martes, 3 de enero de 2012

IRAN Y EL ESTRECHO DE ORMUZ

¿Se atreverá el régimen de los ayatolás a cerrar militarmente el estrecho? La cosa parece que está en el filo de la navaja. Que arde, vamos. Lo que sí parece evidente es que Estados Unidos no lo va a permitir. Y si a los iraníes se les ocurre mandar sus misiles de medio alcance contra objetivos como las bases americanas en la zona, atacar sus buques o cualquier otra cosa parecida, la reacción va a ser bien dura. Ya le está costando a Obama parar a Netanyahu, que viene diciendo que hay que atacar los centros nucleares de Irán, porque para ellos es cuestión de vida o muerte que el régimen gobernado por Ahmadineyad no alcance la fuerza de la bomba atómica, sobre todo porque este personaje no se cansa de proclamar a los cuatro vientos que hay que destruir a Israel.

Iran ya tuvo una guerra terrible contra Irak, en tiempos de Sadam Husein, con cientos de miles de muertos y no parece que le importe mucho volver a repetir, pero una cosa es meterse con el antiguo dictador iraquí y otra bien distinta con la mayor potencia militar del mundo, a la que es fácil que se sumaran fuerzas británica e incluso llegara a intervenir la OTAN.

En todo caso, el petróleo ha sido causa de bastantes guerras en el siglo XX y con menos motivo que el de tratar de cerrar la espita del oro negro en un punto crucial para los intereses económicos de casi todo el mundo, incluido el mismo Irán, porque sus barcos también salen por el mismo sitio.

Yo quiero creer que se trata de una bravata más de un régimen extremista y tiránico para con su mismo pueblo, que sirve entre otras cosas de cara a su misma casa, revuelta desde las últimas y trucadas elecciones, que tantos disturbios y tanta represión cruel han conllevado. Ya se sabe que todas las dictaduras, cuando se ven en dificultades por sus mismos mecanismos antidemocráticos, recurren a menudo al enemigo externo y si no lo hay, se lo inventan. Solo que a menudo les suele salir el tiro por la culata, como les pasó a los militares argentinos en el caso de las Malvinas, por ejemplo.

Pero ahora no se trata de enfrentarse a un solo país, si no a los yanquis, con su poderoso ejército, a los judíos, que están deseando cascarles…y al resto del mundo que se abastece de crudo por la estrecha espita de Ormuz. O sea, que a los ayatolás les van a dar todas partes como se les ocurra hacer esa jugada.

Aunque a lo mejor sería el principio del fin de un régimen totalmente absurdo, que no respeta los más elementales derechos humanos. Si no queda más remedio que entrar en otra nueva guerra, al menos que valiera para terminar con el sistema de los ayatolás y que entre un poco de aire fresco en un pueblo que a estas alturas ya debe de estar bien desencantado y harto de que lo gobiernen de forma tan caprichosa, cruel y arbitraria. Al igual que ha pasado en el Norte de Africa y ahora en Siria, ya sería hora de que le tocase a Iran.

De todas formas, pronto veremos si la cosa va en serio o se trata de fanfarronadas a las que este régimen nos tiene también acostumbrados.

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