lunes, 16 de mayo de 2011

LO DE BILDU ¿ES BUENO O ES MALO?

Tras los rifirrafes de costumbre, por un lado el PSOE, por otro el PP, al final parece que ha sido el PNV quien se ha llevado el gato al agua. Con su advertencia, más bien amenaza, de cortar la hierba bajo los pies del partido del gobierno español, anunciando que no apoyará los presupuesto del Estado si no se permite la participación de la coalición BILDIU en las próximas elecciones, el Tribunal Constitucional va y corrige al Supremo, y abre la puerta a los aberchales para que entren otra vez donde ya estuvieron tanto tiempo, aunque de esta mezclados y posiblemente condicionados por sus compañeros de coalición.

Lo primero que hay que señalar es que la solución del Tribunal Constitucional hay respetarla y acatarla, porque esas son las reglas del juego. Los radicales van a poder participar en estas elecciones porque se lo ha permitido el máximo órgano de interpretación de la Constitución. El más alto tribunal español, que es el que tiene competencia para decir quien está dentro y quien no de los principios de nuestra más alta norma. Que el TC es un tribunal político que aplica nuestra ley máxima, es sabido. Pero eso funciona así en muchas democracias bien consolidadas. Y al fin y al cabo, la decisión de legalizar BILDIU tiene muchas más facetas de lo político que de lo jurídico, aunque el argumento principal para la legalización es bien defendible, porque no se debe de privar a ningún ciudadado de sus derechos fundamentales por meras sospechas.

Pero en esta decisión histórica hay más, mucho más de razones de fondo para la legalización de esta coalición de independentistas vascos. Sobre todo se trata de saber si esta gente va de verdad en serio y ha decidido dejar de apoyar la via violenta, cuando no de participar en ella, para intentar conseguir sus objetivos por la vía pacífica y democrática. Es bien cierto que si han llegado a esta situación para ellos evidentemente incómoda, de tener que pactar con otras fuerzas más moderadas que las suyas, ha sido precisamente porque el estado de derecho español les ha forzado a ello, amenazando con dejarles sin el pan ni la sal y con la calle o la cárcel como única salida. Las fanfarronadas que a menudo dicen esconden la realidad de que han sido vencidos en cierto modo por la democracia española. La ETA está en las últimas y no precisamente por propia decisión, sino porque se le ha cascado bien duro en la via policial y judicial. Y la izquierda independentista que les apoyaba ha tenido que entrar por el aro de unirse con otros más a su derecha, para entenderse y diluirse con ellos, para poder pasar el tamiz de presentarse a las elecciones.

En mi opinión, la decisión del TC ha sido acertada, aunque el tiempo nos dirá hasta que punto, pero abrir la puerta a una coalición política a la que se le concede en las encuestas hasta un 18% de votación, parece un ejercicio de sentido común político y democrático. Una, porque no es bueno dejar fuera del juego de las elecciones a tanta gente y otra, porque así conoceremos exactamente su fuerza y su juego, que siempre es mejor ver a la luz del día que no imaginarlo en las cavernas de la clandestinidad.

Así pues, la joven democracia española ha realizado otro gesto de generosidad política con los que se declaran sus abiertos enemigos, pero que han puesto blanco sobre negro que renuncian a la violencia como elemento del juego político. Naturalmente que pueden existir y seguro que las hay, las reservas mentales, como cuando los judíos o los musulmanes españoles aceptaban la fe católica y en sus casas continuaban con sus cultos. Pero no es menos cierto que el hecho de entrar por la puerta que le ha dejado abierta el constitucional ya es un principio de cambio importante.

Por supuesto que nos queda un largo camino que andar y habrá que estar vigilantes con los que se infiltren y pretendan seguir con las mismas, una vez que hayan logrado entrar en las instituciones. Pero el estado español tiene instrumentos legales en la actualidad para detectar y corregir estas posibles y previsibles conductas. La lucha contra ETA no va a parar, sus presos van a cumplir sus condenas. Los carteles de los etarras y sus homenajes y apologías van a seguir en tolerancia cero y así todo lo demás. Y los aberchales tienen que tener todo esto muy claro. Y a partir de ahí, que luchen democráticamente por sus ideas, que nadie les ha negado nunca su derecho a hacerlo dentro de la Constitución de 1978,.

De momento, todos son tan españoles como Ud. o yo y es por eso que la sentencia del Tribunal Constitucional les reconoce sus derechos como debería de hacer con cualquier otro ciudadano que lo solicite. Y a los que se salgan del cauce legal, pues caña al mono hasta que se aprenda el catecismo en euskera. No es tan difícil, digo yo.

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