domingo, 2 de agosto de 2009

LA ETA OTRA VEZ

La organización criminal vasca ha vuelto a matar. En el caso de Burgos hay que felicitarse de que no haya habido más que heridos leves, pero si no estamos lamentando a estas alturas una tragedia de muchos muertos, donde habría mujeres y niños, no es porque no se lo hayan propuesto. Simplemente, el atentado no salió como ellos habían proyectado, seguramente por razones técnicas. La furgoneta estaba algo distante del edificio de la Guardia Civil y se trata de un espacio muy abierto, de forma que la honda expansiva perdió fuerza en relación a la gran cantidad de explosivo utilizado.

Es cierto que la Eta está debilitada por las actuaciones del estado de derecho. Cierto que las fuerzas de seguridad cada vez los indentifican y detienen con mayor rapidez. Los jueces y tribunales también han atacado a su corazón económico y político. Cierto también que se ha avanzado mucho en la unidad de las fuerzas políticas. Pero aun en tales condiciones, la realidad es que resulta muy fácil la más cobarde de las acciones terroristas, que consiste en colocar una bomba y escapar. Contra esto es muy difícil, por no decir imposible, defenderse técnicamente.

No obstante, la realidad es que la capacidad de ETA para hacerle daño a la sociedad española es solamente cualitativa, pero no cuantitativa. Quiere esto decir que, por mucho que nos duelan las muertes que causen, la banda no va a conseguir absolutamente nada, más que sus miembros acaben en la cárcel más tarde o más temprano.

Pero lo cierto es que los terroristas, todos ellos, los que matan y los que justifican o no condenan los atentados, que son de la misma calaña moral, tienen asumido que en un momento determinado pueden acabar con sus huesos en prisión. Y aunque esto no les guste evidentemente, tampoco les asusta ni les desmotiva. Entre otras cosas, porque en los hoteles del estado les están esperando varios centenares de camaradas, que los van a apoyar y a recibir como heroicos luchadores por la causa en la que ellos creen y por la que hacen lo que hacen.

Así pues, la solución policial y judicial es buena y hay que seguir dándoles duro, pero es evidente que no se va a conseguir con ella acabar con los atentados, sobre todo cuando las encuestas revelan que hay un tanto por ciento muy elevado (del 10 al 15 de los jóvenes vascos), que simpatizan con las actuaciones del grupo criminal. Es decir, hay cantera y eso se puede ver cada día porque los comandos que se detienen están compuestos por indivíduos más jóvenes, casi siempre provenientes de la lucha callejera, la kale borroka, en donde empiezan a foguearse. Es una situación absolutamente lamentable, que sólo se podrá corregir el dia que ellos mismos se den cuenta de su error y pasen a defender sus ideas por metodos alejados de la violencia. Y esto es muy difícil en mentes fanatizadas como las de los etarras y sus compañeros de viaje.

Así que todos sabemos que van a seguir asesinando según su estilo, de forma cobarde, es decir, sin correr el riesgo de que la víctima les replique. Y la democracia, la de todos los españoles, la mejor que hemos tenido en toda la historia de este sufrido país, de la cual los asesinos de ETA también se benefician y viven de ella, seguirá enterrando a sus muertos con todos los honores, indemnizando a las victimas o a sus familias y arrinconando política y socialmente a todos los iluminados, fanáticos e ilusos que creen de verdad que están en guerra con el Estado español, cuando si eso fuera cierto los que estarían enterrando a sus muertos serían ellos y el resto estarían en campos de concentración.

El estado de derecho español, fundado en la Constitución de 1.978, que es la de más larga duración de la historia española, continuará contestando a las bombas y las pistolas con la fuerza de la ley democrática y, aunque a algunos pueda parecerles lo contrario, a la larga será la democracia quien gane la partida. Entre otras muchas razones, porque es el único camino que tiene verdadero futuro.

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