domingo, 6 de diciembre de 2009

LA PEPA, TREINTA Y UN AÑOS

Y nuestra Carta Magna, la Constitución española de 1.978, ya ha pasado la treintena. Esa es una edad seria, en donde la gente de este pais ya empieza a pensar en serio en hacer una familia, en trabajar duro. Ya quedan atrás en muchos casos, la movida de la noche, el botellón por supuesto. Ya se entiende bien que vivimos en una sociedad democrática en donde disfrutamos de muchos derechos, pero tenemos también un porrón de obligaciones y deberes. En fin, es una edad estupenda para una persona, pero para un texto fundamental son todavia muy pocos años.

Con todo, esta Constitución es la que ha aguantado con mucho más tiempo en nuestra breve historia democrática y hasta cabria decir que es la única que ha tenido un más que razonable grado de cumplimiento por parte de los españoles.

Como novedad en las celebraciones, por primera vez un presidente autónomo vasco asiste al solemne acto oficial. Creo que sólo han faltado los representantes de algunos partidos nacionalistas. Allá ellos si se autoexcluyen de la fiesta. La inmensa mayoría del pueblo español está con su Constitución que, entre otras muchas virtudes, tiene la de haber permitido que se cree un estado semifederal en donde tienen cabida todas las ideas políticas, menos las que son básicamente enemigas de la democracia. Como ha dicho Pachi Lopez, sin Constitución no habría ni autonomías, ni sus presidentes, ni gobiernos autonómicos, ni se habrían potenciado las lenguas oficiales históricas, ni nada de nada.

Sólo hay una cosa que chirria y me entristece en este momento como demócrata español y es la actuación errática e indecisa del Tribunal Constitucional, que no ha sido capaz de sacar adelante una sentencia tan importante como la del Estatuto Catalán en más de tres años.

Esta Ley Orgánica fue claramente un intento de modificar la Constitución Española, saltándose el procedimiento legislativo correcto. Espero que ahora el TC no haga lo mismo, porque le haría una flaco favor a nuestra Norma Básica que precisa de un Tribunal último que la interprete correctamente y con rapidez y claridad. Los juegos de palabras, los voluntarismos, los vaivenes jurídicos del Tribunal Constitucional, no convienen para nada a nuestra democracia. Si algun partido político o la gran mayoría de la opinión publica quiere que se modifique, hagamos un gran debate a todos los niveles. Oigamos la voz del pueblo soberano. Oigamos las propuestas...y sigamos el procedimiento que la misma Constitución establece. Todos saldremos ganando.

Y mientras tanto, feliz cumpleaños y ¡viva la Pepa¡

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