lunes, 22 de junio de 2009

LA REVUELTA DE IRAN

El régimen de los ayatolás empieza a temblar, como lo hizo en su día el del Sha. Si lo del dictador era malo, lo de los clérigos no le va a la zaga.

La revuelta popular, protagonizada sobre todo por gente muy joven, tiene la nota curiosa de que el líder máximo, Musaví, ya fue mandatario en su día y nada menos que durante el terrible período de la guerra con Irak, aquella en que Jomeini mandaba a los niños con una llave de plástico colgada al cuello, para que supieran que, en el caso más que probable de que murieran bajo el fuego enemigo o limpiando un campo de minas, a base de pisarlas sin control, tenían el cielo asegurado, porque para eso les daba la llave.

La pelea ahora está en realidad en las altas esferas. El sistema y la mentalidad del pueblo no permite más. El esquema de poder de la Revolución chiita le otorga desmesurados poderes ejecutivos a Jamenei, quien tiene a sus órdenes directas a los guardias de la revolución, incluyendo la base de basiyis con licencia para matar (y parece ser que son los que están llevando a cabo el trabajo más cruel) y su propio ejercito de pasdarán, con unos efectivos de 350.000 hombres armados hasta con misiles. Por si esto fuera poco y a través de los mecanismos de designación directa e indirecta, controla el Consejo de guardianes, de cuyos 12 miembros elige directamente a seis clérigos e indirectamente a seis juristas. Controla también de forma directa con la designación de 2.000 cargos nada menos, el ejército regular, los medios de comunicación, la judicatura y de forma indirecta el parlamento del cual puede votar candidatos y vetar leyes, la presidencia, pudiendo vetar asimismo a los aspirantes.

Así que está claro que, en realidad, las elecciones no representan demasiado, en una "democracia teocrática" como la descrita. En realidad los que mandan son los clérigos y por eso el único peligro político real que tiene en estos momento Jamenei es la Asamblea de expertos, ya que, aunque su cargo es de por vida, són los únicos que pueden removerlo. Y ahí está el otro peso pesado, Rafsanyaní, cuyo hombre parece que es Musaví, así como el de Jamenei es el actual presidente Ahmadineyán.

Y en estas, con un sistema político tan controlado, van los que están en el poder y se les ocurre hacer trampas en las elecciones. Y el pueblo iraní, que de verdad piensa que vive en un país democrático se queda sorprendido de que el actual presidente haya podido ganar con tantos millones de votos de diferencia. Y lo que ha seguido ya lo saben Ud. ¿Y que va a pasar ahora? Lo más curioso es que nadie dice estar contra el régimen, pero el clérigo jefe ya ha advertido de que va a emplear la mano dura y si se pone tiene todos los medios para ello. Lo más probable es que se produzca un baño de sangre y que las cifras de muertos dadas hasta ahora van a resultar ridículas.

Pero cualquier avance de libertad en la rígida y reprimida sociedad iraní, será tomado como una victoria por las masas de gente joven que son las que están luchando en la calle y el régimen puede acabar siendo como un enorme y pesado barco, al que le abre una pequeña brecha en el casco, por debajo del sistema de flotación. El agua empieza entrando a presión y la via de agua se convierte en riada incontenible hasta hacer naufragar al navio. Los jóvenes han respirado un poco de aire puro en el período electoral y ahora querrán más. Rafsanyaní y Musaví están atentos y al quite, dispuestos a derribar al actual lider y su primer ministro. Y si lo consiguieran, le tendrían que dar la vuelta a la resesa y encorsetada revolución iraní. Lo que puede venir es otra revolución dentro de la revolución. Si es así, hay que esperar que sea para bien de los iraníes, con su cultura milenaria y del resto del mundo, pues el único camino de cambio será sin duda hacia algo más de libertad y menos de fanatismo. La cosa está tan fea y tan aquilosada, que les va a ser bien fácil mejorar un poco, si consiguen darle la vuelta al poder.

1 comentario:

  1. Felicítolle polo seu articulo co cal identifícome e é por iso que me gustaria coñecer a súa opinión acerca dos seguintes:
    ¿Cre que os que protestan serian mellores?
    ¿Cre que un pais así pode ser gobernado sen a dureza e crueza que o fan ali e noutros pises árabes?
    A min me gustaria que fose así pero teño dúbidas e vostede Sr. Civis Mundi?

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