miércoles, 17 de noviembre de 2010

LAS FOSAS COMUNES DE LA GUERRA

Yo tengo un tío que, con 18 añitos nada más, cayó muerto en el frente de Madrid, concretamente en Caravanchel, concretamente en una contramina de aquellas que se hacían para volar la mina, que pretendía volar la trinchera del enemigo. Naturalmente, nunca se encontró ni resto ni rastro del soldado y tampoco lo buscaron, como es lógico por otra parte en una guerra.

Ahora estoy pensando en solicitar su desenterramiento, aunque me temo que va a ser difícil, pues lo poco que quede de él estará mezclado con el hormigón de los cimientos de algún edificio o de cualquier otra obra que se haya podido realizar en el sitio.

Viene esto a cuento por la obsesión necrofílica que se ha destado en este país para buscar a los muertos asesinados de la guerra civil. Uno se pregunta si no sería mucho mejor y más ejemplificador, el colocar una placa en cada sitio con los nombre de los fallecidos violentamente y un recuerdo a su trágico final, para que sirva a las futuras generaciones de ejemplo de lo que no hay que hacer. Pero esto de andar removiendo en los huesos y gastando el dinero en pruebas de adn me parece, con todo el respeto para los parientes y allegados de las víctimas, un despropósito. Si se conoce el sitio, colóquese la placa commemorativa, con los nombres de los vilmente “paseados” y si alguno no está allí en ese lugar, pues no pasa nada, porque pienso que lo que importa realmente es el recuerdo. Y corramos página y dejemos de remover en la porquería histórica de la que todos los españoles fueron responsables, unos más y otros menos, por acción o por omisión. Tampoco está bien que sólo se estén investigando las tumbas de los muertos por los que se levantaron en armas contra la República, porque en este bando también existen crímenes y fosas comunes, que ellos, los del otro lado, tampoco están libres de culpa en la masacre.

Si hace poco criticaba al Papa por confundir (por supuesto que deliberadamente, anticlericalismo con laicismo), ahora me veo en la situación de hacer lo mismo con este tema de las fosas comunes. Dejemos a los muertos que descansen en paz y en el sitio en que cayeron, porque ese será su mayor honor, el permanecer para siempre enterrados donde una mano de Caín les quitó la vida de forma violenta y perversa. Es mucho más educativo, más simbólico y más barato.

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