domingo, 19 de diciembre de 2010

LA PRORROGA DEL ESTADO DE ALARMA

A fuerza de criticar al gobierno del Presidente Zapatero, de llamarle incompetente, ineficaz, improvisador e incluso mentiroso, mucha gente piensa, hasta parece que los del PP, que además de todo eso, son un grupo de tontos. Bueno, pues no. Según mi opinión, tanto el Presidente como Rubalcaba, son listos como ardillas y por eso están donde están.

Ahora acaban de prorrogar el estado de alarma con respecto a nuestros nunca bien ponderados controladores aéreos. Para ello han contado, como es preceptivo, con el apoyo del Congreso de los Diputados que, no lo olvidemos, representa la voluntad popular, o sea a todos nosotros, pensemos lo que pensemos y seamos de la ideología política que seamos. Esto funciona así.

Los argumento de los grupos que se han opuesto a la prorroga me parecen consistentes desde el punto de vista estrictamente legal y constitucional. Decía Rosa Diez en la televisión que no se pueden adoptar medidas tan excepcionales como la continuación del estado de alarma, solo con sospechas de los que dirigen a los aviones desde tierra podrían volver a hacer lo mismo. El gobierno tendría que haber dado datos concretos que fundamentaran la grave medida, que limita derechos fundamentales. Razón legal no le falta a la Sra Diez, pero olvida que, en más de una ocasión, el Parlamento español ha sacado adelante leyes en parte inconstitucionales, como más tarde se ha encargado de señalar en sus sentencias el tribunal constitucional. Valga de ejemplo el estatuto de Cataluña. Pero es que si alguien está facultado políticamente para llegar a los límites de la Constitución y aun a veces rebasarlos, es precisamente nuestro órgano legislativo. Esto forma parte del legítimo juego político del sistema democrático.

Así que el gobierno, muy inteligentemente, ha optado por lo seguro. Imagínense lo que sería un nuevo plante de los controladores en medio de las vacaciones de Navidad. Casi nada y lo de encima. Naturalmente, si esta nueva calamidad social volviera a ocurrir, el cabreo nacional sería de tal calibre, que esta vez las iras populares no irían sólo contra los insolidarios empleado de AENA, sino contra el Gobierno, que esta vez sí habría metido la pata sin excusa alguna. Y si los controladores se atrevieran a sabotear el servicio otra vez en la situación en que están, el Gobierno quedaría como el bueno de la película, además de poder tomar medidas enérgicas contra ellos.

Así pues, no le demos más vueltas. La prórroga del estado de alerta ha sido acertada y conveniente para lo intereses del país. ¿Qué ha sido tomada ad cautelam y que eso no se ajusta estrictamente a legalidad? Bueno, eso es discutible, pero no creo que en este país a nadie le importe que se limiten por quince días los derechos constitucionales de unos individuos que sabotearon el funcionamiento de nuestro espacio aéreo y de quien muchos pensamos que, por lo menos los organizadores del follón, deberían estar en prisión preventiva a esta alturas.

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