domingo, 18 de marzo de 2012

TEORIA DE LO SOSTENIBLE

Hay palabras que tienen la fortuna de caer bien y conseguir que todo el mundo las emplee, hasta que llega el abuso. Las palabras tienen su vida, como las personas. Nacen, se desarrollan y mueren, aunque sólo en el olvido, que no en el diccionario de la Real Academia, que es como un almacén donde todo cabe, aunque sea en desuso y apolillado.


Lo sostenible es un vocablo recurrente y continuamente en boca de personajes públicos, ecologistas y de todo aquél que quiere quedar bien a la hora de oponerse sobre todo a cualquier proyecto que pueda atentar contra la sagrada palabreja.


En suma se trata de transmitir la idea de que cuanto hagamos en este planeta tierra debe de ser pensando en el futuro y de manera que no afecte a las futuras generaciones y al hábitat en que se supone vivirán cuando nazcan. Así se llenan la boca con esta palabra que parece la solución de todos nuestro males, económicos, sociales o políticos. El problema es que nadie sabe en realidad que es lo sostenible, ni lo que hay que sostener, aparte de los pechos de la mujeres, que en eso todos estamos de acuerdo, creo yo, que para eso se han inventado los sujetadores de distintas formas, materiales y presentaciones a la moda.

En Canarias, por ejemplo, han surgido dos polémicas en torno a lo sostenible. La consejera de empleo, Margarita Ramos, va y suelta que las islas deberían de limitar el acceso de turistas, como si el archipiélago fuera todo un gran parque natural. Por otra parte, el gobierno de la autonomía en pleno se opone frontalmente al proyecto de prospecciones petrolíferas en el mar, cerca de las islas de Lanzarote y Fuerteventura, apoyado con toda firmeza por el Ministro de Industria, Soria, bien canario por cierto. Los argumentos son siempre los mismos, la sostenibilidad, aparte del de la diversificación, pues todo el mundo sabe que el principal sector productivo de canarias es el turismo que, por cierto, repuntó hasta los 12 millones de visitas en el 2.011.


Pues bien, la realidad es que, para poder sostener algo, lo primero que hay que hacer es mantenerlo. Me explico. Si caemos en la exageración de pretender que en islas como Fuerteventura hay que proteger hasta las piedras, de las que hay millones y millones y no sirven de momento y que se sepa para nada, salvo el adorno, nos exponemos a matar la gallina de los huevos de oro, que es el turismo. Yo más bien fomentaría que se las lleven de recuerdo o las vendería pintadas de colores o con dibujos de la montaña sagrada de Tindaya, con lo cual tendríamos una fuenta de ingresos fenómeno y de coste bien barato.


La señora Ramos parece muy culta e inteligente y debe de saber mucho de derecho laboral, que para eso es catedrática de trabajo, pero ha soltado una burrada descomunal, muy en la línea de la gente tonta que desprecia y se rie de los “guiris”, cuando vive de ellos. Canarias ha tenido la gran suerte de aumentar el número de turista en el año pasado y eso ha sido una bendición para su economía, pero si este año vienen más todavía, pues miel sobre hojuelas, porque el del turismo es uno de los sectores de la economía que más nos está ayudando en esta crisis económica feroz que el capitalismo de fines del siglo XX nos ha echado encima a los países europeos y sobre todo a los mediterráneos.


En cuanto a lo del petróleo, pues que decir, que ojala descubriéramos unos yacimientos mayores que los del mar del Norte, porque nuestra factura de este combustible es enorme y poco soportable y de momento las energías alternativas no lo pueden suplir.


Cierto que el oro negro además de riqueza también puede producir catástrofes, pero ni son tan frecuentes, ni nadie libra a las islas Canarias de que se le hunda cerca un Prestige o un Urquiola y contamine sus costas, como pasó en Galicia. Son riesgos que hay que correr, porque en ningún negocio sólo hay ventajas. Ello sin contar con que Lanzarote y sobre todo Fuerteventura están muy cerca de Marruecos, que también anda a lo mismo y tendría gracia que España renuncie a una posible riqueza, que cubriera parte importante de sus necesidades de este precioso líquido y Marruecos se haga con todo y encima pueda contaminarnos. Ello sin contar con que el control en país atrasado como nuestro vecino el control de las extracciones no va a ser lo mismo.

En Canarias se ha montado el follón por este motivo, con gran carga de demagogia de tinte nacionalista a mi juicio, pero aparte de lo dicho, no cabe olvidar que el gobierno de España y su ministro Soria, que es Canario y es de suponer que quiera a su tierra, tiene la obligación de defender los intereses nacionales y estos se decantan, cualquier lo puede ver, porque se inicien las prospecciones a la mayor brevedad posible.


Así pues, vamos a sostener lo que haya que sostener, pero no sacralicemos la palabreja, ni exageremos la nota, porque a menudo lo que se oculta tras estas posiciones maximalistas es la política del no por el no, que a menudo suele ser síntoma de oposición al progreso y el bienestar que conlleva siempre, cuando no reflejo de intereses políticos no confesables.

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