jueves, 8 de abril de 2010

EL VOTO DE LOS EMIGRANTES

Pues para qué nos vamos a engañar. Parece que todos los partidos, incluido el Bloque, están de acuerdo en restringir el voto de los emigrantes a la mínima expresión. Es decir, que sólo se vote desde la diáspora, para el Senado. La verdad es que desconozco las razones de fondo para esta importante modificación legislativa, pero si todos los partidos convienen en lo mismo, por algo será.

Pero empezaba esta parrafada diciendo que no hay que engañarse acerca de las consecuencias inmediatas, digo, de tal medida. Lo mas lógico y probable apunta a que, al perder el poder de su voto en las municipals y sobre todo en las autonómicas, los emigrantes españoles van a perder más cosas. Una de ellas que se ve venir, es una rebaja sustancial en las aportaciones económicas del Estado y las autonomías a los diferentes centros españoles que hay diseminados por el mundo.

Hay comunidades especialmente privilegiadas por la caza del voto y la lotería de la subvención y las ayudas para los mas peregrinos y lúdicos fines. Un ejemplo claro es Argentina, donde es sabido al español se le llama “gallego” por antonomasia y en Buenos Aires abundan los centros de Galicia, Gallegos y de otras muchas denominaciones, que siempre han recibido generosas ayudas sobre todo de nuestra autonomía. Ayudas que cási siempre llevaban detrás algún interés espúreo y de recogida de votos.

Yo dudo mucho que ahora, sin votos que recolectar, nuestros politicos sigan siendo tan generosos en la ayuda a los centros españoles, que lo son de España, de autonomías y hasta de lugares pequeños como el que lleva por nombre el río Tea, el que pasa por Mondariz y Ponteareas, y que existe en Salvador de Bahía. Tal atomización, muy propia de la ideosincracia de la tierra galaica, se verá ahora mucho más afectada por lo que estoy diciendo.

El futuro de las llamadas casas regionales me parece que tiene poco idem, una vez vayan desapareciendo por evidentes razones de edad, las generaciones a las que cabe denominar propiamente como emigrantes. Sus hijos ya son solo españoles y Gallegos asturianos o andaluces a medias o incluso ya no lo son y les podrá gustar ir al país de sus mayores de vacaciones, pero sus vivencias, su trabajo, sus amistades, ya están en el país en el que viven. La desafección, el alejamiento de las raices originarias de sus antepasados, se irá produciendo más rápido que lento y los centros regionales se nos llenan de ancianos con morriña y algunos incluso sin ella, pues hay gente que jamás a vuelto a su terruño.

En cuanto a nuestros jóvenes, cada vez más serán internacionales, trabajarán en cualquier parte del mundo y formarán sus familias en donde les apetezca. Esto ya está pasando e irá a más, como el lógico por otra parte en un mundo globalizado, en donde la gente trabaja en equipo todos los días sin necesidad de conocerse personalmente.

Si a esto le unimos lo del recorte de los derehcos electorales, la cosa parece clara. De todas formas, esto solo es una opinión, fruto de la experiencia. Ya veremos si me equivoco. Ojalá si.

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