miércoles, 9 de marzo de 2011

LA GUERRA DE GADAFI

Lo de Gadafi, ya empieza a oler. Refugiado en su último reducto de Trípoli, rodeado de su ejército de mercenarios, lanzando sus aviones sin puntería contra los rebeldes que pretenden derrocarlo, resulta patético, más de lo que siempre lo fué. Es una fiera salvaje acosada y acorralada, que sigue diciendo que morirá matando y que él mata poco, mucho menos de lo que dicen por ahí los perversos medios de comunicación, que mienten como cosacos, según la versión del tipo.

Así, se permite contraatacar, sobre todo empleando su aviación que, curiosamente, no atina con los objetivos, cuando es bien fácil para un aparato de guerra como es un cazabombadero, soltar sus bombas o misiles, con gran precisión, sobre todo en un desierto despejado como es Libia. Claro que los que parece que no quieren acertar ni matar a mucha gente son sus pilotos, que ya se ven venir lo que va a pasar. Su jefe está totalmente aislado desde el punto de vista político y diplomático. Ya no tiene ni embajadores que le representen. El Tribunal Penal internacional va a por él, anunciando su procesamiento y persecución por crímenes contra la humanidad. Los americanos, que pueden hacerlo caer si quieren en menos de una semana, están a la espera de que la ONU se pronuncie, cuyo Consejo de Seguridad puede aprobar en cualquier momento una intervención militar (aunque China y Rusia no parecen estar por la labor) o bien contar al menos con el apoyo decidido de la OTAN y sus bienes han sido embargados en todo el mundo, al menos los conocidos.

Lo tiene tiene crudo Gadafi, pero mientras cae y no cae, su pueblo sigue sufriendo, el petróleo subiendo y todo el mundo pendiente de lo que va a pasar. A mí me parece que lo lógico sería, al menos por el momento, una intervención decidida de ayuda por parte de los que pueden y quieren darla, es decir, las potencias occidentales, con aportación de alimentos, medicinas, apoyo logístico y sobre todo, armamento adecuado para que las gentes que se han rebelado contra el tirano puedan defenderse y atacarle para terminar con esta guerra, que ya dura demasiado. Ya se que la situación se presenta bien compleja, porque los que están combatiendo a Gadafi, tampoco ofrecen un panorama muy tranquilizador, pues falta la organización, la disciplina y sobre todo las cabezas pensantes, tanto políticas como militares, que tendrían que dirigir todo este batiburrillo semianarquista en que se ha convertido este país. Sobre todo, faltan líderes, dirigentes con las ideas claras, que las masas siempre necesitan en estos casos, aun cuando, una vez terminada y asentada la situación de anormalidad que siempre es una guerra, aunque sea pequeña como esta, estos puedan desaparecer o ser sustituidos por otros.

De momento, lo único que está claro en Libia, es que la mayoría del pueblo está contra Gadafi y quiere que se vaya, bueno ahora no, ahora lo que quieren es cargárselo más bien. Y luego, a ver que viene. Es el momento de ayudar en todo lo que se pueda, primero para terminar con el dictador y su régimen y luego para que los libios puedan comenzar una nueva época de paz y prosperidad. Pero para ello hay que construir un estado nuevo y moderno y esto no es fácil, pues falta la más mínima tradición democrática. Pero no es imposible. Decía Mao que el camino más largo empieza por un primer paso. Y los libios lo están dando. Hay que desearles lo mejor en ese sentido. Será bueno para ellos, para todo el norte de Africa y para el mundo en general, que está pendiente ahora de lo que pase en este pequeño país árabe.

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