miércoles, 30 de junio de 2010

EL ESTATUTO DE CATALUÑA

Pues ya se lo han pensados los señores magistrados de nuestro más alto Tribunal. Cuatro años para dictar una sentencia, que tampoco era tan difícil como la pintan. El mayor problema de todo esto, no es lo que diga o deje de decir el TC, sino que, durante tan dilatado espacio de tiempo el estatuto ha estado vigente, el Parlamento catalán ha legislado a su amparo un montón de disposiciones y ahora que “le quiten lo bailao”, es decir, que a ver quién es el guapo que le da marcha atrás al reloj de la historia.

Que muchos artículos de este estatuto chocaban frontalmente contra la Constitución española de 1978, lo sabía hasta un estudiante de primero de derecho, o sea, que no hace falta mucha ciencia. Lo que hace falta son ganas y decisión para aplicar la norma suprema del estado español.

Por ejemplo, que la única nación que existe en España, es España y que su unidad es intocable y que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado (artículos 1 y 2 de la Constitución) es tan evidente, que sólo hay que saber leer para constatarlo. No hay que darle más vueltas.

Que el castellano es la lengua española oficial del Estado y que todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla, (Art. 3 de la CE) está bien claro también. Y así, un montón de cuestiones que ni deberían de tener que llegar al Tribunal Constitucional.

Si, eh! Y entonces…porque llegan tan a menudo. La explicación es muy sencilla. Porque nuestros políticos, en su afán de conseguir o conservar el poder, llegan a pactar alianzas con gentes que lo que quieren en realidad es cambiar la Constitución de 1978, según sus intereses políticos y electorales. O sea, que piensan muchos de ellos que la norma fundamental se puede acoplar, estirar o engordar, manejar en suma para que encaje con lo que ellos quieren. Y al pueblo español, que le den matarile.

Pero la Constitución Española es una cosa muy seria y que sólo debería de ser cambiada, si es que hiciera falta, que a mí me parece que no, al menos por el momento, cuando haya un gran consenso nacional, que empezaría por los partidos políticos, al menos los mayoritarios y la celebración de referéndum (los que hagan falta), para modificarla.

Los voluntarismos, sean de tipo nacionalista hispano o de cualquier otra clase, pueden resultar hasta graciosos, pero el imponer normas inconstitucionales a la gente, no tiene gracia alguna. No nos olvidemos de que la Constitución de 1978 es la que más años ha funcionado y de forma razonable, para regular la convivencia entre todos los españoles, lo cual resulta un mérito más que notable, teniendo en cuenta el mal resultado y la corta duración de todas las anteriores, que se han generado en la piel de toro.

Así pues, respetémosla, mientras esté vigente. Que jueguen limpio los políticos que quieren cambiarla por la puerta de atrás y sin contar con el pueblo español, en donde reside como dice la misma norma la soberanía nacional, es decir, la única que reconoce la CE, que es la de todos los españoles, no la de un grupo o una tribu más menos numerosa o bullanguera.

Mientras tanto, a este Tribunal Constitucional, sólo cabe reprocharle su lentitud en dictar una sentencia bien importante para el conjunto de las autonomías españolas y que va a marcar la senda de otros estatutos, como el gallego.

Decir también, que sería deseable para este país, que tiene problemas mucho más urgentes e importantes, como es el económico, que si la gente emplea un idioma u otro para expresarse, que acabemos de una vez por todas de definir el Estado español, para que, todos juntos, como debe de ser, podamos afrontar los retos que se plantean en este siglo XXI, no sólo a España, sino a todos los paises del mundo. He dicho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario