lunes, 27 de septiembre de 2010

UNA HUELGA VIRTUAL

La huelga general siempre ha sido y se ha considerado como un instrumento revolucionario, propio de la lucha de clases, concebida para lograr paralizar un pais y hacer caer un gobierno y a un sistema político. En ese sentido, es el instrumento más enérgico de que disponen los sindicatos de clase para hacer patentes sus peticiones y reivindicaciones y su disconfomidad con una determinada situación política o social. Aunque es cierto que hay casos en la historia de huelgas generales protagonizadas o inspiradas por la derecha más reaccionaria (recordemos el caso de las huelgas en Chile contra el Gobierno de Salvador Allende, detrás de las cuales estaban los poderes fácticos más antidemocráticos e incluso la Cia), la realidad es que han sido los partidos y sindicatos de la izquierda, comunistas, socialistas y anarquistas, los que las han impulsado y protagonizado de forma tradicional.

Pero para que una huelga de este tipo represente realmente un poder importante de cambio en cualquier régimen político, requiere, antes que nada y a mi juicio, dos elementos, uno que sea seria y otro que sea durable. Me explicaré. No se puede considerar creíble una huelga convocada con un espacio de tiempo casi tres meses, desde que se produjeron sus alegadas causa. La reacción de nuestros sindicatos españoles ha sido tímida y tardía, con lo cual el efecto real de la medida decae de forma importante. La otra característica de la seriedad de una huelga es que realmente sea seguida y sentida por la gran mayoría de los elementos sociales, que deben de estar dispuestos a sacrificar por esta medida cuestiones importantes, sobre todo de índole económica. Esto entronca con el otro punto a que me refiero, que es la duración. Una huelga de 24 horas, anunciada con varios meses de antelación, pactada claramente con el poder político y protagonizada por sindicatos que forman además parte del mismo aparato que gobierna, del cual reciben importantes subvenciones, no puede ser seria. Naturalmente que habrá mucho sectores que la secunden, pero ello se deberá por una parte a la misma inercia social, en la cual no serán despreciables el factor del miedo a los incidentes, como siempre protagonizados por los mal llamados “piquetes informativos”, que todos sabemos lo que informan y cómo lo hacen, y por otra a que lo que está en juego desde el punto de vista de la economía personal es algo bien poco importante como es un solo dia de trabajo.

Mi opinión es que nuestros sindicatos de clase, claramente desfasados de la realidad social actual y mucho más amigos del poder de lo que parece, a cuya teta se amamantan, lo que han tratado es de “salvar la cara” frente a su público real y potencial. Y que el 29 de septiembre pasará sin pena de gloria, sin que el Gobierno de la nación modifique un ápice sus posturas en la reforma laboral que, por otra parte y como saben perfectamente los líderes sindicales que convocan la jornada de paro, viene impuesta por la situación económica y las directivas europeas, de las cuales ya no se libra nadie en este país. He dicho.

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