viernes, 18 de mayo de 2012

LAS COSAS DE LA VIDA

Puede una piculina ser testigo de Jeová? Puede un antiguo striper convertirse al islamismo más puro?. O sea, el que mantiene que todo lo del Corán es bueno y que prácticamente la inmensa mayoría de los mulsulmanes no siguen las reglas del libro sagrado. Yo recuerdo hace muchos años, cuando las películas porno las veíamos en celuloide de 8 mm y las cámaras eran como las de ahora de vídeo, pero sólo en cuanto al tamaño, que las artistas del follaje a menudo ejercían su trabajo con un crucifijo que les colgaba del cuello, mientras adoptaban las diversas posturas que el ser humano ha ido inventado para ejercitar el antiguo deporte del sexo. Observen que los animales no tienen imaginación al respecto. O sea, que siempre lo hacen igual, sea una mosca o un elefante. Pero entre las muchas y variadas cosas que nos distinguen de los animales, está precisamente eso, la capacidad de comunicarnos sexualmente unos con otros, incluyendo las relaciones homoxesuales, que de eso los animales tampoco saben mucho. Así que hay que llegar a la conclusión de que la cabeza del ser humano es quizás de lo más complicado que existe en la creación. Por eso estamos donde estamos y como estamos. El hombre (y no quieran que diga la hombra, porque me niego) es capaz de inventar una religión, o una filosofía política, con todas las mejores intenciones. Casi siempre es así. Da igual que hablemos de Moisés, Jesucristo, Mahoma o Confucio. Podemos citar a Platón, Santo Tomás de Aquino, Voltaire o Marx. Eso por citar algunos de los pensadores religiosos o políticos más conocidos, que hay muchos más, por supuesto. Pero siempre, en todo caso, de forma inevitable, todas sus buenas intenciones han terminado de la misma manera. Han evolucionado de forma sistemática hacia técnicas de control del hombre por el hombre. Sus principios, se han prostituido, devaluado y convertido a veces en actitudes, comportamientos y costumbres verdaderamente monstruosas, que, si el interesado levantara la cabeza, seguro que se suicidaba de la impresión. Todas las barbaridades que se han cometido y se siguen haciendo en la historia de la humanidad en nombre de sagrados principios religiosos y filosóficos, en su día concebidos con la mejor de las intenciones, como era mejorar la perversa condición del homínido que somos, son de sobras conocidas. Y aquí no se salva nadie. Ni el judaismo, ni el cristianismo, ni el islamismo, ni el el comunismo, ni todos los ismos inventados a lo largo de la historia de nuestro personaje, desde que fue capaz de andar erguido sobre dos piernas. Curiosamente, las excusas de los acólitos de cualquiera de los ismos a que me refiero, son siempre las mismas. La teoría es buena, solo que no se sigue. No mires los que hacen los otros, sino que trata de cumplir lo que la dice la norma. Dios es bueno, justo y todopoderoso. Pero si no interviene en los asuntos de los humanos, usando de sus poderes, que lo tendría fácil, digo yo, que para eso es Dios, es porque el ser humano es dueño de su destino y tiene lo que se llama “el libre albredío”. O sea, que puede hacer lo que le dé la gana, bueno malo y atenerse a las consecuencias. O sea, que a la fin y a la postre, ni Dios ni Marx nos valen para nada. Así, el stripter islamista puro te dice que los más mil millones de musulmanes que están por la Yihad y por la Sharia, o sea la guerra santa o aplicar la Ley coránica a todo el mundo a la fuerza. Que todo el que no piense como ello en un enemigo despreciable al que se puede eliminar como si fuera una cucaracha. Y otras tantas lindezas que defienden los integristas de islam, todas ellas están fuera de la realidad seráfica de lo que en realidad se contiene en el Libro Sagrado. Por otra parte, la meretriz testigo de Jeová, cuando le propones que sea tu amante, dice que su religión no se lo permite y que ella es monógama de suyo y que tú también deberías de serlo. Sabido es que los Testigos consideran a todos los que no piensan como ellos como una especie de muertos vivientes. O sea, en realidad, no están tan lejos de los mulsulmanes integristas con respecto a lo que ellos llaman infieles. Así hay que pensar, que si los testigos llegaran al poder, nos machacarían, aparte de prohibir por decreto las transfusiones de sangre. Que todo esto nos pase en el siglo XXI, a mí me parece un auténtico mal social, porque en nombre Dios y de los ismos el ser humano ha cometido las mayores barbaridades y crueldades que se puedan imaginar. Pero es que ahí seguimos y no aprendemos o lo hacemos muy lentamente. A uno le gustaría tener una máquina del tiempo y saltar quinientos o mil años en nuestra historia. Estoy seguro de que entonces habrían desaparecido muchos de estos problemas mentales que tenemos, que en realidad son bien estúpidos, porque el hombre (no me hagan decir la hombra) puede cambiarlos sencillamente, sólo con el poder de su mente.

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