Confieso que rechazo por sistema las invitaciones de muchos amigos y
amigas que, de buena fe, me incitan a participar en ese invento de comunicación
social que está revolucionando las relaciones humanas.
No acaba de convencerme
el que todo el mundo se entere al punto de los que hace todo el mundo, hasta
los más intrascendentes detalles de su vida. Creo que la utilización que se
hace en general de este potente instrumento de internet cabe calificarla de
frívola, pero no de inocua.
A estas alturas, nunca sabes
si estás ya en una página web, donde va salir, sin que tú te enteres, la última
reunión de amigos, en donde tocas la guitarra y una amiga cariñosa te agarra y
te da un beso. Estamos hablando de cosas inocentes, pero hay que imaginarse que
pasa si la fiesta tiene contenidos sexuales y a alguien se le ocurre filmar y
colgar la “obra de arte” de internet, pues a los protagonistas se les avecinan
problemas sin cuento.
Vivimos en una sociedad
hipócrita y todas los son en mayor o menor grado, donde se trata de aparentar
ante los demás lo que no se es o de ocultar en realidad lo que se es.
Si la hipocresía social
alcanza a todos los ámbitos del comportamiento humano, cuando tocamos el tema
sexual, la cosa se dispara. Aquí nadie se masturba, o folla o tienes ganas que
se muere por hacerlo con la vecina de enfrente, esté casada, soltera o viuda. Aquí
nadie tiene querido o querida (cambiemos por una vez el orden de la ridícula
frase de los políticos cuando se dirigen al público) y le pone unos cuernos de
alce a su pareja. Pues claro que sí, entre otras cosas porque esto es más viejo
que la tana y como diría el castizo, el asunto de jodienda no tiene enmienda.
Pero cuidadito que tal
cosa se haga pública y no veas si es con imágenes incluidas.
Ahora le ha pasado a
una concejal del pueblo de los Yébenes (Toledo). Pobrecica la angelica, parece
que se hizo un vídeo tocándose salva sea la parte y alguien que no la quería
muy bien se apresuró a colocarlo en el dichoso twitter y todo el pueblo y
muchos más se enteraron y recrearon con las imágenes. El escándalo es
monumental, la peticiones de dimisión de amontonan. Los medios de difusión,
también, a la puerta del Ayuntamiento y
los vecinos escandalizados (quiero suponer que en este pueblo también
los haya que no se escandalicen por estas cosas), se dedican a abuchearla e
insultarla.
Olvido Hormigos, que
así se llama la concejal, abrumada y aturdida por lo que le ha pasado, ha
querido dimitir. Pero alguien bien inteligente y con mentalidad abierta la ha
convencido de que no, que tiene que darle cara a la situación y de que tiene
ser valiente. Si ella se ha masturbado delante de una cámara, el 90% por ciento
de las mujeres del pueblo, por no decir más, también practican el autoplacer y
estoy seguro de que bastantes les gustaría la experiencia morbosa de gravarse,
aunque no se atreven.
Si ella no ha sido la
que ha puesto su vídeo en internet, lo cual añadiría un plus de exhibicionismo
a su osadía erótica, si ha sido objeto de una sucia maniobra por parte de
alguien interesado en hundir su carrera política, esta mujer merece todo el
respeto del mundo e incluso la protección que las leyes le dan a su intimidad.
Vaya desde aquí mi más decidido apoyo.
Así que la conclusión
es que mucho cuidado con el twitter y las filmaciones. Porque cualquier de
Udes, si, cualquiera de Udes. se puede ver cualquier dia en situación parecida.
Y contra eso, contra la difusión de cosas como la que le ha pasado a la
Hormigo, por internet, solo hay una defensa efectiva. Y es pasar de la gente y
decirles a la cara, miren, yo con mi cuerpo, hago lo que da la gana, ¿vale?
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