domingo, 23 de octubre de 2011

Y GADAFI SE ACABO

Al final Gadafi cayó, como estaba previsto en realidad. De una u otra forma, sus días estaban contados. Como ya decía yo en agosto de este año, o se suicidaba o moría matando o lo mataban. Otra posibilidad es que se escapara para algún país amigo, aunque parece que ya sólo le quedaban dos, a saber Cuba y Venezuela, cuyos dirigentes han declarado públicamente que “ha muerto como un héroe”.

En realidad el dictado ha muerto, lo han matado de la forma más vil. Lo han ejecutado, tras darle una buena paliza y lo han finado con un tiro en los intestinos, lo que puede ser intencionado para hacerlo sufrir más, porque la muerte es más lenta.

Ahora se desata la polémica de cómo ha muerto o cómo lo han acabado. ¡Qué más da¡ En una guerra civil de la cual ha sido el principal responsable y que ha costado miles de vidas, no podemos pensar en empezar a buscar a los que han apretado el gatillo.

Cuando uno lee que en Libia se han producido miles de detenciones seguramente arbitrarias, sin orden judicial y sin control alguno, que garantice el mínimo de los derechos humanos de los detenidos, no puede por menos de sonreírse y pensar que es ingenuo y hasta estúpido exigirle a las milicias populares, en realidad el pueblo en armas, un comportamiento impecable desde el punto de vista democrático. ¿Con qué derecho y con qué parámetros podemos juzgar a una población que desconoce totalmente lo que es democracia y estado de derecho, porque nunca nadie les ha enseñado lo que es eso y además han soportado durante más de cuarenta años la tiranía de un dictador lunático como era Gadafi?

¡Es que alguien se preocupó de identificar, acusar o juzgar a los que lincharon a Musolini, tras su caída? Con Libia vamos a tener que armarnos de paciencia, porque el proceso de construcción de un nuevo estado no va a ser nada fácil. Además de la evidente falta de líderes que puedan encauzar la revolución, está la previsible lucha por el poder de las tribus que componen ese país.

Es cierto que se trata de una nación rica con importantes recursos primarios como el petróleo y además está muy poco poblada, con lo que la recuperación económica va a ser rápida a poco que los dirigentes que surjan administren regularmente, pero en el aspecto político surge ya la duda de qué clase de estado van a crear. Fácilmente pueden caer en el error de fabricar una estructura jurídica basada en las leyes islámicas y ya sabemos lo que pasa en las sociedades en donde el poder religioso está imbricado con el político. El futuro apunta siempre a que esas revoluciones se vuelven a convertir en dictaduras más o menos encubiertas y del peor cariz posible porque las normas que se dice vienen de Dios, Alá o Jeová, que viene siendo lo mismo, son rígidas, invariables y no evolutivas y en el caso de los mahometanos suponen que el que no está con ellos está contra ellos, o sea, se convierte automáticamente en enemigo, solo porque opine distinto.

Yo le deseo lo mejor a este pueblo libio que ha tenido el coraje y la valentía de conseguir la derrota de uno de los dictadores mejor armado del planeta y prueba de ello es lo que ha conseguido aguantar una guerra que tenía perdida de antemano.

La comunidad internacional, que ha apoyado en su gran mayoría esta revolución, tiene ahora la obligación moral de seguir apoyando a los libios en todos los terrenos, pero sobre todo para que consigan organizar un estado moderno, donde se respeten los derechos y libertades de las personas y haya paz y prosperidad. Hagamos votos porque así sea y que el enorme esfuerzo realizado en esta guerra sea fructífero en este sentido. Que así sea.

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