VASCONGADAS. LOS NACIONALISTAS EN SU SITIO

Las consecuencias directas de haber echado del poder al PNV se están viendo ya. Una de ellas y bien significativa, es que los aberchales están perdiendo terreno en la calle. Hasta aquí, la calle era suya, sobre todo el barrio viejo de San Sebastián y no tanto por su poder específico, sino por el que les otorgaba el pasotismo de la policía vasca, que seguia las instrucciones del comisario político nacionalista de turno que no eran otras que el “laiser faire laiser paser”. Naturalmente que esta policía, como todas las españolas y las del mundo están para cumplir y hacer cumplir las leyes y en el caso de España, para proteger las libertades y derechos de los ciudadanos.

Cuando la ertzaintza se ha puesto a cumplir de verdad su misión, los resultados son fantásticos. Resulta que en las calles del llamado casco viejo de la ciudad de la concha, donde la mafia de los nacionalistas extremistas parecía dominar, sólo se han atrevido a salir a la calle unos 200 chavales, para enfrentarse con la policía. Naturalmente, las fuerzas del orden público los han dominado con facilidad. Pero a la vez que les zoscaban como es su trabajo, iban quitando pancartas y pegatinas, dejando la calle libre de propaganda batasunera.Yo creo que muchos de estos policías de rojo uniforme están ahora mucho más contentos de cumplir con su labor porque se sienten respaldados por su jefes.

Tenía que ser desmoralizador aguantar las pedradas, los insultos y las amenazas de los trogloditas proetarras, sin poder hacer nada, por haber recibido órdenes superiores al respecto.

El gobierno vasco está actuando en la línea correcta y democrática y los buenos resultados se están viendo ya. Hay que seguir así y si el PNV quiere negociar con ETA, pues que lo haga, porque parece que se entienden bastante bien. Y que le traiga al estado español una solución en nombre de los asesinos descerebrados, que sólo puede consistir en su rendición incondicional y en esperar que el pueblo español, el demócratico y sufrido pueblo español, les conceda alguna gracia penitenciaria a cambio de que dejen de matar.