viernes, 15 de octubre de 2010

Y LOS 33 SALIERON

Se puede decir que han vuelto a la vida, porque allá estaban, enterrados en lo profundo de una mina, condenados a morir, en la más angustiosa de las situaciones. También que la falta de tecnología y de medidas de seguridad, en unas instalaciones que no cumplían con las mínimas exigencias para ayudar a salvar a los mineros en casos de derrumbes como el que ha sido origen directo del accidente, les encerró en un callejón sin salida. También está claro que ha sido precisamente la alta tecnología de que se ha dispuesto, la que los ha librado de una muerte segura y terrible.

Así pues, todos contentos y el enorme esfuerzo llevado a cabo por las autoridades chilenas, particularmente por su Presidente, que se ha comprometido personalmente en una tarea de titanes, recurriendo a todas las posibilidades que haber pudiera para salvar la vida de los encerrados, se ha visto culminada por el éxito más absoluto.

Pero a cualquiera se le ocurre que si todos los enormes medios empleados para la operación de salvamento se hubieran usado para prevenir antes que curar, es decir, para hacer cumplir a las minas chilenas unas mínimas condiciones de seguridad, tal vez se podría haber evitado la catástrofe. Es de esperar que este histórico episodio suponga el principio de una política exigente con las empresas que explotan la mayor riqueza chilena, que es precisamente el producto de las entrañas de la tierra.

Decian nuestros mineros del carbón, que andan revueltos y preocupados por su incierto futuro, en un reportaje de la televisión, que la mina es un ser vivo, que se mueve constantemente y al que hay que estar vigilando y cuidando sin descanso, pues por cualquier parte puede surgir el peligro para el hombre que baja a sus profundidades a escarbar y extraer sus riquezas.

Chile le ha dado un ejemplo al mundo de solidaridad y esfuerzo por salvar a unas personas que estarían condenadas con toda seguridad en la misma situación y en otros lugares. Cabe recordar sin ir más lejos, el accidente en la mina de Pasta de Conchos, en México, donde murieron más de 60 trabajadores y en donde, según el periódico La Jornada de Veracruz, el gobierno y la empresa se pusieron de acuerdo para no hacer nada, aunque los mineros estaban encerrados solamente a 150 metros de la libertad.

Por algo Chile puede presumir de ser el país de Sudamérica que mejor funciona. Sólo hay que recordar el reciente terremoto y que prácticamente ni recabaron ni necesitaron ayuda exterior, a pesar de la enorme destrucción que sufrieron.

El gran esfuerzo llevado a cabo para el salvamento de los 33, la buena organización, lo insuperables medios técnicos empleados, han culminado con el éxito absoluto del operativo, que ha conseguido su finalidad mucho antes de lo anunciado y que nos demuestra algo que se olvida con frecuencia: querer es poder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario