro de costes y en el beneficio de todos los usuarios.


         Pondré un ejemplo. Uno está cansado de llegar al avión (a mí me gusta entrar de los últimos) y no encontrar ni un sitio para dejar mi simple malera de ordenador con la que suelo viajar. Esto se debe evidentemente al abuso de los compañeros de viaje, pues muchos llevan maletas o bolsas desproporcionadas y lo ocupan todo. En Ryanair se controla a la entrada del avión el tamaño de equipaje de mano, que solo puede ser uno y con eso se consigue que siempre haya sitio y que este parezca mayor que en otras compañías.


         El irlandés O´Leary ha revolucionado la aviación en Europa y parece que aún le quedan bastantes ideas en la cabeza, como para atraer más público y hacer que le duela la testa a los directivos de la competencia.


         El volar ya no es ningún lujo hace tiempo, pero él y su Ryanair han logrado lo que ocurrió con los pollos o el salmón, que pasaron de ser sólo para la gente acomodada a ser uno de los alimentos más populares y asequibles. Y eso en el caso del transporte aéreo, con todo el elitismo que lo ha venido rodeando desde hace años, no era tarea fácil y tiene mucho mérito y hay que agradecérselo a Mister O´Leary.


         Si las cosas siguen así, que Iberia va a despedir a 4.000 empleados y “anuncia a los clientes el peligro de desaparecer”, dentro de poco todas las copañías van a copiar a la irlandesa si quieren sobrevivir…Y entonces, al genio de Mister O´Leary igual se le ocurre poner en marcha una compañía aérea de lujo en donde las azafatas vayan en top les y haya música en directo y champán francés incluido en el billete. Yo creo que es capaz de eso y bastante más…

lunes, 26 de noviembre de 2012

EL BATACAZO DE MAS


      En contra de mi costumbre de procurar tener siempre el artículo más fresquito y reciente de este periódico, he dejado que se “resese” el anterior del derecho a la autodeterminación y esto porque estaba a la espera del resultado de las elecciones en Cataluña y a ver hasta que punto podía yo acertar con lo que pasara. Bueno, acaba de pasar y parece que no iba descaminado. Lo de Más, que pedia en todas las formas una gran mayoría para llevar adelante su iluminada idea independentista, se ha convertido en menos, mucho menos. Hasta sus partidarios le han retirado en voto, como denota el bajón de escaños de las últimas elecciones a estas. Mas las adelantó, tratando de aprovechar y subiéndose al carro de la manifestación de la Diada, y para echar tierra o crear una nube de humo que hiciera olvidar su mala gestión y los escándalos financieros y de corrupción, que surgen por doquier, como setas tras la lluvia.

         El gran beneficiado de esta debacle electoral ha sido ER, o sea, los independentistas de verdad, los de toda la vida, que también han apostado por la protesta contra los recortes sociales (que no contra el gasto desmedido en cuestiones identitarias).

         También se ha disparado uno de los políticos más sensatos de Cataluña. Además de joven y bien parecido, Albert Rivera dice verdades elementales, como puños, una de ellas tan antigua y sólida como que la unión hace la fuerza y la desunión, la debilidad. Pero dice muchas más, que caen como gotas de agua en el aceite hirviendo de los despropósitos nacionalistas, y que parece van calando en la gente.

         Entre otras, afirma que Más, si tuviera vergüenza, que no la tiene como lo ha demostrado en la campaña, con la cantidad de tonterías y mentiras que ha soltado con total tranquilidad, debería de dimitir, como consecuencia de su evidente fracaso, para dejar paso a cualquier otro político de CIU, que pueda recomponer el putiferio que ha montado al adelantar la elecciones.

         Porque, díganme por favor, para que han valido estos comicios, sino es para complicar aún más la ya de por sí complicada situación económica y política de esta región.

         Naturalmente que la fantasía del estado catalán independiente y europeo, va a seguir viva, porque en realidad es lo único que tienen para vender en estos momentos tanto CIU como ER. O sea, nada, humo, quimeras, que tanto unos como otros saben que no van a conseguir nunca, pero que les sirven para estar donde están, o sea mandando sobre todos los catalanes, que es en realidad lo que quieren.

         Bueno, por supuesto que hay que respetar la voluntad de las urnas, hasta donde estas puedan opinar legalmente y respetando el sistema, claro. Pero no le arriendo la ganancia a los de CIU si dependen ahora para gobernar de los que son en verdad sus mayores oponente políticos. En realidad y aparte la cuestión nacionalista, CIU es un partido de derechas, democracia cristiana, vamos, muy cerca en su ideología al PP. Y los de ER son izquierda pura y dura. Cierto que ambos comparten sus tendencias nacionalistas, pero les digo que el independentismo sobrevenido de Mas nada tiene que ver con el fundamentalista de los que se dicen de izquierda y republicanos. Y si nó, se lean su estatutos, que es donde se dice que es lo que es cada partido y a lo que aspira conseguir.

         Así que Más lo tiene claro. Tiene que pactar de alguna manera con los independentistas de ER, pero esto va a ser difícil y le va a salir caro. En primer lugar porque le van a pedir “referéndum ya”, nada de para el 2.016 o por ahí. Y a quitar el euro de las medicinas, por ejemplo. Y claro, lo primero lo puede intentar, que para eso lo ha prometido, pero lo del euro y todo lo demás que cuesta dinero…eso está más duro. Entre otras cosas porque la única solución que tiene la autonomía catalana, como todas las demás españolas, es recurrir a papá estado, el de verdad, no el virtual, que es el que tiene las perras y la posibilidad de conseguir más en Europa.

         Así que la cosa se va a poner interesante, con ER presentando propuestas en el Parlamento Catalán, para que se celebre un referéndum, que es ilegal y CIU, pues a ver que hace, porque acepte o no acepte las condiciones de ER, siempre va a quedar mal. Y mientras tanto, mientras los nacionalistas catalanes discuten sobre el sexo de los ángeles, el número de parados sigue subiendo. A lo mejor el que arrasa en las próximas elecciones es Albert Rivera. Estaría guapo.

lunes, 22 de octubre de 2012

EL DERECHO DE AUTODETERMINACION


                        
                        Nuestros nacionalistas españoles, porque lo son “malgre loi”, se llenan la boca con el derecho de los pueblos a la autodeterminación, base del referéndum que el Sr. Más dice querer organizar en Cataluña, si o si.

         También ponen los ejemplos del Quebec canadiense y de Escocia. Y parece que hablan de un dogma de fe, de un derecho fundamental que puede ser aplicado en todos los casos y de forma automática.

         Como a lo que está jugando el amigo Más es a engañar y confundir al personal, no se para a explicarle a la gente que este derecho, declarado por las Naciones Unidas en casos concretos, no es nada pacífico y admite múltiples aplicaciones e interpretaciones. O sea, que cada caso es cada caso. La libre determinación está recogida en algunos de los documentos internacionales más importantes, como la Carta de las Naciones Unidas o los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, aunque no en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La autodeterminación está estrechamente ligada al término pueblos y aquí es donde empieza el verdadero problema filosófico político.

         La ONU ha reconocido este derecho en numerosas resoluciones, sobre todo a raíz de los procesos de descolonización en el siglo XX. Era evidente que las naciones que habían sido colonizadas y que ya tenían una entidad política propia (normalmente monarquías) o países semifeudales, deberían de recobrar su independencia. Ninguna duda ofrecían casos como la India, o numerosos países africanos, si bien los procesos de retirada de la potencia colonial no se llevaron a cabo sin graves enfrentamientos, guerras y masacres, producto precisamente de que las divisiones realizadas por la potencia ocupante que se retiraba, muchas veces obedecían a los propios intereses del colonizador e incluso al mero capricho o a razones comerciales.

         Así, Pakistán con Cachemira, o Gambia, que divide a Senegal por su centro, porque los ingleses quisieron quedarse con el rio, única forma de comunicación y vertebración del territorio.

         De estas situaciones políticas, que se dieron tras la segunda guerra mundial, surge precisamente la necesidad de reconocer y regular de alguna manera el derecho de los pueblos a su libre determinación.

         Pero naturalmente, nada tiene que ver el proceso descolonizador africano o asiático, con la actual situación de los movimientos nacionalistas españoles. Ni tampoco, dicho sea de paso y aunque se pueda acercar algo más con los casos de Canadá o de Escocia. En el primer país ocurre que primero fue colonizado por los franceses, que más tarde fueron dominados en distintos enfrentamientos armados por los ingleses. Y aunque se llegó a una entente política y una constitución pactada, ésta parte siempre de una realidad francófona de la parte de Quebec, anterior por cierto a la dominación inglesa, que se produjo por la fuerza. En todo caso estamos hablando del siglo XVIII para acá y eso importa y mucho a la hora de hablar del tema que nos ocupa.

         El caso de Escocia también es distinto y tiene sus propias peculiaridades. Se trata de un reino existente desde el siglo VI. En 1.707, nace la Gran Bretaña, en la que se integra voluntariamente Escocia.

         Nada que ver con la situación de Cataluña. En primer lugar y como sabe todo el mundo, menos los niños catalanes, a los que se les cuenta una historia falseada en las escuelas, esta región española nunca fue un reino. Se integró en el reino de Aragón de forma pacífica por el matrimonio entre Petronila, nieta de Alfonso el Batallador y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona (título que, por cierto, ostenta hoy dia el Rey de España. D. Juan Carlos I). Ramón Berenguer por cierto, nunca llegó a ser rey de Aragón, porque el suegro (Ramiro II el monje) seguramente no se fiaba de él y conservó la corona.

         Les invito a que lean la página web de la Generalitat de Cataluña o cualquier otra información histórica que provenga de esa misma fuente. Ahí se habla de los “Reyes catalanes” y del rey catalán Pedro II el grande, que no fue otro sino Pedro III el Grande, Rey de Aragón…y Conde de Barcelona, claro.

         Así que toda la “grandeza” del “reino de Cataluña”, fue en realidad la grandeza del Reino de Aragón, que llegó a dominar en el siglo XV, una cuarta parte de la península ibérica, las islas Baleares, Córcega, Cerdeña, Sicilia, la mitad de la bota de Italia e incluso el ducado de Atenas y el de Neopatria.

         Naturalmente que Cataluña tuvo sus famosos mercenarios (los almogávares) y conservó sus instituciones, cosa por otra parte normal pues la unión entre el Condado de Cataluña y Aragón fue de carácter político y el Rey aragonés de facto (el titular se recluyó en un monasterio) era en realidad catalán.

         Por cierto que la reflexión que surge de esta brillante historia hispana es que la unión hace la fuerza y que cuando más grande y famosa y poderosa fue Cataluña, fue precisamente cuando se integró en el Reino de Aragón.

         Para terminar con estas precisiones históricas, que cualquiera puede leer hoy en día en internet y que desmontan las tonterías nacionalistas de la Generalitat, sólo hay que visitar el lugar más sagrado de Cataluña, o sea, el monasterio de Monserrat en donde aparece como es lógico por todas partes las señas del reino de Aragón.

         Podemos hablar también de la famosa bandera de Cataluña, con la que ahora quieren inundarnos las imágenes. Bueno, pues se trata asimismo de las barras de la bandera de Aragón, que en tiempos usaba únicamente el Rey. Pero es que estas barras rojas y amarillas están también en la bandera de Valencia, en la de Mallorca e incluso en la de Nápoles. Y también, por supuesto, en la bandera de los Reyes Católicos y en la de España, que es roja y gualda.

         En realidad, si algún territorio tuviera que reivindicar la independencia por su pasado glorioso, tendría que ser Aragón.

         Así que me parece que queda bien claro que cualquier parecido del caso de Cataluña con una país colonizado es mera fantasia. Y que Cataluña ha formado parte de España desde que ésta existe y antes del reino de Aragón y antes fue visigoda y musulmana y romana, como toda la península Ibérica, está fuera de toda discusión. Como digo, lo saben hasta los niños de primaria, si no estudian en Cataluña, se entiende.

         Pero, una vez hecha esta breve reseña histórica, volvamos a lo de la autodeterminación de los pueblos. Como decíamos, el problema consiste en saber cual es el pueblo que tiene derecho a la autodeterminación o a la libre decisión de su futuro político. Asunto también difícil de precisar y que no siempre está claro.

         Centrándonos en el caso de España y partiendo de la base de que Cataluña siempre ha formado parte de ella, ¿qué circunstancia autoriza a conceder ese derecho a los ciudadanos catalanes?. Porque ellos son el pueblo catalán, pero también son el pueblo español. ¿Con qué derecho podrían obligar los nacionalistas y los independentistas (que son muchos menos de lo que aaparentan, ya lo verán Udes. el días 25 N) a los otros catalanes a dejar de ser españoles?. ¿Tendrían también derecho a la autodeterminación y a la independencia en su caso, la provincia de Tarragona o la de Lérida?. ¿O alguno de los Ayuntamientos catalanes que ya se han declarado territorio soberano?.

         La respuesta está clara, si hay que hablar de pueblo, aunque a mí me parece en muchos casos una entelequia demagógica, habrá que aplicarlo al pueblo español, o sea a todos los que vivimos bajo la Ley de la Constitución Española de 1.978, que es la que nos hemos dado por el momento. Y el tan manido derecho de autodeterminación, como todos los demás derechos que en realidad no son de los pueblos, sino de los individuos, pertenece a los españoles, que ejercen la soberanía nacional. Y los demás son coñas marineras, inventadas sobre todo para tratar de ganar elecciones. Esperemos que el Sr. Más, y su consejero de interior, el que dice que tiene a su disposición a los guardias catalanes para lo que haga falta, y sus demás amiguetes, se peguen un buen tozolón el día de las elecciones, porque lo catalanes que en general son gente sensata y realista, los manden al carrallo, como se dice en Galicia. He dicho.

miércoles, 10 de octubre de 2012

ESPAÑA ES DIFERENTE


                La España de las autonomías, nació o hubo que inventarla, sería más exacto decir, en un momento muy delicado de la tormentosa historia política de la piel de toro. Los padres de la Constitución de 1.978, tuvieron que hace encaje de bolillos, sobre todo para tratar de encauzar y meter dentro de la nueva idea democrática a los tres regiones españolas que en aquél momento tenían reivindicaciones nacionalistas y se consideraban maltratadas por la dictadura, particularmente en cuanto al uso de la lengua. Franco, por supuesto, no tenía nada contra la empanada de sardinas, contra la sardana o la butifarra con monchetas o contra chuletón de Berriz. Tampoco contra la cultura y el flolclore popular de ninguno de estos tres territorios o como les queramos llamar. Contra lo que sí tenia y todo, era contra la idea de la secesión de España y a esos efectos, el régimen franquista era implacable.
                Bueno, pues de estos polvos vinieron estos lodos. Es decir, de la represión, más o menos violenta de las señas identitarias de gallegos, vascos y catalanes, se produjo, a través de los años, el efecto pendular característico de los españoles. Ya he dicho en otras ocasiones y en este mismo foro, que somos un país de gente exagerada. Y que rara vez se conforma con su propia realidad. También cierto que siempre se acostumbra a derivar la culpa de los males hacia otros pagos.
                Y así, nació la ETA y el GRAPO, y los terroristas catalanes, que fueron los que menos duraron y aun nos quedan algunos en Galicia, que pretenden hacer la revolución por cuenta y a base de hostias. El problema es que las van a llevar todas ellos, como en realidad, les pasó a los de GRAPO a los independentistas catalanes y a los de la ETA.
                Pero la cuestión de fondo y más importante, es que nuestro políticos de la transición decidieron que los justo sería que hubiera pan para todos y para contentar a los nacionalistas históricos, vinieron en inventar los que hemos dado en llamar “las autonomías”. Y regiones como Aragón o Catilla o Extremadura, en las que a nadie se le había ocurrido tal cosa, pues dijeron que bueno, que estaba bien y hasta nacieron de la nada partidos “autonomistas”, como por ejemplo la conocida y cachonda CHUNTA aragonesista, cuyo propietario, José Antonio Labordeta, que en paz descanse el bueno del hombre, cachondo él como su partido, presumía de que las asambleas las celebraba en un ascensor.
                Naturalmente que el original partido se basaba sobre todo en la defensa de la lengua aragonesa, que nadie conocía por cierto, aparte de Labordeta y cuatro amiguetes más.
                Pero eso es la democracia y aunque se apruebe una auténtica sandez, siempre que sea por mayoría, pues adelante. La reciente historia de España está llena de estos ejemplos y no me tienten porque soy capaz de enumerar algunos más que los dedos de la mano. Y todos nos íbamos reir bastante de las tonterías que han sido capaces de aprobar nuestros representantes legislativos.
                Pero ahora la cuestión se pone seria, porque el estado de las autonomías, en vez de conformar y calmar las ansias nacionalistas de las regiones que fueron en realidad la causa de su nacimiento, (Galicia, Euskadi y Cataluña), lo que ha conseguido ha sido todo el efecto contrario, es decir, potenciar el nacionalismo, promover su proselitismo desde la escuela y, lo que es más grave, fomentar la desigualdad de los ciudadanos españoles, creando en realidad más problemas de los que se trataba de solucionar. Y ello sin contar con el enorme coste económico que ha supuesto el duplicar muchas competencias, el tener dobles parlamentos y dobles gobiernos, el tener policías que hacen lo mismo pero cobran mucho más (no se sabe porqué, me lo expliquen, que no lo entiendo).
                Pero al final, qué es lo que de verdad le importa al ciudadano de a pie, aparte de que los políticos hablen español, gallego, vasco, catalán o esperanto en sus discursos públicos (en privado hablan todos español, se lo juro, hasta los de la ETA).
                Pues le importa vivir en un país que funcione, donde exista una enseñanza, una sanidad, una justicia, una administración, o sea unos servicios públicos que estén bien engrasados y no sean inasequibles para la gran mayoría.  Le importa tener un buen nivel de vida, tener su vivienda propia, su coche, sus vacaciones, su diversión. Y que cuando llegue a la jubilación pueda terminar su vida de una forma digna. Esto es lo que le importa. Bueno, es que esto le importa en realidad a todos los seres humanos, al menos a los que tienen bien la cabeza, que también abundan por desgracia muchos “homo sapiens”, que no cabria calificar de tales.
                Bueno, pues llevamos 34 años de democracia. ¡qué poquitos! Y creemos que ya todo está arreglado y solucionado. Pues no nos queda camino por delante ni nada, para llegar al nivel de funcionamiento democrático de otros países. Y sobre todo, nos queda mucho que andar para inventar de verdad nuestra propia democracia, que aún está en pañales, que es un bebé recién nacido.  Que tenemos que meter muchas veces la pata  y darnos muchos golpes para ir aprendiendo a convivir. La verdadera y necesaria revolución del pueblo español, es alguna que nunca se ha producido ni planteado. Es la revolución cívica, la de la buena educación, la del respeto por lo demás. Ahí estamos en párvulos todavía. ¿Oyen Udes. decir por ahí, Buenos días, por favor, muchas gracias, lo siento? A pesar de eso los españoles en general nos consideramos bien educados, pero damos la risa, cuando no irritamos y se nos identifica desde lejos en un café de Viena, por ejemplo, por lo que chillamos cuando estamos reunidos, inconscientes de que hablando bajito la gente se entiende mejor. Y eso es porque, en realidad, no queremos entendernos, sino imponer nuestras razones y nuestras opiniones y las de los demás nos traen sin cuidado, olvidando o no conociendo aquella famosa frase: No estoy de acuerdo con lo que Ud. opina, pero estaría dispuesto a morir para defender su derecho a exponerla. Esta es la verdadera democracia, al menos por el momento.
                Pero volvamos a las autonomías, a nuestras autonomías, que no son ni chicha ni limoná. Ni somos un estado totalmente centralista, como Francia, ni somos un país de estructura federal como Alemania o EEUU. Pero lo que más nos interesa a todos es que esto funcione y a lo mejor resulta que hay que reformar la Constitución, pero no para conceder independencias ni reconocer soberanias, sino para volver al estado antiguo. Porque, ¿funciona peor que el nuestro un estado centralista como Francia? Es peor su justicia, su administración pública, su enseñanza o su sanidad?. Pues claro que no. Así que el quid de la cuestión no está en que haya más o menos centralismo de competencias. Consiste en que la maquinaria del estado trabaje bien, que haya competencia, que haya honradez.
                 Y les diré una última cosa, con los medios telemáticos de que disponemos hoy en día da igual que las decisiones se tomen en Madrid, en Bruselas o en Oslo. Sólo es una cuestión de voluntad política para dotar a la administración, a todas las administraciones, de los medios adecuados para ayudar al ciudadano respecto a los problemas que les plantee, con arreglo a las competencias que tenga asignadas.
                Las autonomías españolas se encuentran un momento muy delicado. Porque, o se ponen la pilas para administrar realmente bien sus recursos o la cosa se les va a poner bien fea. Y si no, al tiempo.

jueves, 4 de octubre de 2012

NUESTROS NACIONALISTAS CATALANES


          Y digo que son nuestros, porque, a pesar de las diferencias entre estos supuestos secesionistas, que les aseguro son muchos menos de los que parecen y se airean a menudo en los medios de comunicación, nunca se ha visto cosa igual, que el Presidente de Cataluña salude afectuosamente al Rey, que encarna la soberanía de la nación española y al Presidente del Gobierno y, en suma, cuando va a Madrid, protagonice el papel institucional de un Presidente de una autonomía del estado Español. Esto nos hace pensar a muchos que, en realidad, la cosa no va en serio, al menos no tan en serio como la pintan. Yo creo que, si de verdad existiera un antagonismo o una enemiga real entre Cataluña y el resto de España, las cosas serían muy distintas. En primer lugar, Artur Más ni querría saber nada de reuniones en Madrid, salvo que fueran a nivel de estricta igualdad política y en segundo, si fuera realmente coherente, debería de dimitir  e integrase en su partido, CIU, ahora de recién nacido y oportunista independentismo, para dirigir sus huestes fuera del sistema, del cual no debería de querer saber nada, aparte de derrocarlo. Hombre, Este es el verdadero nacionalismo, de lucha contra el opresor colonial. O Udes. se imaginan a José Martí o Simón Bolivar, luchando por la independencia de sus países y siendo a la vez, ministro de la Coroña Española? Pues no, entre otras cosas porque durarían menos que un pastel a la puerta de un colegio y acabarían en seguida ante el pelotón de fusilamiento o algo peor.

                Pero el bueno de Iñaki Gabilondo, nos invita en el País, a que los lectores demos una opinión sobre este asunto de la independencia de Cataluña e incluso que apuntemos la posible solución. Iñaki se libra muy mucho de dar alguna pista sobre lo que piensa el mismo, con hablidad gallega de nadar y guardar la ropa. Pero mucho me temo que más tarde o más temprano, no sólo el Gobierno, los Partidos políticos y todas las fuerzas vivas, y los ciudadanos españoles, vamos a tener que pronunciarnos sobre este tema, que afecta a la unidad de España y al espíritu mismo de la Constitución de 1.978.
             
                Pues como soy lector del Pais y me gusta cómo habla Iñaki, ahí va la exposición de lo que yo pienso:

                Lo primero que hay que examinar, entiendo, es hasta qué punto los nacionalistas independentistas son tantos como parecen. Una cosa son las manifestaciones en la calle y otra muy distinta, las urnas. Así, será importante ver el resultado de las próximas elecciones catalanas. Pienso que tal vez haya alguna sorpresa sorprendente. Que tal vez no haya tantos independentistas y que incluso se puede producir en el pueblo catalán una reacción contraria a los planteamientos más radicales. El nacionalismo es como la religión, no sale de la cabeza ni de la razón. Emana de los sentimientos, del corazón, si queremos ser poéticos. Y todo nacionalismo es en principio malo. Pero no sólo el catalán, sino todos en general. Y ello porque siempre es un sentimiento excluyente, egoísta, antisolidario. Y cuando se convierte en doctrina sectaria e inamovible, pues nos encontramos ante el estado de Hitler. Así, lo deseable no es que nos separemos, sino que nos unamos cada vez más y no solo dentro de España, que también, sino dentro de Europa y del mundo en un futuro. Ese es el nacionalismo que a mi me gustaría, el de la solidaridad entre todos los pueblos. Y que cuando cada tribu decida ir por su cuenta (aunque sea una de 1000 millones de habitantes), como la India, no pueda hacerlo, porque haya leyes que se lo impidan, pero leyes justas y buenas, leyes universales, que recojan la realidad de que todos los seres humanos somos iguales en derechos y obligaciones y que estamos obligados a ser solidarios entre nosotros.
                Los nacionalismos radicales, sean del signo que sean, siempre tienen dos rasgos característicos, a saber, el victimismo y la exageración de las diferencias identitarias. Ambos elementos, manejados con habilidad por los políticos locales e inculcados al pueblo desde la infancia (de ahí el enorme esfuerzo realizado siempre con el asunto de la lengua y la manipulación de la historia en las escuelas), abonan el fenómeno del separatismo.

                Por otra parte, lo de Cataluña estado europeo, da un poco de risa, porque todo el mundo sabe, hasta los mismos nacionalistas, que eso no es posible y además no puede ser, entre otras muchas cosas, porque habría que contar con el voto del estado español. Además, los catalanes que no quieren ser españoles (que, insisto, no son tantos como parecen), parece que cuentan con que los demás tenemos que estar de acuerdo con lo que ellos digan y seguir siendo tan amigos. Y es evidente que no vamos a ser amigos de quien no quiere serlo por su parte. O sea que, una improbable Cataluña independiente se iba a quedar más sola que la una. Y eso sino sale algún otro político chiflado por ahí que proclame la independencia de Lérida (a lo mejor querría unirse a (Aragón) o Tarragona, que podía preferir juntarse con Valencia.

                En cuanto al camino que debe de seguir el estado español en este asunto, mi opinión es que hay que respetar la Constitución, que nos ha funcionado desde 1.978 y nos puede seguir sirviendo muchos años más. Y para cambiarla en asunto tan importante como la unidad de España tenemos que dar nuestra opinión todos los españoles y también los catalanes, que lo son asimismo por el momento.

miércoles, 3 de octubre de 2012

EL DERECHO DE MANIFESTACION


            Los violentos sucesos acaecidos el pasado 25 de septiembre, cuando bastantes personas, aunque no todos los manifestantes, intentaron llegar hasta las puertas del Congreso de los Diputados, tirando las vallas que constituían la línea de seguridad de policía, ha motivado que el gobierno se plantee la reforma de la Ley Orgánica que regula el derecho constitucional de reunión y manifestación.
            Decir que, si se aplicase estrictamente esta Ley y el mismo Código Penal, en este país se celebrarían muchas menos manifestaciones. Los artículos 493, 494 y 495, castigan como delito dirigir concetraciones públicas ante el Congreso de los Diputados, alterando su funcionamiento y, por supuesto, entrar en el mismo violentamente, e incluso dirigirle injurias. Esto vale también para el Senado y cualquier Asamblea Legislativa de una comunidad autónoma.
            Lo primero que habría que decir es que los mismos manifestantes que saltaron las vallas y comenzaron así el follón, deberían de estar agradecidos a la policía. Y no es broma, porque si hubieran llegado hasta el Hemiciclo, imagínense lo que podría haber ocurrido con tales individuos desbocados y los polis a palos con ellos dentro del Palacio legislativo. Menuda imagen de España para la prensa internacional. Pues que los cargos penales para ello serían mucho más graves.
            Por cierto que me llamó la atención un personaje de pelo blanco que se defendía en la televisión, diciendo que cómo iba él a saltar las vallas y atacar a la policía, si tenía 72 años? Curiosamente, si se fijan en los vídeos, se le vé perfectamente como uno de los primeros asaltantes y folloneros.
            Así que en muchas de las manifestaciones españolas se cometen delitos penados en el código a malsalva, pero la política oficial es detener sólo a los más asilvestrados, que muchas veces ya son viejos conocidos de la policía, porque en esto de liarla en la calle, romper cosas, montar en fin la de Dios es Cristo, hay verdaderos especialistas, que pienso sienten una especie de placer no declarado en dar rienda suelta a sus instintos violentos. Acuérdense de aquél tristemente COJO MANTECA, que ni era estudiante ni nada, salvo especialista en romper cosas con sus muletas(sobre todo cabinas de teléfono, porque tal vez tuviera algún problema con la Telefónica).
            Y luego siempre viene la misma cantinela. Orquestada por los mismos protagonistas. La policía se excedió. Le pegó a quien no era de la guerra. Entraron donde no debían y zurraron a todo el mundo. Como si a los chicos de las compañías de León (antidisturbios)les pagara el Estado para que dieran clases de derecho constitucional mientras los insultan, los agreden y les tiran objetos contundentes, desde adoquines hasta cócteles molotof.
            Curiosamente, aquellos que critican la actuación de la policía en cualquier manifestación violenta (que también pueden pasarse, no hay que negarlo), no dicen absolutamente nada de dos cosas fundamentales, a saber, quienes empezaron la pelea y quienes insultaron, agredieron y se saltaron a la torera no sólo la Ley de Manifestaciones y el Código Penal, sino el más elemental sentido común.
            Pero bueno, esto no sólo pasa en España, sino en todas partes. Quizás donde menos es en Estados Unidos, porque la policía de allí practica lo que llamaríamos la individualización de la responsabilidad. Es decir, que si hay que detener a mil o dos mil personas, pues lo hace. Las identifica y las lleva ante el Juez.
            Y es que, en realidad, las conductas delictivas que se registran en una manifestación, se basan en la fuerza de la masa y sobre todo en la fácil impunidad de los que participan violentamente. Y no hay nada que fomente más cualquier delito que la impunidad, real o presunta.
            La ley de Reunión, que es del año 1.983, no hay que modificarla a mi modo de ver, ni tampoco el Código Penal en este aspecto. Lo que hay que hacer es aplicar ambas leyes de forma más estricta y, por ejemplo que se hagan efectivos los preceptos que aluden a la responsabilidad de los organizadores.
            Así, el artículo 4, 3 de la Ley reguladora del derecho de Reunión, dice:
             “Los participantes en reuniones o manifestaciones, que causen un daño a terceros, responderán directamente de él. Subsidiariamente, las personas naturales o jurídicas organizadoras o promotoras de reuniones o manifestaciones responderán de los daños que los participantes causen a terceros, sin perjuicio de que puedan repetir contra aquéllos, a menos que hayan puesto todos los medios razonables a su alcance para evitarlos.
            Si esto se aplicara, los sindicatos españoles, por ejemplo, estarían medio en la ruina, cada vez que sus chicos “incontrolados” se dedican a romper cosas o cerrar negocios a la fuerza en casos de huelga.
            Pero se modifique o no la ley, la cosa va a seguir igual. Con manifestaciones que terminan violentamente, otras que ni se comunican. Y la policía que seguirá dando palos a diestro y siniestro y los manifestantes violentos insultándolos, tirándoles cosas y acusándolos luego de que los han tratado mal. Angelicos….