viernes, 5 de marzo de 2010

LOS MAREMOTOS

Pues resulta ahora que en la tragedia del terremoto de Chile, han muerto tantas personas al parecer como consecuencia del tsunami producido por el seismo, que por el terrible fenómeno natural en sí.

También sobrecoge la cifra de muertos causados en Francia por el temporal, proveniente del Sur, de España, en donde afortunadamente para nosotros, la cosa no ha sido tan grave.

Lo más curioso de este asunto es que, así como el seismo es imposible de preveer, no ocurre lo mismo con las fuerza del mar. Del movimiento telúrico es muy difícil librarse, más bien es una cuestión de buena suerte. Se aconseja abandonar los edificios y sus proximidades, salir a espacio abierto y subirse a alguna colina o punto alto. Por lo menos no te caerá nada encima, que es lo que produce más víctimas.

Pero es que con el mar es distinto. Una ola gigante, por mucha fuerza que traiga, no penetra más que unos centenares de metros en la tierra, dependiendo naturalmente de la configuración de esta y la solución es tan sencila como evacuar la costa y, al igual que en el caso del terremoto pero esta vez con total seguridad, subirse a un punto alto. En todo caso, alejarse del mar.

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. En realidad, tropezamos bastantes veces más, sin que seamos capaces a menudos de reflexionar, individual o colectivamente. Parece mentira que nadie se acordara del terrible tsunami ocurrido el 26 de diciembre del 2.004, que se llevó por delante cientos de miles de vidas humanas en muchos paises de Asia, como Indonesia, Sri Lanka o la India. Parece mentira que las autoridades chilenas no previeran el fenómeno y ordenaran desalojar la costa, al menos en una franja de doscientos o trescientos metros.

Hay un pueblecito marinero en Chile que ha dado ejemplo de cordura, organización y buen hacer. Antes de producirse la ola gigante, los bomberos y militares, pasaron por el sitio aconsejando a la gente con megáfonos que no saliera de sus casas. Los del pueblo, que son marineros de toda la vida y que al parecere ya tuvieron una experiencia similar hace bastantes años, hicieron caso omiso del estúpido consejo oficial y se dirigieron todos hacia un pequeño monte, pero de bastante altura. Llegó la ola asesina y como todos estaban refugiados en sitio seguro, sólo pudo hacer daño a las cosas, pero no a las personas. Además de esto, el pueblo se organizó para las labores más urgentes, como conseguir y repartir agua y alimentos. En fin, yo creo que dieron un buen ejemplo a todo Chile, mientras en otros lugares los malhechores se dedicaban a saquear hasta las tiendas de vino. Hoy es el día que duermen todas las noches en el monte, por si las moscas.

Tampoco los franceses han estado muy finos y han tenido unos cincuenta fallecidos, la mayoria de gente que murió ahogada en sus casas, porque el mar saltó los muros antiguos y las inundó.

En fin, ahora de nada vale lamentarse y sólo queda enterrar a los muertos, ayudar en todo lo que se pueda a los vivos, reconstruir lo dañado y, lo más importante de todo, tomar nota y aprender la lección de la naturaleza, para que el próximo tsunami, que vendrá, no nos pille desprevenidos, porque del terremoto no se libra nadie al momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario