viernes, 7 de septiembre de 2012

LA COSA DEL TWITTER


          Confieso que rechazo por sistema las invitaciones de muchos amigos y amigas que, de buena fe, me incitan a participar en ese invento de comunicación social que está revolucionando las relaciones humanas.
            No acaba de convencerme el que todo el mundo se entere al punto de los que hace todo el mundo, hasta los más intrascendentes detalles de su vida. Creo que la utilización que se hace en general de este potente instrumento de internet cabe calificarla de frívola, pero no de inocua.
            A estas alturas, nunca sabes si estás ya en una página web, donde va salir, sin que tú te enteres, la última reunión de amigos, en donde tocas la guitarra y una amiga cariñosa te agarra y te da un beso. Estamos hablando de cosas inocentes, pero hay que imaginarse que pasa si la fiesta tiene contenidos sexuales y a alguien se le ocurre filmar y colgar la “obra de arte” de internet, pues a los protagonistas se les avecinan problemas sin cuento.
            Vivimos en una sociedad hipócrita y todas los son en mayor o menor grado, donde se trata de aparentar ante los demás lo que no se es o de ocultar en realidad lo que se es.
           Si la hipocresía social alcanza a todos los ámbitos del comportamiento humano, cuando tocamos el tema sexual, la cosa se dispara. Aquí nadie se masturba, o folla o tienes ganas que se muere por hacerlo con la vecina de enfrente, esté casada, soltera o viuda. Aquí nadie tiene querido o querida (cambiemos por una vez el orden de la ridícula frase de los políticos cuando se dirigen al público) y le pone unos cuernos de alce a su pareja. Pues claro que sí, entre otras cosas porque esto es más viejo que la tana y como diría el castizo, el asunto de jodienda no tiene enmienda.
            Pero cuidadito que tal cosa se haga pública y no veas si es con imágenes incluidas.
            Ahora le ha pasado a una concejal del pueblo de los Yébenes (Toledo). Pobrecica la angelica, parece que se hizo un vídeo tocándose salva sea la parte y alguien que no la quería muy bien se apresuró a colocarlo en el dichoso twitter y todo el pueblo y muchos más se enteraron y recrearon con las imágenes. El escándalo es monumental, la peticiones de dimisión de amontonan. Los medios de difusión, también, a la puerta del Ayuntamiento y  los vecinos escandalizados (quiero suponer que en este pueblo también los haya que no se escandalicen por estas cosas), se dedican a abuchearla e insultarla.
            Olvido Hormigos, que así se llama la concejal, abrumada y aturdida por lo que le ha pasado, ha querido dimitir. Pero alguien bien inteligente y con mentalidad abierta la ha convencido de que no, que tiene que darle cara a la situación y de que tiene ser valiente. Si ella se ha masturbado delante de una cámara, el 90% por ciento de las mujeres del pueblo, por no decir más, también practican el autoplacer y estoy seguro de que bastantes les gustaría la experiencia morbosa de gravarse, aunque no se atreven.
            Si ella no ha sido la que ha puesto su vídeo en internet, lo cual añadiría un plus de exhibicionismo a su osadía erótica, si ha sido objeto de una sucia maniobra por parte de alguien interesado en hundir su carrera política, esta mujer merece todo el respeto del mundo e incluso la protección que las leyes le dan a su intimidad. Vaya desde aquí mi más decidido apoyo.
            Así que la conclusión es que mucho cuidado con el twitter y las filmaciones. Porque cualquier de Udes, si, cualquiera de Udes. se puede ver cualquier dia en situación parecida. Y contra eso, contra la difusión de cosas como la que le ha pasado a la Hormigo, por internet, solo hay una defensa efectiva. Y es pasar de la gente y decirles a la cara, miren, yo con mi cuerpo, hago lo que da la gana, ¿vale? 

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