Pues tendría gracia, si no fuera dramático, los que está pasando en alguno barrios de la gran ciudad norteamericana. Se están produciendo ataques violentos contra latinoamericanos, particularmente mexicanos. Cualquiera podría pensar que el Ku Klux Klan ha reaparecido tan al norte del país y se dedica ahora a perseguir a la gente morena, que no negra.
Pues no, resulta que los agresores racistas son ahora negros de toda negritud. O sea, a los que antes perseguían los del capirote y la cruz ardiendo, se han convertido ahora de víctimas en verdugos. No obstante, como en todo ataque racista, existen características comunes en esta clase de delitos. Así, el móvil es xenófobo, contra una comunidad o una raza en especial, aunque esta clase de individuos descerebrados no suelen distinguir mucho en cuanto a nacionalidades. Otra nota de este tipo de agresiones es la cobardía, pues siempre atacan varios a una sola persona, para asegurarse el éxito de la agresión, además de que, desde el punto de vista sicológico, está demostrado que el racista en general precisa actuar en grupo, lo que le confiere más posibilidades de impunidad y además su ego y sus ideas racistas se afirman, al apoyarse unos a otros en su comportamiento criminal.
Lo malo de todo esto es que violencia llama a violencia y pronto veremos como los otros, lo agredidos, que tampoco son mancos, se radicalizan y se organizan para defender o atacar en su caso. Esto es lo más probable, teniendo en cuenta además que muchas de las personas que sufren estos atentados no los denuncian porque se encuentran en situación ilegal en el país. Y con la que está cayendo en EEUU con el tema de la inmigración, a ver quién es el guapo espalda mojada que acude a una comisaría de policía a denunciar que le han pegado unos negros..
La guerra está servida. Como no se tomen rápidamente medidas y bien enérgicas, el problema va a crecer y luego serán bien difícil pararlo.
sábado, 7 de agosto de 2010
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