lunes, 14 de noviembre de 2011

EL EURO Y EL EFECTO DOMINO

Pues la crisis de nuestra moneda única, ha conseguido cosas que, por la via de las urnas, resultarían difíciles, como hacer dimitir a líderes políticos sempiternos como Papandreu o Belusconi y provocar elecciones elecciones anticipadas, como en España y en otros países de la unión europea.

Los aires de cambio impulsados por la crisis económica, que también financiera, sacuden Europa. Se habla incluso de “dos velocidades” en un supuesto de miembros que andarían como tortugas y otros que irían como galgos.

Así, la Europa del euro parece un corral de gallinas, en donde todas cacarean, pero nadie se pone de acuerdo de verdad para encauzar los problemas y encararlos con seriedad de cara a una salida ordenada y razonable de la problemática económica en la que nos encontramos.

El ciudadano de a pie contempla átónito y atemorizado cómo cada uno de los supuestos cerebros pensantes que nos gobiernan da una opinión a menudo bien distinta de la que da el otro, apuntando soluciones que nadie acaba de entender, pero lo que sí entiende todo el mundo es que estamos metidos en un lío con lo del euro, que amenaza con dar al traste con la moneda única y de rechazo, con la misma unión europea.

Personalmente creo que el euro es uno de los logros más importantes, junto con la eliminación de fronteras para personas y mercancías, de los conseguidos en esta nuestra vieja y complicada Europa, desde que el tratado de Roma vio la luz, allá por los años cincuenta. Llegar hasta aquí ha costado sangre sudor y lágrimas. Entre otras tragedias de la humanidad, las dos grandes guerras mundiales. Dar marcha atrás es casi impensable y el efecto que se podría conseguir sería tan pernicioso para los países de la cola como para los de la cabeza del tren de nuestra economía comunitaria.

También pienso que en realidad esta es una opinión totalmente mayoritaria en la altas instancias de todos los países que componemos la unión europea. Así pues, la única solución no es romper lo que hemos construido con tanto esfuerzo, sino al contrario, más Europa, mayor entendimiento entre todos, en el convencimiento de que unos dependemos de otros y que solo la solidaridad y la mayor renuncia a planteamientos nacionalistas excluyentes puede sacarnos del bache político y económico en el que estamos. Es cierto que los países que están en peor situación a menudo se han saltado a la torera recomendaciones o normativas comunitarias de obligado cumplimiento o incluso han falseado sus cuentas para parecer que han hechos los deberes impuestos cuando no ha sido así. En estos casos, si quieren ayuda de la Unión, que sepan que ahora la cosa va en serio, aunque eso suponga ajustes dolorosos, sobre todos en cuanto repercuten sobre los ciudadanos y el estado de bienestar, que hay que salvaguardar a toda costa, sobre todo en sus aspectos más importantes, como son la cultura, la sanidad o las pensiones.

Yo creo que de esta crisis (que en griego quiere decir cambio) ha de salir al final una Europa más unida y por tanto más fuerte. El que esto se consiga es responsabilidad de todos. Que así sea.

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