miércoles, 2 de junio de 2010

Nilüfer Çetin

Esta señora, con su marido, iban en el barco turco que fue asaltado por las tropa especiales israelíes, con el resultado de muertos y heridos que ya todos conocemos.

Hasta aquí, todo normal. Hay unos “cooperantes” por llamarles de alguna manera, que se empeñan en romper el bloqueo que Israel tiene impuesto a la franja de Gaza, con razón o sin ella, se montan en el barco y ¡hala¡, A ver que pasa. A ver quien puede más, si los judíos, o los enemigos de los judíos, porque evidentemente, amigos de los sionistas no iba ni uno en los barcos de marras. Lo que tenía que pasar, pasó y que los barcos no iban a pasar, estaba cantado. Es decir, que todos los que se embarcaron en la aventura sabían que aquello iba a terminar mal, probablemente a palos. Bueno, terminó peor, o sea, a tiros.

Pero todo esto, como digo, entra dentro de la lógica de la confrontación entre judíos y palestinos, que se odian a muerte.

Lo que no es normal y revela toda una mentalidad de ignorancia fanatismo y desprecio por la vida de los más débiles, es que esta mujer, Nilüfer Çetin y el marido, como rayos se llame, que da lo mismo, se atrevan a embarcarse en la peligrosa aventura con su hijo de dieciseis meses. La tonta de la Nilüfer dice a la prensa que lo que quería es que su hijo jugase con los niños de Gaza y les llevase comida. Y yo digo que lo que querían esos padres era que les retiraran la custodia de un menor que ninguna culpa tiene de haber sido progenitado por seres descerebrados y fanáticos, que no dudan en poner en peligro la vida de un bebé (y el peligro fue real, como todos sabemos), para respaldar sus convicciones políticas o religiosas. Alguien tendría que explicarle a toda esta gente que no duda en exponer a sus hijos pequeños delante de los tanques o los fusiles del enemigo, que su conducta es simplemente inhumana y repugnante, que los niños no son de su propiedad y que tampoco se pueden utilizar como escudos humanos o como posibles víctimas que se refrieguen en la cara de los judíos y salgan en la prensa cuando son heridos o muertos.

Dejen Udes. a los niños en paz, fuera del conflicto, a salvo en la retaguardia y si Udes. se quieren ir a pegar con los otros, pues vayan solos. Y los bebés, con las abuelas o con quien los trate como niños inocentes, que es lo que son. He dicho.

1 comentario:

  1. Me parece muy valiente su artículo y sería conveniente que todos meditaramos sobre la perversión moral a la que se llega en defensa de ideas que si bien pudieran tener justificación, pierden su legitimidad cuando no se repara en nada con tal de defenderlas.

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