viernes, 21 de enero de 2011

LA ESPAÑA RIDICULA

Les contaré dos cosas, que nada tienen que ver entre sí, pero que reflejan y justifican a mi criterio el título del encabezamiento: La primera, es la historia del pinganillo del Senado. Ya saben Uds., la traducción simultánea de nuestras lenguas cooficiales. La segunda, la ida del Juez Pedraz a Irak por el caso Souto.

Del primer caso creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos opinamos que es un gasto inútil y excesivo en momentos en que España está aquejada de una fuerte recesión económica, con millones de personas en paro y con los comedores de la caridad, atendiendo cada día a nuevos clientes, que nunca sospecharon tendrían que llegar a tal extremo.

No me digan udes. Que no resulta grotesco tener que traducir el vasco, el catalán o el gallego, cuando tenemos una lengua común en la que nos entendemos todos. No sé si el esperpento del Senado llega a que la traducción simultánea sea también castellano para las lenguas vernáculas, porque ya sería el colmo, pero nada me extrañaría.

Lo más curioso de todo esto, es que se trata de espectáculos para la galería. O sea, que cuando sus señorías salen de la alta cámara y se van a comer juntos, en que piensan Udes. que hablan entre ellos? En castellano, claro.

Me acuerdo que con ocasión de una manifestación violenta de los independentistas gallegos, uno se volvió hacia la policía y les dijo: “hijos de puta” No dijo “fillos de puta”, como sería lo lógico en un nacionalista radical. Ni tampoco “filhos da puta”, dado que son lusistas. O sea que, cuando se cabrean, hasta se olvidan de la lengua mater, que es su gran ideal.

La segunda, también tiene su aquél. Que un juez español se vaya a estas alturas a un país tan peligroso como Irak, para investigar no se sabe qué de un hechos luctuoso ocurridos hace años, donde murió una persona (una más entre cientos de miles) y para un sumario que todos sabemos en qué va a terminar, o sea, en nada, es que manda truco. Aparte del gasto que eso supone y de lo evidentemente inútil de la diligencia judicial que se pretende, se corre incluso el riego de que a algún grupo de moros peligrosos, que allí abundan, les dé por hacer de las suyas y a la comitiva del Juez Pedraz le puede pasar de todo, desde que los secuestren y pidan un rescate, a cualquier cosa contra su seguridad que, desde luego, no les puede garantizar nadie.

Esta es la España que tenemos. La del pinganillo y la del Juez Pedraz. Pues que bien.

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