lunes, 14 de mayo de 2012

UN AÑO DEL 15 M

Hace un año escribía, a punto las elecciones del 22 M, que el PP iba arrasar, y lo hizo, sobre todo porque la gente quería cambiar de tercio y necesitaba una alternativa a las posibles soluciones a la economía que el anterior gobierno del PSOE había puesto en marcha y que se veían insuficientes. También escribia sobre el movimiento ciudadano del 15 M: “ Pero tenemos el movimiento ciudadano del 15 M que, como ya se veía venir también, va a acabar a palos. Lo primero que habría que decir es que la pequeña revuelta (numéricamente son muy pocos, como es obvio), ha comenzado en la nube, o sea, por internet. Lo segundo es que se entiende perfectamente es que los que han salido a la calle se califiquen como indignados, porque es verdad que hay muchas cosas en este y en todos los países de mundo que pueden ser objeto de indignación. La tercera observación es que se trata de un movimiento pacífico. Hay que recordar las revueltas sangrientas del año pasado en países como Alemania o Francia y comparar. A partir de ahí hay que darse una vuelta por cualquiera de esta concentraciones y se puede observar lo variopinto de los personajes que ahí habitan. La ideología predominante es la de los llamados antisistema, antiglobalización o antitodo. Muchas de las frases y de los eslogan que se pueden leer, son pura demagogia, cuando no lugares comunes que cualquiera puede suscribir. Me recuerdan a una joven de aspecto desaliñado que se me aproxima y me dice que le firme un manifiesto contra la guerra. Es evidente que todos estamos contra la guerra, pero eso no significa que a veces no sea inevitable ya veces bien necesaria. O sea, que el problema como siempre, es de matices. La realidad es que en la vida nada es totalmente blanco ni totalmente negro. Ni totalmente bueno, ni totalmente malo. Siempre existen tonalidades. La proclamas y asambleas a la griega (me refiero a la antigua, a la del ágora), las intervenciones más o menos brillantes de los participantes no dejan de tener un aire romántico e ingenuo. Quieren acabar con el capitalismo, con la corrupción y caminar hacia una democracia verdadera. ¡Ahí es nada¡ Díganme en que tienda se vende ese producto que me pondré a la cola aunque sea por horas. Y a fe que detesto las colas. En las proclamas también existe un especie de menosprecio para todos los demás ciudadanos, los que votan por ejemplo a los grandes partidos, como si fueran una pandilla de borregos que ni saben lo que quieren ni a donde van. Bueno, pues tampoco es esto es así, chicos. A mi me recuerda a muchos de partidos minoritarios, sobre todo nacionalistas en Galicia, que reniegan de que este país vote mayoritariamente a la derecha. Claro, es que resulta que la democracia consiste en eso, en que todo el mundo pueda dar su opinión opinión. Un hombre, un voto. Y todos los votos valen igual. Este parece que es el menos malo de los sistemas, que hemos inventado hasta ahora. Hombre, a mí se me ocurre que sería bueno aumentar el protagonismo del pueblo español, ampliando las posibilidades de convocar referéndum, ejercicio democrático bien conveniente y del que por aquí andamos escasos. Habria muchos asuntos que se deberían de votar de forma directa por el pueblo. Y yo propongo que estas consultas se realicen siempre por via telemática, con firma electrónica, que para eso ya tenemos nuestro D.N.I., ahora escasamente utilizado. El ahorro de costes sería inmenso y nuestra democracia se fortalecería. Y el próximo paso a conseguir sería lo que yo llamo “democracia simultánea”, es decir, que todos los ciudadanos participáramos de forma directa en la formación y votación de las leyes, a través como he dicho de medios informáticos, baratos, reales y de resultados inmediatos. Claro que entonces empezarían a sobrar los parlamentos, los senados… Y muchos políticos se quedarían sin chollo. ¿Pero no es eso lo que predican y quieren los de las acampadas del 15M? Pues ahí tienen un idea que de verdad tiene futuro, aunque seguramente muchos no lo veremos. Se la regalo para que la cuelguen de una tienda de campaña. Y les aseguro que es mucho menos utópica que las que hay penduradas en estos momentos por las plazas de España. Salud. ” Pues bien, pasado un año, la realidad es que el movimiento 15 M se ha ido desinflando y perdiendo fuerza y aunque han sido capaces de congregar a varios miles de personas en la Puerta del Sol de Madrid y la Plaza de Cataluña de Barcelona, pongo por caso, la verdad es que las concentraciones distan mucho de los asentamientos permanentes de hace doce meses. La realidad es que la democracia asamblearia, la del ágora, sólo ha funcionado de forma permanente cuando se ha llegado a institucionalizar. Es decir, cuando tiene unas reglas de comportamiento y una organización jerárquica. O sea, cuando se convierte en lo que es en realidad un partido político. Una organización cuya finalidad es conseguir el poder, con su secretario general, sus comités ejecutivos, sus federaciones y sus congresos. Y entonces ya deja de ser asamblearia. Pero sobre todo, tiene que existir una ideología o pensamientos compartidos. Y resulta que las gentes del 15 M, lo único que comparten es la indignación. O sea, saben que hay injusticias, saben que hay muchas cosas que no les gustan. Saben que el poderoso abusa del débil. Pero es que, en realidad, eso lo sabemos todos. Pero es que lo que hace falta no es la crítica, que está muy bien, si no las soluciones. Y eso ya es harina de otro costal. Es decir, la crítica es positiva cuando es constructiva, cuando propone alternativas realistas y viables. Y ahí ya es más difícil el arreglar las cosas. Sabido es que algunos líderes del mayo de 68, en París, que se dedicaban a tirar adoquines a la policía, acabaron siendo influyentes personajes políticos, cuando encajaron en el sistema. En Sudamérica tenemos bastantes ejemplos de guerrilleros y gentes de ultraizquierda que han llegado al poder (vease la Presidenta de Brasil o el de Paraguay) y que ahora han moderado totalmente sus ideas hasta el punto de parecer todo lo contrario de lo que eran en sus apasionados tiempos jóvenes. El problema es que, llegados al poder, todos se dan cuenta de que una cosa es predicar y otra dar trigo. Y que nuestra economía no depende sólo de nosotros, aunque también, sino de factores externos en los cuales a veces podemos influir poco. Entre otras cosas de unos extraños especímenes con muchos tentáculos, llamados mercados y en los cuales, cosa curiosa, podemos estar todos, incluyendo algunos de los que se manifiestan en la Puerta del Sol. En suma, que el movimiento del 15 M estuvo muy bien, como reacción expontánea y de protesta, pero el único cauce válido que tiene para incluir de verdad en el cambio de las cosas es a través de la papeleta. Yo les recomendaría que traten de hacer un partido político y que se unan al de Rosa Diez, que es la única a estas alturas que ofrece alguna solución original y que se sale de la línea de todos los demás en muchas cosas. Aunque habría que ver lo que hacía si llega al poder.

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