lunes, 11 de enero de 2010

LAS VEGAS

Si hay un sitio en donde se nota poco o nada la tan repetida crisis económica, ese es la ciudad del juego y la diversión creada en su día en medio de la nada, es decir, en pleno desierto de California, en donde hace frío en esta época, pero en verano las temperaturas pueden llegar a alcanzar los 52 grados centígrados y resulta cási imposible andar por la calle.

El hotel Venecia, réplica bien lograda del ambiente de la ciudad italiana, con sus góndolas incluidas, sus ³gondolieri² que cantan en italiano y su cielo artificial, que se mueve como si fuera real, tiene más de cuatro mil habitaciones y la cola para hacer el chek in o el out puede ser de más de cien personas. Pues bien, en la semana del fin de año, este hotel, de los mas caros de la ciudad, estaba completamente ocupado y su casino, que funciona como todos las 24 horas del día, echaba humo.

Lo mismo cabe decir de los aviones, completamente llenos. Conclusión, si uno quiere tener la sensación de que todo va bien en el ámbito de lo económico, hay que irse a Las Vegas y ya vienes con las pilas cargadas porque, o todo el mundo es derrochador o hay mucho mas poder económico de lo que parece.

Naturalmente que todo esto es compatible con las cifras del paro, con la reducción del crédito y con el aumento de la morosidad, pero nos está diciendo bien a las claras que el sistema capitalista tiene todavía cuerda para rato y que lo padecido ha sido en realidad una enfermedad de crecimiento, algo así como un estirón de huesos en el paso de la pubertad a la juventud madura.

De las crisis, de todas las crisis, el ser humano sale siempre fortificado y cuanto más dura sea, más motivos hay para tomar las medidas y las decisiones adecuadas para superarla y, sobre todo para prevenir que no vuelva a suceder, al menos en la misma forma y por los mismo motivos.

Vienen tiempos, ya están encima, en que la tecnología nos va a ayudar enormemente, pero no sin víctimas. Hay sectores, actividades, que van a desaparecer prácticamente, como desapareció el uso del sombrero. Y el que trabaje en ese sector, si no tiene capacidad o idea de reconversión, simplemente está perdido y habrá que protegerlo a base de prestaciones sociales que garanticen la mínima y digna subsistencia. Pero para el que espabile, que trabaje, que invente, que sea competitivo, el abanico de posibilidades va a ser el mayor de la historia de humanidad. Y esto no va a tardar mucho. Espero poder vivirlo.

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