jueves, 14 de octubre de 2010

EL DERECHO AL ABUCHEO

Y ahora está la polémica sobre los silbidos y abucheos que se produjeron el 12 de octubre, en el desfile de las fuerzas armadas. Aparte de que parece fueron organizados por alguien de un determinado color politico, resulta que ha nacido un debate acerca de si suponen o no la libertad de expresion, ejercitada por alguien que no está de acuerdo con alguien al que trata de abochornar en publico. No importa que se trate de una ceremonia solemne, donde se recuerda a los caidos por España. No importa que esté presente el Rey ni las máximas autoridades del Estado. No importa que se esté realizando un homenaje a la bandera, que se supone nos debe de representar a todos. Abuchea, que algo queda.

Para mí, la cuestión es muy simple, es un problema de educación o más bien de falta de ella, fomentada por la acción y la impunidad del grupo. Se imaginan a una sola persona, o a dos, abucheando y silbando en tales ocasiones?

La gente que silba y abuchea a otros, sean de derechas de izquierdas o de cualquier cosa y que siempre lo hace en grupo, a mí me recuerda cuando se escupía en el suelo y en todas partes había escupideras para evitar que los esgarros nos hicieran patina por las aceras. Me recuerda a los tiempos en que todos (mea culpa) tirábamos las bolsas de la basura en el monte, desde el coche, cuando volvíamos de pasar el fin de semana en nuestros flamantes chalets o casas de campo.

Igual que les da por abuchear, yo propongo otras clases de protesta, igualmente grosera. Por ejemplo, que todos los del grupo, porque solo se abuchea en grupo, se den la vuelta, bajen los pantalones o suban las faldas y enseñen el culo al personaje al quieren molestar. También propongo que todos los del grupo de abucheadores se pongan a mear mirando al lugar donde se encuentra el “molestando”, o también que se desnuden todos públicamente en señal de protesta.

Los que abuchean y silvan en un acto publico, dirigiendo sus malos modos contra personas que nos representan a todos ( a ellos también) y que han sido elegidas democráticamente, no se dan cuenta de que mañana habrá otros abucheadores que se lo harán a sus adláteres.

En fin, que estamos ante una cuestión de simple educación cívica, de saber respetar a los demás. Pero aquí, en este país de la piel de toro, todavía nos queda un largo camino para entender estas cosas. Sobre todo cuando vamos en rebaño. Paciencia y que Ud. abuchee bien.

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