viernes, 8 de junio de 2012

EL RESCATE


       En el derecho marítimo hay dos figuras fundamentales, a saber, el salvamento y el remolque. El salvamento es cuando el barco es abandonado por su tripulación, sobre todo por su capitán, que se supone debe de ser el último en dejar el buque (aunque a veces son los primeros que salen corriendo) y el remolque es cuando un navío se avería y otro lo arrastra hasta ponerlo a salvo.

Pues bien, ahora se está hablando mucho del rescate, que se parece más al remolque que al salvamento marítimo. O debe de parecerse. Porque el salvamento es un gran negocio para el que lo lleva a cabo, pues tiene derecho al 50% del valor del buque, más su mercancía. Si recuerdan la historia del Prestige y atan cabos, entenderán lo que digo y porqué el barco acabó hundiéndose y contaminando la costa desde Galicia hasta la Bretaña francesa.

Así pues, España necesita en estos momentos de un remolque, o sea, según denominaciones del periódico, de un rescate. Para que nos entendamos, de una inyección de liquidez en euros para que nuestro mecanismo financiero, que está agarrotado, empiece a funcionar.

        Pero la cosa es que sea un remolque, perdón un rescate, y no un salvamento. La diferencia es obvia. Porque si llegamos al extremo de esta figura del derecho marítimo, se nos van a quedar con la mitad del barco y de la carga. Y eso sí que no. Así que vamos a ver si nuestro gobierno se pone en su sitio, no se lo hace por los pantalones y que nos ayuden, pero dentro de un orden. Porque España es mucha España, aunque de la mayoría de sus ciudadanos hay que decir que unos creen poco en ella y otros hasta quieren salirse, pobrecicos, que no saben en la que se meterían, sin un papá estado que les eche una mano, por muy al norte, al este o al oeste que estén.

En cuanto a los bancos españoles, cabe decir que en estos momentos dan pena y no se salva ni Dios de esta calificación.

En tiempos, cuando uno tenía una tarjeta oro, por ejemplo con 18.000 euros de límite (les aseguro que las había y muchas), pues podía ir a cualquier banco y sacar, por ejemplo, 6.000 euros. Pruebe Ud. ahora, porque es su dinero y quiere obtener 5.000 euros por ejemplo, pues para comprar un reloj un poco bueno. Pero quiere pagar al contado. Pues no hay manera. Va Ud. a su cajero y le da 300 euros diarios, o sea, lo que cuesta una habitación un hotel bueno. Y si se le ocurre acudir a su banco para sacar 9.999 euros en efectivo, seguro que le miran como a un bicho raro, aunque Ud. tenga en su cuenta mucho más. Y además le van a decir que no tiene el dinero. Que pase mañana y que avise antes.

Como los bancos españoles ahora viven sólo de las comisiones y los directivos están aconojonados y sin saber que hacer, no le dejan a nadie ni un euro, alegando que la demanda no es solvente. Y eso, aunque les lleves un palacio en garantía, porque te dicen que ya tiene tres o cuatro producto de sus rapiñas (perdón de sus créditos hipotecarios).

O sea, que o cambiamos a los bancarios o creamos unos bancos de verdad que apoyen al pueblo o estamos bien jodidos. Aunque siempre nos queda volver a la economía del trueque y que los bancos españoles se vayan a prestarle dinero a los esquimales, que garantizan con pieles de oso, foca y zorro polar. Y de eso nuestro bancos no tienen y a lo mejor les sirve.

Así que lo que va a pasar es que la Unión europea les va a soltar una porrada de millones a los bancos españoles, pero les apuesto a que los ciudadanos de a pie no vamos a ver ni un euro.

Y esperemos que el precio a pagar por España sea el de un remolque y no el de un salvamento. He dicho.

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