sábado, 27 de febrero de 2010

LA TOYOTA

Pues por fin compareció ante la comisión ad hoc del Congreso norteamericano el Presidente de la hoy mayor compañía de coches del mundo. Y dijo lo que tenía que decir. Con humildad y con astucia oriental, vino a explicar que si la Toyota está donde está y se ha merendado a todos los grandes, incluyendo a General Motors y a Ford, es por algo. Porque ellos trabajan en equipo, en buen equipo, es decir, tirando de la soga en la misma dirección y dando por sentado que pueden cometer errores, pero siempre con el norte de hacerlo lo mejor posible, cada día mejor, con la vista puesta en un sólo objetivo: servir al cliente con productos cada vez más perfectos e innovadores.

El buen señor podría haberse quejado de que, con base en el fallo técnico detectado en un acelerador electrónico, en un caso aislado que le puede ocurrir a cualquier fábrica, se ha desatado una campaña excesiva y no exenta de envidia y mala leche contra la marca que fabrica los coches de serie de más calidad y avanzados técnicamente de la historia del automóvil.

Podría haberles dicho a los señores congresistas que en todas partes cuecen habas y que recuerden por ejemplo la famosa "prueba del alce", que obligó a la Mercedes a dotar a su clase A del sistema de control de estabilidad de los clase S, la alta de gama, para que nadie pusiera en duda que los pequeños coches de la marca de la estrella eran seguros, sin que por ello fuera llamado su presidente a ninguna comisión parlamentaria a contar que era lo que había pasado.

En fin, podría haberles explicado el de Toyota muchas cosas y conceptos técnicos que no iban a entender los de la comisión, sin tener al lado un asesor. O sea, podia haberlos enronado hasta el cuello, porque seguro que el hombre sabe de coches más que una enciclopedia técnica. Pero, en lugar de eso, se ha mostrado humilde, ha pedido disculpas por los fallos de la marca, ha dicho que piensan mejorar, que tal vez deberían de haber reaccionado más rápido y que procurarán que no vuelva a pasar. E incluso que él en persona prueba los coches cuando sale un nuevo modelo. Todo un señor, en suma y no como otros que han visto la oportunidad de darle caña al mono a ver si se le bajan los humos y la cifra de ventas a la empresa nipona, que es que con estos tíos de los ojos rasgados no hay quien pueda.

Y déjenme que les diga algo de la famosa avería del acelerador electrónico. Yo tengo un amigo que mandó desconectar el control de velocidad de su Mercedes, porque se pegó un susto morrocotudo al entrar en una curva sin que el coche redujera la velocidad. En lugar de aprender a manejar tan útil mecanismo, que se desconecta sólo con tocar el freno, el acelerador o la palanca de cambio y también la palanquita o botón de su propio control, optó por prescindir del progreso y no complicarse la vida.

Un acelerador, mecánico o electrónico, se puede bloquear, pero les aseguro que no es el fin del mundo, porque la cosa es tan sencilla como poner punto muerto y cortar el encendido y el motor se para y el coche también, porque no queda sin frenos. Y cuaquier conductor debería de estar preparado para hacer algo tan sencillo.

En fin, yo creo que la culpa es de Toyota, no por el fallo de una pieza que seguramente fabrica una empresa auxiliar, sino por hacer unos coches tan buenos que todo el mundo se sorprende de que fallen en algo.

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