miércoles, 23 de junio de 2010

LA LIBERTAD Y LA MUJER ISLAMICA

Resulta curioso que la mujeres que llevan las prendas características y tradicionales de la mujer musulmanas, a veces con cultura universitaria, mafiestan que ellas son libres para hacerlo y que no encuentran ninguna contradicción entre su condición de mujeres y esos vestidos, que reflejan en realidad costumbres antiguas de los pueblos o etnias a las que pertenecen.

Es chocante en primer lugar, el concepto de libertad que alegan, cuando normalmente viven en una ambiente familiar en que reina cualquier actitud, menos el de la libertad de hacer lo que quiera cada miembro del grupo. Demostrarían que de verdad viven en libertad si pudieran hacer lo contrario de lo que hacen, sobre todo delante de su familia, o sea quitarse en público el trapo que las cubre y volver a ponérselo, aunque sea por un momento. O dejarse fotografiar de tal guisa.

Hace muchos años, en una visita a la isla de Goré, en Dakar, Senegal, visité la casa del esclavo, de donde salieron millones de africanos para ir a trabajar, obligados y en condiciones terribles, a las tierras del nuevo mundo. El nativo que enseñaba la casa no tenía inconveniente en colocarse unas cadenas que tenía a tal fin, para que los turistas lo pudieran fotografiar. A mi aquello me pareció un insulto a todos su congéneres, que padecieron una de las mayores lacras de humanidad como fue la esclavitud.

Los esclavos africanos no fueron felices, como es lógico, cuando los secuestraron, los apartaron de sus tierras y sus familias y los llevaron a latigazos a otros lugares para ellos desconocidos e inhóspitos. Pero las sucesivas generaciones, nacidas ya en tan ignominiosa situación, la consideraban normal y si se escapaban o surgían a veces rebeliones, no era tanto para salir de su condición de sometimiento a otros hombres, sino porque los amos abusaban en todos los sentidos de los seres que consideraban inferiores.

Con las musulmanas pasa algo parecido. Ellas creen estar ejerciendo su libertad, pero en realidad lo que están demostrando es su sometimiento al hombre, que no tiene obligación de taparse el pelo ni la cara. Así, para mi está claro que la revolución pendiente del mundo islámico es la de la mujer. Por desgracia y de eso sabemos mucho también en el mundo cristiano, la mujer mahometana suele ser más machista que el hombre y no solo está de acuerdo con estas costumbres discriminatorias y que atentan contra la dignidad de la persona, sino que es precisamente quien más defiende la tradición y se la transmite a la prole, con lo cual costumbres que habría que desechar por contrarias a la igualdad de derechos entre los sexos, se perpetuan y con tal fuerza, que ni siquiera la cultura adquirida en las universidades occidentales puede con ellas.

Yo estoy convencido de que esto cambiará algún día y regiménes como los de Irán o Arabia Saudita sufrirán revoluciones, siempre sangrientas, como ha ocurrido históricamente en los países de religion Cristiana, que terminarán o al menos paliaran las injusticias que sufre la mujer en esos sitios.

Mientras tanto, mi opinion es que en España aceptemos todos estos ropajes cuando ellos acepten la minifalda en sus paises, aunque solo sea las de las turistas. He dicho.

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