domingo, 7 de noviembre de 2010

EL BLUFF DEL PAPA

Pues el Papa de Roma ha llegado, ha saludado, ha soltado su sermón, ha rezado, ha abrazado a la estatua del Apóstol, ha celebrado misa…y se ha marchado por donde vino.

Si uno lee su discurso, se encuentra con más de lo mismo, es decir, lugares comunes de la Iglesia Vaticana, para la que parece que no pasa el tiempo. Principios muy bonitos que ni cumplen ni han cumplido nunca desde la cúpula de poder del catolicismo, limitándose a propagarlos y poniendo como ejemplos a algunos de sus miembros de la escala básica esencialmente, que sí se los han creído y los han practicado. Muchos de ellos, desengañados de la maquinaria de poder económico social y político que es en realidad el estado vaticano, han llevado a la práctica los principios cristianos que Roma predica y no cumple, pero por su cuenta y a menudo sufriendo las represalias del derecho canónico, plenamente vigente aun hoy en día, así como la Inquisición, que, por si Udes no lo saben, sigue existiendo, lo que pasa es que ahora, en vez del Santo Oficio, se llama Congregación para la Doctrina de la Fe y es un órgano colegiado del Vaticano cuya función es custodiar la correcta doctrina católica en la Iglesia, que está definida según el Artículo 48 de la Constitución Apostólica sobre la Curia Romana Pastor bonus, promulgada por Juan Pablo II el 28 de junio de 1988. Esta Congregación es la sucesora de la antigua "Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición", fundada por Pablo III en 1542 bajo la influencia del Cardenal Giovanni Pietro Carafa, quien años más tarde se convertiría en el Papa Pablo IV, y en cuyo Pontificado el Santo Oficio se convertiría en su arma más poderosa. Renombrada por San Pío X en 1908 como "Sagrada Congregación del Santo Oficio" y a la que Pablo VI en 1965 le dio su nombre actual respondiendo a numerosas quejas sobre la Inquisición,1 aunque ha sido antecedido con el término Sagrada (Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe)2 hasta la promulgación de la Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana, que excluyó el adjetivo Sagrada de los nombres de las congregaciones vaticanas.

Y quienes dirán que era el Presidente de este simpático organismo de la Iglesia Católica? Pues el actual Papa, Cardenal Joseph Ratzinger, desde 1981 hasta que fue elevado a la categoría de Santidad.


Con estos mimbres, no es de extrañar que el Sumo Pontífice vea laicismo por todos lados y lo compare (no en su discurso, por supuesto), con el anticlericalismo español de la República y la guerra civil.

En realidad y como ya decía el que esto escribe en una artículo que se titulaba el “Los tres mosqueteros y el Papa”, lo que más teme en estos momentos la Iglesia Católica Oficial es al movimiento laicista, que poco o nada tiene que ver con el anticlericalismo. Aquí no se trata de gritar aquello de “Si los curas y monjas supieran, la paliza que van a llevar, gritarían con todas sus fuerzas, libertad, libertad, libertad”. Que no es eso, hombre, tranquilos. Que el laicismo es otra cosa, mucho más razonable y comprensible y con mucho más futuro por supuesto y afortunadamente que el anticlericalismo salvaje de los exaltados republicanos que se dedicaban a quemar iglesias, a veces con los curas dentro. Y así vino lo que vino, o sea la cruzada, en la cual tuvo mucha culpa la derecha y la iglesia españolas, ambas aliadas para defender sus privilegios, pero también la tuvo la ignorancia y el sadismo demostrado en el actuar de los otros.

Más afortunadamente, la Iglesia oficial católica también ha evolucionado hacia mejor y al Santo Oficio le han cambiado el nombre y ya no practica un oficio que nada tenía de santo como era torturar y quemar viva a la gente que no pensaba como ellos.

La realidad es que el viaje del Papa a Santiago no ha respondido a las expectativas creadas y ni se han juntado los 200.000 que se esperaban, ni los bares, restaurantes y tiendas han hecho su agosto en noviembre. O sea, 3 o 4 millones de euros tirados a la basura. Y yo digo lo mismo que uno de los “peregrinos” que han marchado de Santiago “A TEO”, para protestar. Que el Papa venga cuando quiera a Galicia, pero a ver si la próxima vez se lo paga él o sus correligionarios. He dicho.

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