sábado, 1 de diciembre de 2012

RYANAIR ESE FENOMENO


       ”Todos odian a Ryanair, pero todo los imitan” dice un artículo del país, respecto al compañía irlandesa. Y de envidia, añado yo, por su buena cuenta de resultados. Las demás compañías, como nuestra Iberia, llena de sueldos astronómicos y de privilegios laborales, heredados de los tiempos en que pertenecer a esta compañía suponía, ya en si, todo un privilegio, han tenido que entrar por el aro y crear aerolíneas de bajo coste, para poder competir. Pero es que, a la vista está que nuestra Iberia se nos muere de no tomar muy drásticas medidas de carácter laboral sobre todo.


         Porque Ryanair amenaza con cargárselos a todos. Imagínense lo que sería si cubriera por ejemplo rutas transoceánicas, o sea, que te llevara, por ejemplo de Vigo a Rio de Janeiro o a San Paolo por 100 euros, pongo por caso. Es claro que la gente vendría desde sitios bien lejanos para tomar ese vuelo.


         Así que, en cuanto a  Ryanair le pasa cualquier percance, enseguida sale por todas partes y se habla de castigarle y hasta de retirarle la licencia. Y el bueno Michael O´Leary se escacharra de risa de ellos (la competencia) y del Ministerio de Fomento. Y demuestra con certificados que cumple extrictamente la normativa y que a todos los aviones les pueden ocurrir fallos pues no son más que máquinas como otras cualquiera, aunque mucho más seguras, por ser su control y mantenimiento muy estricto.


         A partir de ahí, se de bastante gente que tiene a menos volar con Ryanair, porque considera que viaja mucho mejor en una línea aérea de las convencionales.

         Pues les diré algo, uno, que ha viajado por el mundo en avión desde los tiempos en que era considerado un lujo y las azafatas se cambiaban varias veces de uniforme y eran seleccionadas incluso por su físico y a veces te daban de comer langosta. Uno que sigue viajando en líneas regulares, pero también en la irlandesa, en estos momentos y en determinados recorridos, ya no encuentra más diferencias que en la pega del reclino del asiento.

         Como dice “el jefe” O´Leary, los aviones no son más que autobuses del aire. Y tiene toda la razón. Los de unas y otras compañías son, más o menos, los mismos, y los de Ryanair se observan nuevos. El personal, que antes sólo hablaba inglés y poco castellano, ahora es foráneo y bien amable, por cierto. Los pilotos, son buenos y rápidos, siempre suelen llegar con adelanto sobre los horarios. En el avión hay comida y bebida, periódicos, perfumería y hasta cigarrillos electrónicos, pagando claro. Exactamente igual que en la demás compañías.


         Sí que es una compañía particularmente rigurosa en el cumplimiento de sus normas, pero las anuncia sobradamente en su página web y las reitera por correo electrónico.


         Y todas las reglas son totalmente lógicas y, si uno lo piensa, favorecen a la compañía, pero también a los viajeros, porque repercuten en el ahorro de costes y en el beneficio de todos los usuarios.


         Pondré un ejemplo. Uno está cansado de llegar al avión (a mí me gusta entrar de los últimos) y no encontrar ni un sitio para dejar mi simple malera de ordenador con la que suelo viajar. Esto se debe evidentemente al abuso de los compañeros de viaje, pues muchos llevan maletas o bolsas desproporcionadas y lo ocupan todo. En Ryanair se controla a la entrada del avión el tamaño de equipaje de mano, que solo puede ser uno y con eso se consigue que siempre haya sitio y que este parezca mayor que en otras compañías.


         El irlandés O´Leary ha revolucionado la aviación en Europa y parece que aún le quedan bastantes ideas en la cabeza, como para atraer más público y hacer que le duela la testa a los directivos de la competencia.


         El volar ya no es ningún lujo hace tiempo, pero él y su Ryanair han logrado lo que ocurrió con los pollos o el salmón, que pasaron de ser sólo para la gente acomodada a ser uno de los alimentos más populares y asequibles. Y eso en el caso del transporte aéreo, con todo el elitismo que lo ha venido rodeando desde hace años, no era tarea fácil y tiene mucho mérito y hay que agradecérselo a Mister O´Leary.


         Si las cosas siguen así, que Iberia va a despedir a 4.000 empleados y “anuncia a los clientes el peligro de desaparecer”, dentro de poco todas las copañías van a copiar a la irlandesa si quieren sobrevivir…Y entonces, al genio de Mister O´Leary igual se le ocurre poner en marcha una compañía aérea de lujo en donde las azafatas vayan en top les y haya música en directo y champán francés incluido en el billete. Yo creo que es capaz de eso y bastante más…

No hay comentarios:

Publicar un comentario